37.- Hacedores de maldad

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no del de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto, ya!; pero eso no sucederá todavía mientras nosotros no hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25). ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5). 

 

HACEDORES DE MALDAD

(Solo para ministros de la iglesia)

 

1 Es muy conocida esta cita bíblica en la que Jesús predice lo que le ocurrirá a muchos ministros en el día que se presenten delante de Él para ser juzgados. No obstante lo anterior, estoy persuadido de que ninguno de ellos se siente aludido,  que nadie cree estar en esa situación fatídica.

 

2 Vamos a reflexionar sobre estas palabras referidas en Mateo 7:22-23 y  Lucas 13:26-28. En primer lugar Jesús dice “muchos”, lo cual significa más de la mitad. En segundo lugar Jesús se refiere a personas que en la iglesia se desempeñan como ministros, pues profetizan, liberan y hacen milagros; pero aunque tengan fe como para que hagan tales señales (Marcos 16:17-18), Jesucristo les rechazará porque esas son las obras que a nadie pueden salvar (Efesios 2.6-10). Por último, Jesús se refiere también a ovejas que han participado de la Cena del Señor, han comido Su Cuerpo y bebido Su Sangre, y a ministros que cuando predican afirman que es Dios quien está hablando a través de ellos.

 

3 Para poner un ejemplo que nos ayude a captar la proporción de esta cantidad (“muchos”), piense usted en 10 ministros de los que conoce, y si usted es ministro, inclúyase en la lista. De esos 10 ministros, ya sean apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, diáconos, ancianos, obispos; concluyentemente por lo menos 6 estarían viviendo de tal manera que hacen lo malo; pero no se identifican a sí mismos ni las ovejas de la congregación los descubren. Es más, seguramente los integrantes de ambos grupos pensarán que no existe ese tipo de ministros, o que si acaso los hay, estarán en otras iglesias; pero no en la suya.

 

4 Ahora bien, Jesús dice que es necesario probar a los ministros por sus frutos (Mateo 7:20), y en esa puesta a prueba encontraremos que “muchos” son engañadores, impíos y mentirosos (2ª. Juan 7, Judas 4 y Apocalipsis 2:2), los cuales predican a Cristo,

 

  1. Unos por envidia y contienda (Filipenses 1:15),
  2. Otros para agradar a los hombres, (Gálatas 1:10b),
  3. O a sus propios vientres (vanidad de sí mismos) (Romanos 16:18 y Fil. 3:19)

 

por lo cual no siendo en realidad siervos de Cristo, es totalmente entendible que Jesús les vaya a decir: “No los conozco”.

 

5 Pues bien, como existe ceguera en las ovejas y aún en los ministros para discernir entre el bien y el mal (Hebreos 5:14b), mencionaré a continuación algunos casos que ayuden a entender este asunto tan delicado e importante.

 

CASO 1: EL PASTOR QUE “DESCUBRIÓ” UNA FALSA SANIDAD

 

6 Hace poco me platicó lo siguiente un hermano que según dice ha desempeñado los ministerios de pastor y de maestro: Una señora estaba viviendo en silla de ruedas, paralítica. Ella se enteró que venía a la ciudad un evangelista que hacía milagros por la oración, así que decidió ir a la “Cruzada de Sanidad y Milagros”. Esa noche, esta mujer se levantó de su silla y regresó caminando a su casa, alabando a Dios.

 

7 Entusiasmada con tan asombroso resultado, empezó a asistir a una iglesia, acompañada de algunos familiares. Estaban muy contentos todos ellos con el poder del Señor manifestado en sus vidas. Un día, el pastor de la iglesia se puso a platicar con ella y le dijo: “Hermana, ¿sabía usted que hay sanidades engañosas? “No”, contestó ella. Así que el pastor se puso a explicarle sobre ese asunto. ¿Y qué cree usted que haya sucedido con la señora? Por supuesto, está otra vez en silla de ruedas. ¿Y cuál es la fama del pastor después de este suceso? Los “fieles” de esa congregación, entre ellos el pastor-maestro que me platicó el caso, creen que es muy buen pastor, pues “tiene discernimiento” y sacó a la señora del error de  su falsa sanidad.

 

8 Pero este pastor es uno de esos “muchos” hacedores de maldad, pues no defendió a la oveja, sino al contrario la agarró y se la puso al lobo en el hocico para que se la comiera.

 

9 ¿Qué es lo que debería haber hecho este pastor? Si en verdad hubiera “discernido” una falsa sanidad (las cuales sí existen) debió proceder a realizar una sanidad verdadera, para lo cual era necesario enfrentarse a los demonios de la falsa sanidad y a los que habían causado la enfermedad, siendo así un pastor que está dispuesto a arriesgar hasta su propia vida por defender a una oveja (Juan 10:11). Pero este pastor en realidad es un asalariado del enemigo, el cual está viviendo de las ovejas que por no ser suyas, no le importan (Juan 10:12).

 

10 Lo que todo buen pastor debe hacer está detallado en Ezequiel 34:

 

  1. Apacentar a las ovejas, no a sí mismo,
  2. No comerse a las ovejas ni vestirse con su lana,
  3. Fortalecer a las débiles, curar a las enfermas, vendar a las heridas, volver al redil las descarriadas, buscar a las perdidas, no enseñorearse de ellas,
  4. No dejar que anden dispersas ni que sean presa de los demonios, etc.

