Reflexiones 51 a 100

 

Reflexiones breves

(Solo para ministros de iglesias cristianas)

 

51.  Desechada por manch

52.  Anticristos que niegan

 

53.  Vientos opuestos

54.  Lentejas y ceremonias

55.  Diáconos-ministros-ancianos-obispos

56.  Dos pactos

57.  Luz natural

58.  Historia y genealogías

59.  Otro azote de cuerdas

60.  Hijos de Agar deshered

61.  Equipamiento intelectual

62.  Ministros transformad

63.  Excelencia por motiva

64.  Gobernar o cuidar

65.  Miopía por entretenim

66.  Estatura y Artimañas

67.  Visión apostólica

68.  Referencia conservado

69.  Lo cotidiano para adorar

70.  Instrumentos musicales

71.  Vestimentas especiale

72.  Nicolaítas modernos

73.  Jerarquías de mando

74.  Monstruo de 5 cabeza

75.  Sacerdocio litúrgico

76.  Plantar iglesias

77.  Templos vivos

 

 

78.  Para ser adoptado

79.  Libertad para el Espíritu

80.  Presencia en el altar

81.  Re-nacer otra vez

82.  Marchas de fariseos

83.  Resisten a Dios

84.  Tentar a Dios

85.  Salmistas famosos

86.  Segundas nupcias-eunucs

87.  Gloria de los hombres

88.  Ministros asalariados

89.  Establecer el reino

90.  Descubrir el llamado

91.  Sin profecía

92.  Esc bíblica para niños

93.  Moisés y Aarón no cre

94.  Lirios elegantes

95.  Sacerdotes mediadores

96.  Médicos filantrópicos

97.  Alabanza contemporáne

98.  Mirar a Jesús

99.  Compañeros o discípul

100.       Injusticias e iniquidad

 

 

51.    Desechada por manchas

 

Ciertamente que la verdadera iglesia de Cristo tiene como dos de sus características –entre otras varias- el estar llena del poder de Dios y de Su presencia. Sin embargo, cuando el Señor venga, no se va a fijar en eso, sino en que esté sin mancha (de pecado), sin arruga ni cosa semejante (Efesios 1.4 y 5.27, Colosenses 1.22 y 2ª. de Pedro 3.14). Un solo punto de falsa doctrina –lo cual es una mancha- bastará para ser desechada.

 

¿No es una mancha que los ministros afirmen que nunca podrán dejar de pecar? Si su condición sigue siendo de esclavitud al pecado, es porque niegan que Jesucristo pueda hacer en ellos lo que ÉL afirma que puede hacer (Juan 8.31-36, Romanos 8.2-1 y 1ª. de Juan  3.6-9).

 

52.    Anticristos que niegan

 

Algunos ministros me han asegurado que ni yo, ni ellos, ni nadie, podemos conocer toda la verdad; que tampoco podemos alcanzar la unidad de la fe, ni la estatura de Cristo, ni ser restituidos con la gloria del Edén, ni dejar de pecar, ni etc. Con esas afirmaciones hacen mentiroso a Jesús (Juan 1.17, 8.31-32, 14.6 y 16.13; Efesios 4.11-13, Romanos 8.19, 2ª. a Corintos 3.18), porque niegan que Jesús ES lo que ÉL dijo que es (1ª. de Juan 2.22), porque no creen a Dios el testimonio que ha dado acerca de Su Hijo (1ª. de Juan 5.10).

 

Pero los mentirosos son ellos, quienes además afirman que han sido hechos libres por la verdad, siendo que no permanecen en Su palabra (Juan 8.32-31), entre otras razones por negar que el Espíritu Santo pueda guiarnos a TODA la verdad. Son mentirosos quienes afirman ser hijos de Dios creyendo que están guiados por el Espíritu Santo (Romanos 8.14), mientras a la vez practican el pecado, del cual ya debieron haber sido hechos libres (Romanos 8.2-1, Juan 8.33-36), en oposición a los deseos del Espíritu (Gálatas 5.17), y por lo tanto al no haber sido redimidos de la ley, todavía no han recibido la adopción de hijos (Gálatas 4.5).

 

Estos pensamientos contrarios a la verdad, tienen su origen en el entendimiento que está embotado por leer el viejo pacto, por no haberse convertido verdaderamente a Jesucristo, y por lo tanto en ellos no hay la libertad necesaria para que allí esté el Espíritu del Señor (2ª. a Corintios 3.14-17), porque no han sido renovados por la transformación de su entendimiento (Romanos 12.2), y no tienen la mente de Cristo (1ª. a Corintios 2.16).

 

Son muchos los anticristos que han surgido, que niegan lo que Jesucristo afirma, y afirman lo que Jesucristo niega  (1ª. de Juan 2.18). Y están dirigiendo iglesias “cristianas”.

 

53.    Vientos de doctrina opuestos

 

Algunas denominaciones dicen que el Espíritu Santo sopla en ellos un viento de doctrina que los lleva hacia el norte, otras dicen que el E. S. los mueve en su doctrina hacia el sur, unas más hacia el este, y otras al oeste. ¿Podrá ser cierto que el E.S. haga esto? Desde luego que no. Entonces esto sucede porque muchas personas se pusieron a hacer la obra del ministerio, sin haber sido antes adecuadamente perfeccionados por los cinco ministros (Efesios 4.11-16) competentes del nuevo pacto que debieron haber hecho su obra de perfeccionamiento en ellos. Sucede también  porque el entendimiento de ellos se embotó al continuar escuchando a Moisés  (Mateo 17.5, 2ª. a Corintios 3.14-17).

 

De esta manera sigue sucediendo hoy que muchos creyentes son como niños fluctuantes, engañados por estratagemas y artimañas del error que astutamente utilizan los ministros disfrazados. Una enorme deficiencia que deberán corregir (Tito 1.5) quienes quieran servir únicamente al Señor Jesucristo, aunque para ello tengan qué hacerse libres del dominio que ejercen sobre ellos las denominaciones, porque nadie puede servir a dos señores (Mateo 6.24, 1ª. a Corintios 7.23).

 

54.    Lentejas y ceremonias

 

Todos conocemos el caso de Esaú, y decimos: “¡qué lástima!”, “¡pobrecito!”, “¡no supo lo que hizo!”, etc., porque ahora nosotros, viendo hacia el pasado, nos damos cuenta que no hay punto de comparación entre lo que escogió para llenar su vientre, y lo que perdió en lo espiritual.

 

Aunque ese y otros ejemplos están escritos para que nosotros aprendamos (1ª. a Corintios 10.6), exactamente es lo mismo que hacen hoy muchos ministros de las iglesias cristianas, solo que la pérdida es mucho mayor que aquella. Al no tener un conocimiento excelente de Cristo Jesús (Filipenses 3.8a), no han valorado suficientemente que la herencia del reino es solo para los hijos de la libre (Gálatas 4.30), que gracia y verdad no vienen por la ley dada a Moisés (Juan 1.17); y por lo tanto, movidos por el hambre de darle gusto a sus vientres -emociones- (Romanos 16.18), porque las concesiones de la ley se los permiten, no toman la decisión correcta de tenerla por basura (Filipenses 3.8b), y deshacerse de ella para poder ganar a Cristo para sí mismos y ser hallados en Él (3.9a).

