9.- Estrategias de crecimiento

ESTRATEGIAS DE CRECIMIENTO

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Existe en la gran mayoría de los creyentes el anhelo de participar activamente en llevar el evangelio de la salvación a todas las naciones, para que nadie se pierda, sino que todos lleguen al arrepentimiento, al conocimiento de Dios, y puedan entrar al reino de los cielos.

 

  1. Este anhelo ha generado entusiasmo y pasión por las almas, de  tal manera que ha proliferado una gran cantidad de tácticas y estrategias que faciliten la consecución de tal fin. Definitivamente que los líderes de las iglesias tienen una gran capacidad de inventiva, de creatividad e imaginación.

 

  1. De esta manera se han puesto en práctica ideas que van desde la predicación individual o por parejas de casa en casa, aquellas que utilizan los eventos masivos para alcanzar a las multitudes en un solo día, hasta los que consideran –equivocadamente- que la tecnología es un arma indispensable para la proclamación del evangelio.

 

  1. Todas estas estrategias tienen de manera natural su mayor o menor éxito en cuanto al crecimiento numérico se refiere, del mismo modo que podrían surtir efecto en cualquier quehacer de la actividad humana. Dicho en otras palabras, ya se trate de un mensaje político, de una propaganda comercial, de un evento artístico o de un entretenimiento religioso,  cualquier estrategia humana que se utilice tendrá sus buenos resultados.

 

  1. En cuanto al crecimiento numérico de las iglesias, resulta que Dios ya tiene establecido  el “qué” y el “cómo”. Por lo tanto, los esfuerzos que realicen los líderes para desplegar cualquier estrategia imaginable que se les pueda ocurrir en su alta capacidad creativa, ya sea algo sencillo  o espectacular, delante de Dios es vanidad, porque como Dios mismo lo dice, los pensamientos de los hombres son vanos, y las ideas más brillantes de los hombres  no alcanzan lo insensato de Dios (1ª. a Corintios 1:25).

 

  1. Pero la naturaleza de esta vanidad tiene mucha importancia, pues no se trata solamente de una pequeña desobediencia, sino que, al preferir mis propias ideas y desechar el “qué” y el “cómo” de Dios, estoy levantando en la iglesia un altar, y colocando allí un ídolo de vanidad al cual tanto los líderes como la congregación le queman incienso (Jeremías 18:15), pues cada vez que se reúnen los creyentes, ellos alzan sus manos, aplauden, danzan, alaban y doblan sus rodillas enfrente del ídolo que se ha levantado, al cual en su ceguera espiritual no disciernen, y con sus ojos naturales no miran; pero allí está.

 

  1. La estrategia que Dios tiene para traer crecimiento numérico a la iglesia, es irrumpir con poder sobrenatural a través de sus instrumentos escogidos, esto es los ministros competentes del nuevo pacto, manifestándose en el mundo natural con señales, milagros y prodigios; porque las demostraciones de poder son el único buen fundamento para la fe (1ª. a Corintios 2.4-5, 1a. a Tesalonicenses 1.5) de las almas que vagan por el mundo como ovejas sin pastor. Esto es lo que claramente encontramos al leer el libro de los hechos de los apóstoles, trayendo como consecuencia la conversión de hasta tres mil varones en un día, o de cinco mil, o de una población entera, etc.

 

  1. Pero este poder de Dios no puede fluir a través de cualquier persona que se ponga a predicar, aunque tenga las muy buenas intenciones de que la salvación llegue a todos y aunque haya sentido que Dios le puso en su corazón hacerlo. Son indispensables dos requisitos para comenzar: Que los instrumentos hayan sido escogidos verdaderamente por Dios y no por los hombres, y que estos instrumentos se sometan a las instrucciones que da Dios sobre el “qué”,  el “cómo” , “con qué”, “quién”  y “para qué” de la obra que Dios quiere hacer.

 

  1. Esta es la razón por la cual quienes prefieren edificar la iglesia con sus propias mejores ideas, se descartan a sí mismos de ser utilizados con poder por Dios, porque definitivamente Dios no va a manifestar su poder en donde haya un ídolo, ya que no tienen comunión la luz y las tinieblas. Los líderes que proceden de tal manera, no están asidos de Cristo, sino vanamente hinchados por su propia mente carnal (Colosenses 2:18-19). Estos ministros pertenecen al grupo de los muchos que escucharán a Jesucristo decirles: “nunca os conocí”.

 

  1. Nadie puede tener una pasión por las almas perdidas mayor que la que tiene Dios, y si Dios no desarrolla a través de nosotros su “qué” y “cómo” para alcanzar a todos, es porque nosotros le estamos impidiendo que desate su poderío para atraerlos hacia Sí. Y nosotros, dada la nula intervención manifiesta de Dios con señales, milagros y prodigios, algo tenemos que hacer para tratar de que la gente se junte en torno nuestro, y por eso nos ponemos a buscar en nuestra brillante imaginación las  estrategias para lograr el crecimiento numérico.

 

  1. Así que el tan altamente anhelado crecimiento numérico, lo vamos a obtener cuando nos sometamos al “qué” y al “cómo” de Dios, cuando hayamos derribado a nuestro precioso ídolo de vanidad. Porque el crecimiento numérico lo da Dios, según Él quiera ir agregando cada día a los que vayan a alcanzar salvación, si es que son perfeccionados por un equipo ministerial completo  en una iglesia en donde hagamos  SU voluntad y no la nuestra.

