23.- Eunucos por el reino

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto, ya!; pero eso no sucederá todavía mientras nosotros no hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25) y se halla predicado este evangelio del reino (Mateo 24.14). ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5). 

 

EUNUCOS POR EL REINO

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Los divorcios y las posteriores nupcias son algo muy común en nuestra sociedad contemporánea. Las incompatibilidades se presentan en todas las áreas de la vida natural de una pareja, desde aquellas que son de carácter económico, hasta las otras que se refieren a las preferencias en la intimidad sexual.

 

  1. Estas situaciones se manifiestan incluso entre gente que asiste en forma continua, permanente, a una iglesia; y más allá todavía, se dan estos casos también entre líderes de iglesia que se desempeñan como ministros, llegando a tal grado de irreverencia que se considera un status “normal”, no condenable, no reprensible, que los líderes vivan con su segunda o tercera mujer (1ª. a Timoteo 3.2 y Tito 1.6), sin haber enviudado (Romanos 7.2).

 

  1. Así las cosas, queda claramente manifiesto que no se entienden las enseñanzas de Jesús respecto a este asunto, o simplemente se hacen a un lado, como queriendo esconderlas, por lo cual nunca son motivo de predicación entre quienes resultarían evidenciados.

 

  1. De acuerdo a la doctrina de Jesús, solamente hay un motivo por el cual te puedes divorciar: Que tu cónyuge haya sido infiel al compromiso de exclusividad en las relaciones sexuales (Mateo 5:32). Es decir que cualquier incompatibilidad que se presente en la vida de la pareja, no te autoriza a divorciarte. Si tu pareja es una persona floja, irresponsable, iracunda, despilfarradora, fluctuante, no hacendosa, drogadicta, borracha, etc., etc. no tienes justificación delante de Dios ni su aprobación para separarte.

 

  1. Así que considerando lo anterior, podemos darnos cuenta fácilmente que, de las personas que son divorciadas legalmente o simplemente separadas, la gran mayoría está en oposición a Dios, en desobediencia, en rebeldía, pues no se dio la causal de fornicación. En esta situación se encuentran muchos “cristianos”, e inclusive algunos “ministros de Dios”, que todavía andan en la vanidad de su mente como los gentiles (Efesios 4:17.

 

  1. Tal es el caso de la cantante “cristiana” Jaci Velásquez –entre otros-, quien recientemente se divorció de su primer esposo y ahora vive con el segundo. ¿Será posible que haya ministros que no entiendan esta enseñanza, la cual es una de las más sencillas y claras? Mucho menos entenderán entonces los misterios del reino, de los cuales debieran ser administradores fieles (1ª. a Corintios 4:1), así como tampoco han de entender otras citas bíblicas que son difíciles de entender (2ª. de Pedro 3.16). La respuesta es porque su entendimiento está embotado (2ª. a Corintios 3:14-16).

 

  1. Ahora pasemos a los otros casos, en los cuales el divorcio o la separación se originó porque uno de los cónyuges cometió fornicación, es decir que adulteró la exclusividad de pertenencia corporal a su esposo(a). ¿Qué es lo que sí pueden hacer ambas partes, y lo que no pueden hacer?

 

  1. La parte engañada tiene el derecho de separarse totalmente de su pareja, o bien, dado el caso de que la parte infiel se arrepienta y pida perdón, puede perdonarla y continuar entonces juntos su vida marital. Esto es lo más saludable tanto en lo natural como en lo espiritual, pues aunque se separaran, delante de Dios nunca dejarán de ser uno solo.

 

  1. En el caso de que no se logre la reconciliación, existen dos opciones: Una es separarse totalmente, y la otra es continuar viviendo juntos por amor a los hijos; pero sin intimidad sexual. Sin embargo en ambos casos, ninguno de los dos está aprobado por Dios para casarse con otra persona, porque si lo hacen, estarían viviendo en adulterio (Mateo 19:9).

 

  1. Los discípulos que andaban con Jesús sí entendieron todo lo que implica esta doctrina, por eso es que contestaron que “si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse” (v. 10).

 

  1. ¿Cuál es entonces la opción que tienen los hombres y mujeres que sean creyentes y que no quieran ponerse en enemistad con Dios? Siendo repetitivo, digo otra vez que lo mejor es la reconciliación, tanto por ellos como por la descendencia. En caso contrario, ambas partes –hombre y mujer- estarán ante la oportunidad de convertirse en eunucos, si es que en verdad para ellos es importante entrar por la puerta estrecha al reino de los cielos (Mateo 19:12).