 

O sea que venden la primogenitura celestial con todas las riquezas del reino (Hebreos 12.23-24), al que no podrán entrar por injusticias (Mateo 5.20), por acercarse a la ley del monte Sinaí (Hebreos 12.18), por hacer del culto una ceremonia como las cosas que fueron removidas (Hebreos 12.27), es decir la ley que es débil e ineficaz (Hebreos 7.18-19). Es mejor quedarnos con lo inconmovible (12.27-28), que es la perfecta ley de la libertad (Santiago 1.25).

 

Aunque actualmente estén extraviados, quienes crean tener a su favor el hecho de que hayan servido a los santos, pueden confiar que Dios no se olvidará de esa obra de amor (Hebreos 6.10), de manera que con lágrimas esta vez quizá sí puedan recuperar lo perdido (Hebreos 12.17).

 

55.    Diáconos-ministros-ancianos-obispos

 

Atendiendo a la cita de Hechos 6.1ss y sobre todo guiados por el subtítulo de la versión RVR1960, pareciera ser que los diáconos tienen dentro de la iglesia una función limitada exclusivamente a actividades manuales de servicio, ayuda, administración, etc. No es así, porque estando también ellos llenos del Espíritu Santo desde antes que se les asignara la función de servir las mesas, estos -que fueron escogidos por la congregación y no por los apóstoles- también hacían grandes prodigios y señales entre el pueblo (Hechos 6.8). Así que esa vez fueron escogidos para esa función de administrar y ayudar; pero su “diakonia” no se limitaba al servicio de las mesas.

 

La palabra griega “διακονιας” significa “ministerio”. Por lo tanto, siempre que en español encontremos la palabra ministerio o cualquier otra con la misma raíz gramatical, entendamos que está hablando de algo relacionado con los ministros. Así encontramos que Judas Iscariote tenía  el διακονια de ser apóstol (Hechos 1.17 y 25), que hubo algunos encargados de la “διακονιας” (ministración) diaria, y acerca de su desempeño como diáconos (ministros) hubo una queja (Hechos 6.1). Por lo tanto, para que los apóstoles no tuvieran qué dedicarse al  διακονια de las mesas (Hechos 6.2), se buscó a siete varones que ejercieran ese diaconado, o sea ministerio, a fin de que los apóstoles persistieran en el  διακονια de la palabra.

 

En Hechos 11.29, los hermanos determinaron enviar una διακονιαν, es decir ministración, una ayuda, una ofrenda, un servicio a los santos de Jerusalén. En 12.25 Bernabé y Saulo cumplieron su διακονιαν (ministerio) de haber entregado la ofrenda. En 19.22 los dos que le ayudaban, eran διακονουντων (ministros). En 20.24 Pablo expresa que quería terminar su ministerio (διακονιαν). En 21.19 Pablo contó las cosas que Dios había hecho por medio de su διακονιας. En Romanos 11.13 Pablo afirma que honra su διακονιαν. En 15.25 y 31 Pablo fue a Jerusalén para διακονον la ofrenda a los santos.

 

Romanos 12.7 podría estar traducido al español así: O si de ministración (διακονιαν), en ministrar (διακονια), o si de maestro, enseñando. En Romanos 13.4 el funcionario del gobierno es διακονος de Dios. Cristo Jesús es ministro (διακονον) de la circuncisión (15.8). El varón Estéfanas y su familia, se han dedicado a dar ministración (διακονιαν) a los santos, es decir siervos para la congregación (1ª. a Corintios 16.15). Los corintios son carta de Cristo ministrada (διακονηθεισα) por Pablo y Timoteo (2ª. a corintios 1.1). Pablo tenía el ministerio (διακονιαν)  de ser apóstol (2ª. a Corintios 4.1). En griego solo hay una palabra para “ministrar”  y “administrar” (8.19-20).

 

Yo le había preguntado al Señor porqué el evangelio de Jesucristo menciona los requisitos que deben cumplir los diáconos –a quienes por tradición se les usa como ayudantes-; pero en ninguna parte hacía referencia a los requisitos de los “señores” ministros. Ahora esto queda ampliamente contestado al leer 1ª. a Timoteo 3.8-13, dándonos cuenta que la palabra “diáconos” aplica a obispos, ancianos, presbíteros, ministros; es decir a hombres y mujeres (v. 11) que hayan sido constituidos por Jesucristo con algún ministerio-diakonía (Efesios 4.11 y 1ª. a corintios 12.28). Otra prueba textual de la afirmación anterior es el caso en el que estando Pablo en Mileto, hace llamar a los ancianos de Éfeso, y cuando ya está hablando con ellos, los llama “obispos” (Hechos 20.17 y 28).

 

Algunos ministros afirman que no puede haber diaconisas en la iglesia, ni siquiera para funciones manuales de servicio o administración (1ª. a Corintios 12.28 final), porque en la iglesia primitiva de Jerusalén solamente se nombraron varones como diáconos (Hechos 6.1ss). Ellos decidieron así, porque los 12 apóstoles, y los demás apóstoles (1ª. a corintios 15.7), y los otros ancianos (Hechos 15.6) no tenían la revelación de que con el evangelio de Jesucristo, los gentiles fueron hechos iguales a los judíos, y también las mujeres iguales a los varones. Esta revelación la recibió Pablo tiempo después (Gálatas 3.28).

 

56.    Dos pactos

 

Son solo dos pactos, diferentes.  No existe un tercer pacto, el cual resulte de hacer mezclas del vino nuevo con el vino viejo, o de servir vino nuevo; pero en odres viejos.  Aquí tenemos otro punto por el cual muchas iglesias han levantado  un altar al dios de la vanidad, prefiriendo los líderes edificar la iglesia según sus propias mejores ideas, pero que no son las que expone Jesucristo en SU diseño del nuevo pacto.

 

El viejo pacto, que consiste en comidas y bebidas, en diversas abluciones y ordenanzas acerca de la carne; aquel, que no puede hacer perfectos a quienes lo practican; aquel, que solo es sombra de los bienes venideros; pero no la imagen misma de las cosas, se manifestó con gloria a través de Moisés, Josué y otros. Era una gloria efímera que ya murió (2ª. a Corintos 3:11), era un pacto débil e ineficaz (Hebreos 7:18), pues sus estatutos no eran buenos, ni por sus decretos se podía vivir (Ezequiel 20:25).

 

El nuevo pacto, que está sellado con la Sangre de Cristo, que no consiste en costumbres, ceremonias, ritos y tradiciones religiosas; sí puede hacer perfectos a quienes lo firman (Efesios 4:11-13), transformándolos  por medio de la renovación del entendimiento (Romanos 12:2). A grado tal debe suceder esta transformación, que se pueda afirmar acerca de los que han sido perfeccionados que verdaderamente son nuevas criaturas (2ª. Corintios 5:17); pero no como una expresión vana, ilusoria, irreal; sino que resulte comprobable en hechos visibles, tangibles, palpables, innegables, sólidos, reales.