 

  1. Los ministros que dediquen muchos esfuerzos en lograr crecimiento numérico según sus propias estrategias, perderán el fruto de su trabajo, no recibirán galardón completo (2ª. de Juan 8), porque cuando esas obras sean pasadas por fuego, no van a soportar la prueba, se van a quemar (1ª. Corintios 3:12-13), y quizá estén ante el riesgo inminente de no alcanzar su propia salvación.

 

  1. Así que una cosa es el crecimiento numérico, y otra cosa muy distinta es el crecimiento en estatura espiritual. Enfocados en aquel crecimiento, los líderes andan extraviados de su función en la iglesia, en cambio, si pusieran sus mejores esfuerzos para lograr este otro crecimiento tanto para sí mismos como para los congregantes aunque sean pocos, realmente estarían haciendo una obra que pudiera merecer elogios y galardones de parte de Aquél que tiene autoridad para repartir.

 

  1. Por lo tanto, pasemos ahora a tratar el asunto del crecimiento espiritual, ya que este crecimiento tampoco lo da Dios si los líderes no realizan la obra que les corresponde, sometiéndose al “qué” y al “cómo” de Dios. Al incursionar en la Palabra que Dios tiene sobre este punto, me he maravillado de lo que podrían hacer los dirigentes de la iglesia, empezando por darme cuenta del detalle de que una iglesia pequeña en número puede estar completa en su desarrollo espiritual, y por el contrario una mega-iglesia podría permanecer en condición de infantilismo, no alcanzando nadie o solo unos pocos la salvación, precisamente por falta de crecimiento en estatura espiritual (1ª. de Pedro 2:2).

 

  1. Unos son los dones espirituales que el Espíritu Santo reparte a cada uno en particular como Él quiere (1ª. a Corintios 12:11),  los cuales son descubiertos  por los ministros que dirigen la congregación trabajando en equipo; y otros son los dones espirituales que un ministro competente del nuevo pacto (2ª. a Corintios 3:6) puede comunicar a los creyentes para confirmarlos en la fe (Romanos 1:11). Ningún ministro puede comunicar a otros los dones que él mismo no tenga, y como ningún ministro puede tener todos los dones, por eso resulta indispensable el equipo ministerial.

 

  1. El descubrimiento, la comunicación,  el desarrollo y la puesta en operación de los dones espirituales, es un asunto sumamente delicado, riesgoso, peligroso; tanto así que en muchas iglesias se ha decidido apagarlos, sofocarlos, menospreciarlos, anularlos; con la supuesta justificación de que se está haciendo así para que no haya desorden. Los líderes que hacen esto, con ese hecho están afirmando que Dios se contradice al querer que haya ambas cosas: Dones y orden. Además, están haciendo imposible el crecimiento espiritual.

 

  1. Los obispos en la iglesia, es decir los ancianos o ministros, mirando la condición espiritual de la congregación, deben llegar a descubrir cuáles son los dones que hacen falta para traer crecimiento en estatura espiritual. Entonces ellos, ministrando a Dios en oración grupal, le rogarán  que los reparta como Él quiera, o ellos decidiéndolo en sumisión mutua, comunicarán los dones a aquellos que ya aprobaron ser discípulos, sobre los que estén de acuerdo en que son creyentes maduros para hacer un buen uso de esos dones espirituales que se les vaya a comunicar.

 

  1. Es indispensable que entendamos esto: Dios no perfecciona a los santos ÉL solo, directamente, para llevarlos a alcanzar la estatura del varón perfecto. Tampoco lo hace a través de un ministro que sea el hombre-orquesta encargado de todo; pero sí lo hace cuando cinco o más ministros trabajan juntos, en equipo, sometiéndose unos a otros, conforme a las instrucciones de Jesucristo (Efesios 4:11-16, 1ª. a Corintios 12:28-30). Precisamente la razón de que haya tantos niños fluctuantes en las iglesias, es esta deficiencia en que la obra de edificación es hecha por ministros que no fueron perfeccionados para hacerla.

 

  1. Cuando en la vida de las ovejas trabajen estos cinco-ocho ministros en comunión haciendo cada uno la función que le corresponde, y con la condición de que ellos verdaderamente militen en el espíritu, con la autoridad espiritual que tengan destruirán fortalezas, argumentos y altiveces que se estén oponiendo al conocimiento de Cristo (2ª. a Corintios 10:4-5). No me refiero al conocimiento intelectual, sino al espiritual que viene cuando un discípulo realmente es enseñado a guardar los mandamientos de Jesús Cristo.

 

  1. Otro elemento que contribuye al crecimiento espiritual de los discípulos consiste en que los ministros competentes les enseñen cómo poner en práctica las virtudes mencionadas por el apóstol Pedro en su segunda carta (1:5-8). Pero esta enseñanza no se trata de una predicación teórica acerca de tales virtudes, sino que el ministro competente pueda decirles a sus ovejas como decía  Pablo: “Imítenme a mí”. ¿Tiene usted en su congregación algunas ovejas que son ociosas y sin fruto? Enséñeles con el ejemplo la puesta en práctica de estas virtudes, las cuales tienen además la ventaja en relación con algunos dones espirituales, de que no representan riesgos ni peligros de simulación por parte del enemigo.

 

  1. Así que la obra que hagan los ministros competentes del nuevo pacto, sujetándose a las instrucciones de Jesucristo a fin de que Dios pueda dar el crecimiento numérico y también el espiritual, pasarán la prueba de fuego y tendrán galardón. Pero la obra que hacen los líderes como a ellos se les ocurre, según sus mejores y brillantes ideas,  son esfuerzos vanos; y se ponen en peligro de que, habiendo sido heraldo para otros, ellos mismos vengan a ser eliminados (1ª. a Corintios 9:10).

 

 

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado a febrero de 2014