 

  1. ¿Tanto así es el alcance de la unión de una pareja? Así es, porque cuando se unieron por primera vez, se casaron delante de Dios y pasaron a formar una sola carne, ya no son dos, y lo que delante de Dios es uno, no debiera separarse, salvo por caso de fornicación, como dijo Jesús.

 

  1. Y surge la pregunta: ¿En qué momento o por cuál acontecimiento sucede que dos personas vienen a ser uno solo delante de Dios?

 

  1. ¿En la ceremonia de boda religiosa?
  2. ¿En la ceremonia de la boda civil?
  3. ¿En la fiesta de la boda?
  4. ¿En el noviazgo, por el amor limpio y sincero? o
  5. ¿En la relación sexual?

 

  1. Ni los cristianos, ni la gran mayoría de los líderes de las iglesias han entendido el alcance que tiene la relación sexual delante de Dios, por eso es tan común el adulterio aún dentro de las iglesias. Dos se convierten en uno en la relación sexual, independientemente de las circunstancias en que esta se lleve a cabo, también es muy ajeno a esto  si entre ambos existen sentimientos de amor o no. No me lo crea a mí, créaselo a Dios (1ª. Corintios 6:15).

 

  1. Por lo tanto, cristianos y ministros, recuerden que Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7-8), que no podrán entrar al reino de los cielos los fornicarios, . . . . .ni los adúlteros, . . . . . . . (1ª. Corintios 6:9), que quienes actualmente tengan relaciones sexuales con una persona diferente a aquella que fue la primera, están viviendo en adulterio, aunque con esta última persona se hayan “casado” por la iglesia.  Dios no tiene establecido en su palabra ninguna ceremonia religiosa de matrimonio, esto es una tradición totalmente humana (Génesis 24.67, 29.22-23, 38.2-3). María no se hizo una sola carne con José cuando se desposaron, sino hasta después de haber nacido Jesús (Mateo 1.25). Subsiste la individualidad en lo mental, en el alma y en el espíritu; pero en la carne ya no son dos, sino uno.

 

  1. La condición de individuo, es decir la individualidad, el hecho de ya no estar dividido, se recupera cuando fallecen las personas con las cuales tuviste relaciones sexuales. Hasta entonces podrás volver a casarte de nuevo sin pelearte con Dios por ello (Romanos 7:2-3).

 

  1. Quienes de verdad tengan hambre por el reino de los cielos, gustosamente se convertirán en eunucos. Y recuerde que para ello, no es necesario desintegrar a una familia, no es necesario causarles daño a los descendientes, como tampoco es necesario castrarse físicamente. Convertirse en eunucos por causa del reino, consiste en dejar de tener esa relación con su actual pareja, que es adúltera si cualquiera de los dos ya tuvo relaciones anteriores con alguien. Cada quien según su situación, decida lo que hará, de acuerdo a su escala de valores, si es que de verdad quiere buscar y entrar al reino; pero no siga en el engaño de creer que todo está bien, cuando no es así.

 

  1. Pareciera que Jesús dijo: “Pueden divorciarse por cualquier motivo, y el que se case con la divorciada, no adultera; y el divorciado, si se vuelve a casar, tampoco adultera”. Abundan estos casos en las iglesias, y no se dan cuenta ni los pastores, ni los adúlteros. Inclusive hay pastores y obispos que celebran bodas de segundas nupcias a plena conciencia.

 

18.- Estos famosos líderes “cristianos”, al igual que muchos otros, enseñan a las ovejas a fornicar:

 

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De acuerdo con las palabras que dijo Jesús, esta pareja está viviendo en adulterio (Mt. 5:32), aunque los haya casado por la iglesia este obispo -que dicho sea de paso, es nicolaíta-, pues ella ya está casada desde 1994, y delante de Dios no hay divorcio.

 

19.- Los demás apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas, (1ª. a Corintios 9:5), no tuvieron qué convertirse en eunucos para poder entrar al reino, porque ellos traían por mujer a la única con la cual habían tenido relaciones sexuales. En esta misma situación estamos todos los que solamente hemos tenido intimidad con la primera y única mujer.

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Agosto de 2011