 

Este nuevo pacto fue puesto en vigor por Dios en el momento en que Jesús murió en la cruz (Hebreos 9:16), para que el pueblo de Israel según la carne –primeramente- tuviera la oportunidad de abandonar el viejo pacto, tal como lo hizo Saulo para ganar a Cristo para sí mismo (Filipenses 3:8), para adherirse al nuevo, mediante una decisión libre y consciente, dado que  el viejo pacto solo da hijos para esclavitud (Gálatas 4:24-25).

 

¿Pueden los ministros que no han sido liberados de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8.2),  recibir la herencia del reino (Gálatas 4:30), y ser  adoptados como hijos? (Gálatas 4.5). ¿O serán echados fuera con los infieles (Lucas 12.46)?

Enviar con el estudio bíblico 4.- dos pactos.

 

57.    Luz natural

 

Muchas denominaciones “cristianas” y “siervos” de Jesucristo proyectan una luz que emana  de fuentes naturales, como lo son la elegancia del buen vestir, la calidad de los muebles, la comodidad,  la majestuosidad del edificio, una decoración muy atrayente, magnífico equipo de audio y video, instrumentos musicales de la mejor marca, costosos programas de radio y televisión, etc. Con todo ello pareciera que Dios les está diciendo “aprobado” y “bendecido”; pero en realidad son vanidades que muy probablemente ya les llevaron a perder el rumbo.

 

Para los que andan en el Espíritu, estas cosas no son indispensables; mas a los ministros que no fueron antes perfeccionados, las luces artificiales les entusiasman sobremanera, y se sienten satisfechos con la imitación. Para los ministros empresarios, esto es éxito; mas para un administrador que quiera ser hallado fiel (1ª. a Corintios 4.1-2), sería algo terrible (Lucas 12.46-47).

Enviar la rx 94

 

58.    Historia y genealogías

 

Entre el pueblo judío era muy importante conservar en el conocimiento de las generaciones, cuál era su árbol genealógico, de cuál tribu descendían. Por ello, los judíos supuestamente convertidos a Jesús gustaban de platicar estas cosas en la iglesia (1ª. a Timoteo 1.4). Ciertamente entre nosotros los gentiles, no tenemos ese punto como algo muy valioso porque no somos judíos de raza, más sin embargo, lo que sí sucede en las iglesias cristianas es que muchas escriben la historia de su denominación, mencionando quiénes, cómo, cuándo, dónde, etc.  Es el equivalente contemporáneo a aquellas cuestiones necias que son vanas y sin provecho (Tito 3.9).

Enviar la rx 60

 

59.    Otro azote de cuerdas

 

Algunos hermanos en las iglesias afirman tener celo por la casa de Dios, y ese supuesto celo les lleva a mirar las fallas de los demás, pero no las propias; de manera que pueden estar señalando en otros exactamente lo mismo que ellos hacen; sin que lo vean. ¿Qué les impide verse a sí mismos? (Mateo 7.3-5).

 

Los vendedores y cambistas tenían buenas intenciones, como por ejemplo facilitarle al pueblo el cumplimiento de las ordenanzas, evitarle dificultades de traslado hasta Jerusalén con todas las incomodidades inherentes. El caso es que Jesús –movido por el celo de SU casa- hizo un azote de cuerdas y no dejó títere con cabeza: a todos los echó fuera, acusándolos de ladrones. Pero si ellos estaban vendiendo, no estaban robando, ¿o sí? Estaban robando porque la ordenanza estipulaba llevar para ofrenda u holocausto lo mejor de lo propio, no de lo comprado.

 

Jesucristo resucitado sigue teniendo en sus manos otro azote de cuerdas, para usarlo en cuanto vayan llegando a juicio los nuevos ministros mercaderes ladrones (2ª. a Corintios 11.20, Tito 1.11, 2ª. de Pedro 2.15, Judas 1.11, Apocalipsis 2.14 y 18.13 últimas 3 palabras). Aparentemente con muy buenas intenciones, todavía existen en las iglesias cristianas muchos ministros que hacen mercadería con lo que el Padre busca que su pueblo le ofrende de lo propio, no de lo ajeno ni de lo comprado (Juan 2.15-16): La adoración de su espíritu, en la verdad del evangelio de Jesucristo (Juan 4.24).

 

Es necesario entender que en el nuevo pacto, la casa de Dios o el templo de Dios ya no es un edificio, como lo fue en el viejo pacto, así que si el evento es en un estadio de futbol o lo que sea, la palabra de Jesús aplica al acto y a los actores, no al edificio. Por lo tanto, hoy la mercadería se ejecuta DENTRO de los templos vivos, haciéndolos fornicar (Apocalipsis 2.20-21).

 

60.    Hijos de Agar desheredados

 

Gracia y verdad no se pueden encontrar en la ley dada por Dios a Moisés, porque estos dones solamente vienen por Jesucristo (Juan 1.17). Los ministros “cristianos” que no han sido liberados de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8.2) son hijos de Agar, que aunque estén en Jerusalén, son esclavos (Gálatas 4.24-25), y por lo tanto no pueden heredar, ya que la herencia de Dios es únicamente para los hijos de Sara, de la libre (Gálatas 4.30). Ni ellos, ni sus congregaciones, pueden recibir una sola gracia, mucho menos estar llenos de la gracia, del poder y del amor de Dios.

 

Esta es una de las situaciones que le permiten al enemigo infiltrarse en las iglesias disfrazado de lo que ellos con toda convicción de fe afirman tener; pero engañados por la infidelidad, por la desobediencia. Porque ignoran que las bendiciones que les da Dios, se las paga como un salario de deuda a los esclavos que obran la ley, no como una gracia a los adoptados como hijos (Romanos 4.4, Gálatas 4.5).

 

¿Da Dios el mismo trato a sus hijos que a los esclavos?

 

61.    Equipamiento intelectual

 

Muy de acuerdo con las tradiciones humanas, filosofías y huecas sutilezas introducidas en las iglesias (Colosenses 2.8, Marcos 7.7-9), actualmente son muchos los ministros que fueron equipados por un instituto bíblico, por un seminario o a través de cursos de capacitación, motivación, desarrollo personal, excelencia en la comunicación, etc. Allí les otorgaron su diploma de pastor, de doctor en teología, etc., en base a un examen de conocimiento intelectual sobre la Biblia y otras materias agregadas como indispensables.

 

Si queremos corregir esta deficiencia a fin de perfeccionar (no equipar) completamente a los nuevos obreros para que alcancen Su aprobación (Efesios 4.12), debemos proceder conforme a lo que marca Jesucristo en su instructivo de edificación de la iglesia, el cual está avalado por la experiencia vivida por los primeros cristianos.