 

11 ¿Por qué este pastor no hizo lo que debe hacer todo buen pastor? Porque se ama a sí mismo, no a las ovejas; porque no tiene fe, porque lo que él predica no es un evangelio de poder (1ª. Corintios 4:20), es otro evangelio.

 

CASO 2: EL VISITANTE QUE VENÍA A ROBAR OVEJAS

 

12 Este hermano es un misionero de Estados Unidos que realiza su ministerio en México. Proyecta una imagen de humildad, de alabanza y adoración al Señor en los servicios de culto. Estuvo visitando durante un tiempo cierta pequeña congregación, de la cual luego se salieron algunas ovejas, las cuales “casualmente” fueron a parar a la iglesia donde él es parte del liderazgo. Robar es un pecado, por lo tanto, este ladrón de ovejas es otro hacedor de maldad.

 

CASO 3: EL PASTOR QUE “INDUCÍA” LA CAÍDA DEL ESPÍRITU SANTO

 

13 En cierta ocasión llegó a una iglesia un evangelista cuya misión –según dice él- es predicar el Espíritu Santo a quienes ya han recibido a Jesús como su salvador. Tanto se ha especializado en este tema, que escribió un folletito acerca de las más de 200 funciones que realiza el Espíritu Santo en la iglesia. Es un predicador al estilo de Apolos: Muy elocuente, poderoso en las escrituras, de espíritu fervoroso, que hablaba y enseñaba diligentemente lo concerniente al Espíritu Santo.

 

14 Terminada la predicación, invitó para que pasaran al frente quienes quisieran pedir el bautismo en el Espíritu Santo. Se acercaron todos los presentes y él comenzó a orar en lenguas. El pastor de la casa por su parte, se acercaba a las ovejas para invitarlas a soltar la lengua, a no poner obstáculos al Espíritu Santo.

 

15 Comparemos lo anterior con la Biblia: Todos los casos narrados en el libro de los Hechos de los Apóstoles acerca de la caída del Espíritu Santo sobre los creyentes, demuestran que el Espíritu Santo es soberano, que sopla donde Él quiere y cuando Él quiere, y en ninguno de ellos vemos a los apóstoles pretendiendo “inducir” el bautismo en fuego. Incluso se refieren dos casos en los cuales los reunidos ni siquiera conocían acerca del Espíritu Santo (En la casa de Cornelio y con los Efesios cuando  Pablo fue por segunda vez a ellos).

 

16 Actualmente en muchas iglesias lo que se recibe como bautismo en fuego son meras simulaciones, experiencias emocionales inducidas por los ministros y muy aceptadas por las ovejas. Un acto verdadero de esta naturaleza, intrínsecamente trae consigo la transformación sorprendente de los bautizados.

 

17 Por lo antes expuesto, esto es otro caso en donde vemos la mano de los hacedores de maldad.

 

CASO 4: LA PASTORA QUE FORTALECÍA A JEZABEL

 

18 Sucedió en una iglesia donde se enseñaba que de acuerdo con el plan de Dios para la familia, el esposo es la cabeza de la mujer, es la autoridad del hogar, lo cual es correcto, lo dice la palabra en 1ª. Corintios 11:3. En ese tiempo el pastor descubrió que casi en todos los hogares la autoridad estaba siendo ejercida por la mujer, así que se predicó mucho acerca de esa situación, se compró más de un libro acerca de cómo funciona Jezabel en la iglesia y en el hogar, y se estuvo haciendo guerra espiritual contra ese demonio.

 

19 Los esposos, a quienes se denomina Acab (como el rey de Israel que no mandaba), estuvieron durante algún tiempo librando una lucha por deshacerse del demonio Acab que los tenía como minusválidos, mientras las esposas a su vez luchaban contra Jezabel que las tenía ejerciendo una autoridad que no les corresponde, y ambos             -marido y mujer- entablaron una lucha por derribarse mutuamente.

 

20 Pero sucedió que la pastora, esposa del pastor, por lo menos en el caso de una pareja, ella continuó dirigiéndose para todo a la esposa, ya fueran asuntos del ministerio, ya fueran asuntos de los hijos de la pareja, ya fueran inclusive asuntos personales exclusivos del esposo. Ignoró al esposo por completo, no le dio el lugar que Dios tiene para él, y de esta manera, cada vez que la pastora hablaba con la esposa, aunque la enseñanza y los consejos que le daban eran los correctos, el demonio de Jezabel salía fortalecido en la esposa, y se suscitaba un enfrentamiento con el esposo que por su parte intentaba recuperar su función de autoridad en el hogar.

 

21 Ocho años después de iniciada esta batalla, la esposa sigue siendo quien ejerce la autoridad en el hogar, y continúa presentándose la misma situación: Cada vez que la pastora habla con la esposa, Jezabel sale otra vez fortalecida.

 

22 Si desea usted conocer otras situaciones incorrectas en las iglesias, solicite el estudio completo “Líderes y cristianos parcialmente convertidos”.

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Febrero de 2012