 

¿Cuál debe ser el examen que se aplique a quienes van a ser nombrados ministros? (Hechos 6.3, 1ª. a Timoteo 3.1-12, Tito 1.5-9).

Enviar la rx 64

 

62.    Ministros transformados

 

La esencia de un discípulo de Cristo tiene su origen en haber sido transformado de cabrito en oveja, y enseñado a vivir conforme a los mandamientos de Jesús. Esa esencia se manifiesta en una vida que agrada al Padre. La esencia del evangelio de Cristo es el poder de Dios (Juan 14.12 y 1ª. a Corintios 4.20), y se manifiesta en señales, milagros, prodigios, sanidades, liberaciones. La esencia de un ministro de Dios es que, habiendo sido aprobado como discípulo porque ya no es cabrito, se le perfeccionó por la obra que hicieron en él los 5 ministros de la congregación constituidos por Jesucristo para este propósito (Efesios 4.11-12), y su autenticidad se manifiesta en permanecer fieles a las instrucciones de Cristo en todo, y en las demostraciones del poder de Dios (1ª. a Corintios 2.4-5).

 

¿Fueron constituidos por Jesucristo los ministros que nunca han dejado de ser cabritos? (Tito 1.10-11, 2ª. a Corintios 11.4 y 20).

 

63.    Gobernar o cuidar (agregado a jerarquías).

64.    Excelencia por motivación

 

Hay quienes dicen estar buscando o enseñando la excelencia para el desempeño en el ministerio, y lo hacen dando cursos de motivación, de cómo hablar en público, de hermenéutica, apologética, exégesis, etc. Esos son caminos diferentes al que Dios marca en el nuevo testamento. El camino que Dios marca para alcanzar la excelencia no consiste en desarrollar cualidades humanas, inclusive tampoco está en alguna de –ni en todas- las manifestaciones que se debieran o pudieran presentar en los ministros de Dios, como por ejemplo dar palabra de profecía, orar en lenguas, entender el consejo y la palabra de Dios, tener fe para obrar milagros, repartir todos los bienes personales y dárselo a los pobres, o ser martirizado por causa del evangelio.

 

Quien haga todo esto, por supuesto que es un gran siervo entre todos los demás (Mateo 24.46-47); pero podría ser que aún así no haya alcanzado la excelencia, todavía (1ª. a Corintios 13.1-3). Por lo tanto, quienes colocan la excelencia en aquellas cosas, están predicando un evangelio diferente al de Cristo, están bajo maldición (Gálatas 1.6-10).

 

65.    Miopía por entretenimiento

 

He encontrado iglesias que dicen tener visión apostólica sin contar con apóstoles, o los que tienen no hacen señales de apóstol; otras tienen visión profética sin contar con profetas ni profecía; otras con un fuerte ministerio evangelístico lo hacen brindando entretenimiento a través de la expresión de diferentes artes, a causa de que no pueden realizar el evangelismo eficaz de la iglesia primitiva (Hechos 8.5-8). Edificada así, una iglesia se llena de gente por el entretenimiento, no porque estén buscando su salvación, la cual por supuesto no alcanzarán, porque con esa motivación ¿quién se va a esforzar? (Lucas 13.24 y 1ª. a corintios 16.13).

 

Los ministros auténticos desarrollan la actividad que les es propia al ministerio con que los constituyó Jesucristo (Efesios 4.11-16), con los dones adecuados que les da el Espíritu Santo a cada uno como Él quiere (1ª. a Corintios 12.7-10).

 

¿Es posible por medio del entretenimiento encontrar la puerta al reino y entrar en él? (Mateo 5.20, 6.33).

 

66.    Estatura y artimañas

 

Las congregaciones que tienen como visión o misión que todos sus integrantes alcancen la estatura del varón perfecto, están muy bien enfocadas en eso que es una parte de la verdad de Dios para la vida de la iglesia. Lo lograrán solo aquellas cuyos miembros estén siendo perfeccionados por los 5 ministerios, pues habiendo sido verdaderamente perfeccionados, no podrá engañarlos ningún hombre “de Dios”, por más astuto que sea, por más artimañas erróneas que use (Efesios 4.11-14).

 

Es necesario que en la congregación, por lo menos uno esté sobrio y velando, para examinar todo lo que se hace en la iglesia, y descubrir las artimañas del enemigo, porque quienes las ignoran, son presa fácil del león rugiente que opera a través de los ministros fraudulentos (1ª. de Pedro 5.8).

 

67.    Visión apostólica

 

Si una iglesia tiene visión apostólica, eso puede ser algo muy bueno; pero si eso es el todo de su visión, les falta tener en cuenta que Jesucristo no es Dios de visiones parciales, sino completas. Si Él constituyó 5 ministerios para perfeccionar a los santos (Efesios 4.11-12), la verdadera iglesia de Cristo tiene una visión y una misión,  no solamente apostólica, sino también profética, evangelística, pastoral y magisterial.

 

La misión de anunciar el evangelio para alcanzar a toda criatura, está muy bien; pero si a esos alcanzados no se les discipula hasta la madurez, no recibirán ninguna gracia como herencia por ser niños (Gálatas 4.1-2), por ser hijos de la esclava (Gálatas 4.30), por no haber sido redimidos de la maldición de la ley (Gálatas 3.13), por no haber recibido la adopción de hijos (Gálatas 4.5).

 

¿Dónde se puede hallar gracia y verdad? ¿Dónde no? (Juan 1.17)

 

68.    Referencia conservadora

 

La Palabra de Dios no tiene una referencia conservadora y tradicional, como tampoco la tiene en los polos opuestos del modernismo y la liberalidad. La Palabra es siempre la misma, y nos resultaría muy bueno que observáramos la aplicación que Dios hizo de Su palabra en la vida de las iglesias de los tiempos primitivos, incluyendo a las siete de Asia referidas en Apocalipsis 2 y 3, para que de la misma manera nosotros apliquemos esa Palabra tal cual en nuestras iglesias contemporáneas, modernas.

 

Nos conviene hacerlo así, porque los premios son solamente para los que vencieren a los nicolaítas, balaamitas, jezabelitas; a la tibieza, a los sinagogos de satanás infiltrados, a los judaizantes que imponen el evangelio de la ley (Gálatas 3.1-3, 2ª. a corintios 11.4 y 20-22, Hechos 21.20), etc.

 

¿A quiénes califica Jesucristo como falsos hermanos en las iglesias? (Gálatas 2.4-5).

 

69.    Lo cotidiano para adorar

 

Si en los aconteceres cotidianos de la vida diaria no tienes comunión con el Espíritu Santo, no esperes tenerla en aquel momento cuando vas a la iglesia, aunque el grupo de alabanza toque y cante muy bonito. Quizá las emociones de tu alma te lleven a cantar, a levantar las manos, a danzar; pero no confundas eso con una ministración del Señor.

 

Con los verdaderos adoradores sucede al revés, que ellos ministran al Señor (Hechos 13.1-2), cada uno según su condición personal, no porque los salmistas-levitas-músicos lleven a la congregación a altos niveles.

 

70.    Instrumentos musicales

 

Los instrumentos musicales, ya sean modernos o tomados del viejo pacto, nada tienen que ver con que la persona o la congregación alcancen la adoración que el Padre busca en espíritu y en verdad. Los ministros que enseñan que el Shofar o cualquier otro instrumento es una ayuda para ascender en los niveles de adoración, se han extraviado del camino, no son seguidores de Jesús, son discípulos de Moisés (Mateo 17.5), viven en otro evangelio (Gálatas 1.6-8), porque alguien les perturbó para que pensaran de otro modo (Gálatas 5.10), y fueron fascinados por el evangelio de la ley (Gálatas 3.1-3), predicado por los falsos hermanos (Gálatas 2.4-5) que siguen siendo celosos por la ley (Hechos 21.20). Posteriormente Pablo escribiría sobre ellos, que tienen celos por los gentiles, pero no conforme a ciencia, porque ignoran la justicia que Dios les ofrece a través de Jesucristo (Romanos 10.1-3).  El celo por aplicar la ley a los gentiles es en la carne (Gálatas 4.17), y lo confunden o lo maquillan como celo que les consume por la casa de Dios (Juan 2.17).

 

¿Traía Jesús consigo un grupo de músicos para la alabanza? ¿Es de los apóstoles esa doctrina? (Hechos 2.42, 1ª. a Corintios 14.26).

Enviar la rx 85

 

71.    Vestimentas especiales

 

En el viejo pacto, Dios ordenó que los sacerdotes, los levitas, etc., utilizaran una vestimenta especial para la realización de las ceremonias. Todas esas ordenanzas acerca de las ceremonias, ritos, etc., son sombras de lo que había de venir, no son la esencia de las cosas espirituales (Colosenses 2.16-18). En el nuevo pacto no es así, de manera que los ministros que han introducido la costumbre de vestirse con cierto color, con cierta tela, con determinado diseño, con uniformes, con traje y corbata, etc., están obedeciendo a filosofías y huecas sutilezas del mundo, tradiciones de hombres (Colosenses 2.8). Esto es muy usual en los grupos de danza, en los coros, en los bautizos, en los grandes predicadores, etc.

 

El evangelio del reino no consiste en ninguna de esas vanidades, sino en las demostraciones del poder de Dios, porque lo real es el cuerpo de Cristo (Hechos 4.13, 1a. a Corintios 2.4-5, 4.20, 12.29-30, Hebreos 2.4, 1ª. de Pedro 4.11).

 

¿Pueden tus elegancias abrirte la puerta al reino de los cielos? (Mateo 5.20, Lucas 13.23-24, 1ª. de Pedro 3.3).

Enviar la rx 75

 

72.    Nicolaítas modernos

 

Jesucristo aborrece las obras de los nicolaítas (Apocalipsis 2.6). Es una expresión en plural, lo cual significa que no es una, sino varias. Es fácil identificar algunas cuando las vemos en otros (Mateo 7.3-5). Bueno será que indaguemos diligentemente cuáles son las demás, para descubrirnos practicándolas sin darnos cuenta, para aborrecerlas también en nosotros. La idea básica para ello es esta: Todo lo que haga un ministro para distinguirse de entre el pueblo, es una obra nicolaíta. Ejemplos:

 

Son nicolaítas cuyas obras aborrece Jesucristo (Apocalipsis 2.15), los ministros que utilizan la palabra de Dios y su ministerio para ejercer dominio sobre la vida de las ovejas (1ª de Pedro 5.3), los que piden o exigen un trato especial por parte de la congregación pues ellos son los “ungidos” del Señor, los que esclavizan y devoran (2ª. a Corintios 11.20), los que se distinguen por sus ropas elegantes, sus anillos y pulseras, sus casas lujosas, etc.  Cualquiera de estas cosas abre las puertas de la confianza y la aceptación total en los ingenuos; pero no en los espirituales.

 

¿Es lo mismo tener mando sobre el pueblo (3ª. de Juan 1.9), que tener autoridad entre el pueblo? (3ª. de Juan 1.10).

 

73.    Jerarquías de mando

 

Según el pensamiento de Dios expresado en 1ª. a Timoteo 3.4-5, el  hombre gobierna en su casa y el obispo (anciano, presbítero, diácono, ministro) no gobierna a la iglesia, sino que la cuida. Gobernar implica tener autoridad sobre los demás, una idea que es opuesta a las enseñanzas de Jesús. Quienes ejercen señorío sobre la grey, se constituyen en ídolos de sí mismos y de la iglesia.

 

Las iglesias que tienen estructuras organizacionales que se constituyen en jerarquías de mando de unos sobre otros, se oponen a la doctrina de Jesús, quien dijo que entre sus discípulos no sería como en el mundo, sino que quien quiera ser el mayor de todos, que se haga el servidor de todos. No es lo mismo tener autoridad espiritual entre la iglesia, que desempeñar un puesto jerárquico de mando.

 

Actualmente en algunas denominaciones está funcionando el ministerio de apóstol. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, el ministerio de apóstol se desempeña ejerciendo un puesto de mando jerárquico sobre los demás ministros. Esto lo hacen interpretando que Dios ha puesto ese orden de jerarquía en la iglesia, en base a 1ª.a Corintios 12.28, que dice: “. . . . . . primeramente  . . . . “.

La palabra griega “protón”, ciertamente significa “primero”; pero puede referirse a tiempo, lugar, orden ó importancia. Y como el Padre no puede contradecir al hijo, y Jesús muy claramente dijo que entre sus discípulos no se ejercería dominio, mando, control, etc., sino que el que quisiera ser el mayor de todos, que le sirviera a todos,  tenemos por lo tanto que de los cuatro significados posibles, podrían ser correctos en este caso “tiempo” ó “lugar”; pero de ninguna manera un orden de mando jerárquico.

 

En otras denominaciones, la jerarquía de mando es ejercida por un concilio, presbiterio, consejo de ancianos, etc., y las decisiones que toman las imponen a todas las iglesias afiliadas, asociadas, subordinadas; pero de acuerdo con el diseño de la iglesia primitiva, cada congregación tiene su propio presbiterio, para que los ancianos de ella se sometan unos a otros y se edifiquen conforme a sus propias decisiones.

 

Pero la forma más común de ejercer dominio y señorío sobre la grey, la ejercen los ministros conocidos como “pastores”, que actúan como señores porque toman decisiones unipersonales sobre la vida de las ovejas, y las devoran (2ª. a Corintios 11.20) al utilizar el dinero sin que haya sido aprobado por el presbiterio.

 

74.    Monstruo de 5 cabezas

 

Las personas que integran toda iglesia de la cual se diga que es de Cristo, deben tener funcionando los 5 ministerios de perfeccionamiento trabajando en equipo, a fin de que entre todos ellos puedan perfeccionar a los santos para que a su vez, estos sean aprobados y escogidos para hacer la obra del ministerio (Efesios 4.11-12), sin jerarquías de mando de uno sobre los demás.

 

Hay ministros que se oponen a hacerlo así, porque consideran que de esa manera la iglesia sería como un monstruo de 5 cabezas, porque no disciernen el cuerpo de Cristo (1ª. a Corintios 11.29), en el que ningún ministro es cabeza (Colosenses 1.18, Efesios 4.15), sino que todo ministro es solo un miembro, cada uno con funciones diferentes, la que le es propia según su ministerio (Efesios 4.16). Pero en las congregaciones donde un ministro es cabeza, la corona de “Señor” se la están otorgando al ministro usurpador.

 

Los que no entienden esto, ¿son ministros espirituales o carnales? (1ª. a Corintios 2.14).

 

75.    Sacerdocio litúrgico

 

En el viejo pacto, los sacerdotes fueron constituidos para presentar ofrendas y sacrificios por los pecados (Hebreos 5.1), su sacerdocio no trae perfección (Hebreos 7.11), y se hacen sacerdotes por herencia genética, no por juramento (Hebreos 7.21).

 

En el nuevo pacto, el sacerdocio de Jesucristo no es para presidir liturgias, cultos, ceremonias, sino para expiar nuestros pecados (Hebreos 2.17). Por lo tanto, el sacerdocio nuestro –ya sea en la casa, en la iglesia, o en la calle- no es ceremonial, litúrgico, cultural, sino para anunciar las virtudes de Dios (1ª. de Pedro 2.9), y no necesitamos que un ministro sea el sacerdote intermediario (1ª. de Pedro 2.5).

 

En el milenio, el sacerdocio se desempeñará como autoridad de gobierno (Apocalipsis 20.6), sin ceremonias, ni cultos, ni liturgias.

 

76.    Plantar iglesias

 

La obra de plantar iglesias se la encarga Jesucristo únicamente a parejas constituidas por un apóstol y un profeta, para que pongan a ÉL como cimiento (Hechos 13.1-3 y 15.32 y 40, Efesios 2.20). Los llamados “misioneros” que realizan juntos esta acción, si verdaderamente es el Señor quien los mandó (Hechos 13.1-3) y no los líderes de su congregación, que no van confiados en la remesa mensual (Mateo 10.9-10 y Lucas 10.4), son apóstol y profeta aunque no se les reconozca como tales, y habrán de hacer las señales, milagros y prodigios propias de quienes han sido investidos de poder (Hechos 1.8).

 

La gente que venga a la nueva iglesia, creerá en Dios no por la simpatía de los misioneros, no por su elocuencia, no por su buen testimonio que sí es necesario, no por ser serviciales que es muy bueno, sino por las demostraciones del poder de Dios (1ª. a Corintios 2.4-5), porque con estos hechos se pone a Jesucristo como cimiento, y queda evidente que ÉL testifica juntamente con ellos (Hebreos 2.4), que están predicando el evangelio del reino (1ª. a Corintios 4.18-20).

Enviar la rx 147

 

77.    Templos vivos

 

En el viejo pacto, Dios ordenó que se construyese un templo, un tabernáculo, para mostrar en él Su gloria y para que el pueblo se reuniera allí a presentar ofrendas conforme a la ley. En el nuevo pacto ¿Quién podrá edificar un templo hecho por manos humanas y que ese edificio le dé gloria a Dios o que pueda contenerla? Ahora el único templo que le agrada es el cuerpo de creyentes que estén santificados, purificados. Quienes le llaman templo al edificio donde se reúne la iglesia, y consideran que ese edificio es necesario para adorar a Dios, están demostrando que no entienden la palabra, no son buena tierra (Mateo 13.23).

 

Tan es así, que algunas iglesias tienen edificios lujosos al igual que las casas de los superministros, porque se justifican diciendo que el Señor merece lo mejor así como sus siervos, mientras que algunos templos vivos que tal vez haya en la congregación, viven en condiciones naturales nada dignas. Pero ellos están más cerca de ser herederos del reino (Santiago 2.5).

Enviar la rx 152

 

78.    Para ser adoptado

 

Dios adopta como hijos solamente a quienes le han complacido con su manera de vivir, esto es que no pierden la paz por nada que les suceda, y tienen por lo tanto la capacidad espiritual de pacificar a otros (Mateo 5.9); que ya no responden a los demás conforme a lo que sí les permite Dios a los que son discípulos de Moisés (Mateo 5.22 y 45), que ya han aprendido a guardar los mandamientos de Jesús, por lo cual pueden ejercer el derecho que les fue concedido cuando aceptaron a Jesús (Juan 1.12-13).

 

Así mismo, adopta a los que ya no están bajo ninguna maldición de la ley, porque han sido verdaderamente redimidos de ella por Jesucristo (Gálatas 4.5, 3.10 y 13), y por lo tanto, cumplido todo lo anterior, ya pueden ser guiados por el Espíritu de Dios (Romanos 8.14), pues ya no están bajo la ley (Gálatas 5.18), porque ya fueron liberados del pecado (Romanos 8.2, Juan 8.36) por lo cual ya no pueden pecar (1ª. de Juan 3.6-9) y por eso el Padre los adopta como hijos suyos (Gálatas 4.5), para que tenga su simiente. Entonces en verdad ya son nuevas criaturas. 

 

79.    Libertad para el Espíritu

 

Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad; pero el Espíritu de Jesús no puede estar en los “cristianos” que todavía siguen sometidos por el yugo de esclavitud de la ley (Gálatas 5.1) del pecado y de la muerte (Romanos 8.2-1). Necesitan antes convertirse de la ley a Cristo, para que les haga verdaderamente libres (Juan 8.31-36). Y para eso, es indispensable que se les quite el embotamiento (2ª. a Corintios 3.14-17), la fascinación (Gálatas 3.1-3), que escapen de la esclavitud de la ley (Gálatas 4.24-25), que permanezcan firmes en la libertad de Cristo (Gálatas 5.1).

 

80.    Presencia en el altar

 

En el viejo pacto la presencia de Dios se manifestaba de forma perceptible a los sentidos naturales en el tabernáculo de reunión. Una de las prácticas del viejo pacto que se acostumbra en las iglesias “cristianas”, se manifiesta cuando el ministro le dice a la congregación: “Pasen acá al frente, al altar de Dios, porque aquí está Su presencia”. Al hacer esto, ese ministro demuestra que está bajo la ley y que no entiende la palabra (Mateo 13.23), al igual que la congregación.

 

En el nuevo pacto no se puede construir un altar ni un templo para que Dios habite allí. El único templo que puede contenerLe es el cuerpo de un creyente que esté debidamente santificado, y más aún, purificado. Quienes de entre nosotros tienen ya esta condición espiritual, no se gozarán “ante” la presencia de Dios que estuviera fuera de ellos, en el edificio, sino por la presencia de Dios que está “dentro” de ellos en cualquier lugar que se encuentren ellos.

 

Por lo tanto, no es indispensable asistir a una “iglesia ó templo” para gozarse, ya sea por la predicación, por los cantos del grupo musical, o cualquier otro agente externo.

ENVIAR LA RX 203

 

81.    Re-Nacer otra vez

 

Muchos ministros afirman que la salvación es imposible perderla, aunque en el nuevo testamento existen muchas citas que nos hablan de no poder alcanzarla. Voy a exponer solo un caso bíblico de los varios que hay, para ilustrar esta posibilidad que sucede tan frecuentemente en el mundo cristiano.

 

Muchos ministros “cristianos” que están en las iglesias, se encuentran en la misma condición espiritual que los gálatas, quienes ya habían nacido de nuevo cuando Pablo les predicó a Jesucristo crucificado y habían recibido el Espíritu por creer en Él; pero se habían vuelto a la carne al dejarse fascinar por algunas ordenanzas de la ley (3.1-3), y se volvieron a esclavizar a esos pobres y débiles rudimentos (4.9-10). A los ministros contemporáneos va dirigida la misma palabra: Necesitan volver a nacer otra vez, volver a ser paridos (Gálatas 4.19); por ministros que no sean judaizantes, para que en esta ocasión verdaderamente Cristo sea formado en ellos, y puedan permanecer firmes en la libertad de Cristo (5.1).

Enviar la rx 121.

 

82.    Marchas de fariseos

 

Los ministros “cristianos” que entusiasman a su congregación para que realicen una marcha de protesta en contra de la presentación de un artista mundano en la ciudad, o por cualquier otro motivo con apariencia de piedad (2ª. a Timoteo 3.5), lo hacen porque militan en la carne. Esa protesta la debieran presentar ante su Dios, y si ellos militaran en el Espíritu, Dios les concedería su ruego impidiendo la presentación, o lo que fuese (Mateo 18.19).

 

Al igual que las marchas, las tradiciones y costumbres de las iglesias nos han llevado a hacer exactamente lo que Jesús dijo a sus discípulos que no hicieran. Lea usted Mateo 6 y podrá darse cuenta de esto, como botón de muestra.

 

A los ministros que tienen necesidad de andar en las calles mostrando que oran y son piadosos, ¿cómo los califica Jesús? (Mateo 6.5).

Enviar la rx 106

 

83.    Resisten a Dios

 

Los ministros que manejan automóvil sin tener licencia, que se pasan los altos, que conducen en exceso de velocidad, los que en lugar de las placas oficiales traen un cartón de la condefass o cualquier otro organismo similar; los que evaden impuestos, los que venden piratería, los que sacan copias por no comprar el libro o el disco originales de su autor o artista “favorito”, los que se declaran en bancarrota para no pagar sus adeudos, y salen huyendo para esconder lo que no pagaron, los que traen carros “chocolate”, etc.; al estar resistiendo a la autoridad, resisten a Dios (Romanos 13.1-7).

 

En esta situación, ellos pueden creer que son bendecidos de Dios, aprobados por Dios, instrumentos escogidos de Dios, sobre todo cuando se ven solicitados de fuera para impartir conferencias; pero su realidad espiritual es otra muy diferente.

 

84.    Tentar a Dios

 

Se menciona mucho en las iglesias la ocasión en que Jesús fue tentado por el diablo, quien le dijo que se echara para abajo, porque los ángeles de Dios le ayudarían para no golpearse. Sin embargo, nunca he escuchado que a esta palabra se le dé una aplicación práctica a nuestra vida cotidiana.

 

Tientan a Dios los que no traen llanta extra ó jack en el carro, ya no digamos luces muertas o chaleco resplandeciente; los que no se ponen el cinturón de seguridad; los que consumen alimento chatarra y quieren estar sanos; el pastor que sin tener fe para sanar enfermos, le dice a su oveja que no se tome las medicinas, y se le muere; los que van de camping al desierto, la montaña o el bosque, en chanclas, en shorts, sin gorra o sombrero, sin cantimplora.

 

Aplicar la ley de Moisés a los creyentes (Hechos 15.10), haciendo un uso ilegítimo de ella (1ª. a Timoteo 1.8-11), etc., también es tentar a Dios.

 

85.    Salmistas famosos

 

Antes de publicar sus letras, los cantautores debieran –como mínimo- someterlas al escrutinio de los maestros de la congregación a la que pertenecen, así se evitarían tantos falsos mensajes que se cantan “al Señor”, los cuales se aceptan porque son ideas bonitas. Los ministros que toleran esta situación –ya sea por la fama, por el diezmo jugoso o por cualquier razón-, se hacen cómplices de la enseñanza torcida de sus “exitosos salmistas”.

Enviar la rx 101

 

86.    Segundas nupcias

 

Son muchos los “cristianos y ministros de Dios” que están en pecado de adulterio, pues viven con una pareja que no es la primera. ¿Acaso es muy difícil entender esta palabra de Jesús? (Mateo 5.32, 19.9, etc.). Las segundas y posteriores nupcias, aunque se hagan en una iglesia ante el sacerdote católico ó el pastor, no son aprobadas por Dios. Estos son los que necesitan hacerse eunucos por causa del reino.

Enviar con el estudio bíblico “Eunucos por el reino”.

 

87.    Gloria de los hombres

 

Los ministros que reciben gloria de los hombres a través de los premios otorgados por mayores ventas, mejor voz, imagen ó grabación; los que reciben reconocimientos y diplomas por antigüedad en el ministerio, por haber tomado un curso especializado de teología, hermenéutica, homilética, exégesis; de un gobierno, o por otro motivo cualquiera (Juan 5.41), están en riesgo de extraviarse de la verdad. Y, además de perder la fe por recibir reconocimientos de los hombres (Juan 5.44), no esperen recibir galardón de Dios, si ya fueron pagados aquí en la tierra. Ya han escogido cuál tesoro prefieren (Juan 12.43).

 

Según lo que dijo Jesús  (Mateo 7.22-23), más de la mitad de los grandes ministros que hay en la actualidad, los cuales tienen grandes nombres entre la población “cristiana”, en aquel día habrán de escuchar unas palabras terribles en boca de Jesucristo; y los tesoros acumulados de fama, riquezas, aplausos, reconocimientos, etc., se van a desvanecer, porque habiendo estado tan ocupados en la obra “del Señor”, se olvidaron de hacer lo esencial.

 

88.    Ministros asalariados

 

Los que han decidido cobrar aquí en la tierra por sus servicios ministeriales, ciertamente están en su derecho; pero consideren todo lo que pierden a cambio de ese beneficio económico:

 

Ø      Ponen obstáculo al evangelio de Cristo que dicen predicar,

Ø      se les desvanece la gloria que iban a recibir del Señor por su obra ministerial,

Ø      abusan de su derecho,

Ø      ganan menos almas,

Ø      se hacen siervos no del Señor sino de quien les paga,

Ø      en su vida personal no participan de las gracias del evangelio de Jesucristo, porque lo predican solo con palabras,

Ø      están corriendo pero no de la manera que debieran hacerlo para llevarse el premio,

Ø      por no abstenerse reciben aquí corona corruptible, no esperen recibir la incorruptible,

Ø      no ponen su cuerpo en servidumbre hacia los demás sino en señorío sobre la congregación.

 

Por todo esto, aunque han sido heraldos para otros, están en riesgo de ser eliminados y no alcanzar ni su propia salvación (1ª. a Corintios 9).

Enviar con el estudio “Batallas y galardones”

 

89.    Establecer el reino

 

He leído que muchas iglesias tienen como misión de parte de Dios establecer el reino de los cielos, una expresión que se escucha muy bonita; pero que implica una acción a la cual Jesús nunca se refirió diciendo que sus apóstoles pudieran o tuvieran que hacerlo. Por lo tanto, a quienes creen tener esta misión, bueno les resultará meditar sobre lo que sí dijo Jesús:

 

Respecto al reino, podemos leer exclusivamente en el evangelio escrito por Mateo. El primer punto es que el reino de los cielos se ha acercado por sí mismo, no porque alguien lo haya traído. Luego vemos dos requisitos referentes a de quiénes es el reino de los cielos, que son pobreza de espíritu, y padecer persecución. Nadie puede establecer lo que no tiene. Los ministros que quebrantan alguno -solo alguno- de los pequeños mandamientos, si en el reino de los cielos lo llamarán pequeño, ¿podrá hacer algo grande aquí en la tierra?

 

Tan solo para que se abra la puerta y lograr el pase de entrada, es necesario que seamos más justos que los religiosos (Mateo 5.20ss) y no confiarnos en nuestras repeticiones de “Señor, Señor”. En estos dos asuntos, muchos de los “inconversos” que todavía hoy ignoran todo acerca del reino, lograrán sentarse antes que quienes se consideran hijos del reino, pues muchos de estos serán echados a las tinieblas de afuera (Mateo 8.11-12), seguramente por no reunir los requisitos, aunque tengan el gran anhelo de establecerlo.

 

Para arrebatar el reino es preciso ser valientes -una cualidad poco común-, y en algunos de quienes dicen tener la misión de establecer el reino, es notoria la cobardía que les hace ser tolerantes con lo que Jesucristo dice que no se debiera tolerar en la iglesia, con quienes se les debiera tapar la boca, y desecharlos (Tito 1.10-11 y 3.10, Romanos 16.17, 2ª. a Corintios 11.4, 19-20, 2ª. a Tesalonicenses 3.6, 1ª. a Timoteo 6.5, Apocalipsis 2.14-15 y 20).

 

Llega un momento en que se puede distinguir muy bien entre el trigo y la cizaña, entre los cabritos y las ovejas (Mateo 25.32). Además, si entendiéramos el mensaje de Jesús, veríamos que en aquella parábola no está hablando de la iglesia, sino del mundo (Mateo 13.38), y por lo tanto, entenderíamos que Jesús no dijo que en la iglesia debiera haber cizaña.

 

¿Y qué deberán hacer los ministros que quieran ser siervos fieles cuando alguno de entre ellos se transforma en lobo? (Hechos 20.29-30).

 

90.    Descubrir el llamado

 

Existen megaiglesias que ofrecen cursos, retiros ó conferencias en los cuales te capacitarán para que “tú” descubras tu llamado. Ese es un evangelio diferente al de Cristo Jesús, porque de acuerdo con lo que Dios tiene determinado para la edificación de la iglesia, el llamado es un acto soberano de Dios. Él decide quiénes serán apóstoles, quiénes profetas, quiénes evangelistas, quiénes pastores, quiénes maestros. También es ÉL quien decide cuáles serán vasos de honra y cuáles de deshonra. En aquellos eventos mencionados, solo se “descubren” llamados para honra.

 

El método que Dios tiene establecido para dar a conocer el llamado, es a través de sus siervos los profetas, y además un punto muy importante es que, para que la competencia de un ministro provenga de Dios, no se determina en base a cualidades naturales (2ª. a Corintios 3.5-6a).

 

No olvidemos que el llamado a la salvación es el supremo llamamiento (Filipenses 3.14), que es más importante esforzarse cada uno en entrar por la puerta estrecha (Lucas 13.24).

 

91.    Sin profecía

 

Lo que Dios quiere hacer con una congregación, o lo que quiere Él que la congregación haga, lo comunica a través de sus siervos los profetas. Una congregación que no tiene profecía, se extravía en los planes propios ideados por los ministros, quienes pueden tener una gran capacidad creativa acerca de qué hacer, y por esa razón llenan su agenda programando los eventos de todo el año.

 

También existen congregaciones que han recibido profecía específica; pero pasado un tiempo, toman su propio rumbo y reciben otros sustitutos de lo que Dios les había prometido. Es como si Moisés, cuando los espías reportaron que no se podía conquistar aquella tierra, hubiera decidido llevar al pueblo en pos de otra.

 

92.    Escuela bíblica para niños

 

Es costumbre general que en las iglesias haya un ministerio de enseñanza para los niños, atendiendo las palabras de Jesús de no impedirles que vengan a Él. Lamentablemente, el material didáctico-pedagógico que se ha producido para este efecto, se enfoca mucho -o aún exclusivamente- en conocer las grandes historias de los grandes personajes del antiguo testamento. De esta manera, el enemigo ha atrapado desde la infancia a los que serán líderes de la iglesia en la siguiente generación, pues los instala desde esa edad en la fascinación por el viejo pacto (Gálatas 3.1ss).

 

Lo sano sería que ese material se ocupara de los grandes milagros de Jesús, de los apóstoles en Mateo-Lucas 10, en el libro de los hechos, de Esteban, Felipe, Pablo, Pedro, Tito, Timoteo, etc. Tengamos en cuenta que al ubicarlos en aquello que solo es sombra de lo que había de venir, les estamos enseñando a tener satisfacción espiritual en las glorias y maravillas de algo que ya murió (2ª. a Corintios 3.9-11).

 

¿No sería mejor enseñarles a mostrar en este siglo las riquezas de Dios?  (Efesios 2.7).

 

93.    Moisés y Aarón no creyeron

 

Moisés no pudo recibir la promesa de entrar a la tierra prometida. Algunos ministros dicen que fue porque se enojó, otros porque le pegó a la peña, otros más por desobedecer. Pero no es así, porque el texto no dice que se enojó. Lo que sí dice es que Dios le negó la entrada no solo a Moisés, sino también a Aarón, porque ambos no creyeron en ÉL, ni lo santificaron (Números 20.12).

 

Pues bien, recordemos que el viejo pacto no contiene la esencia de las cosas, ya que solamente es la sombra. Si Dios en lo que es sombra, no toleró esa incredulidad y falta de santificación a Su nombre . . . . .

 

¿Qué hará con los muchos ministros que no creen que las abundantes riquezas de Dios deben ser mostradas en todos los siglos (Efesios 2.6-7)?

 

94.    Lirios elegantes

 

No obstante las palabras de Jesús que tanto se predican, muchos son los ministros de Dios en quienes es bastante evidente que se esmeran, se afanan en siempre lucir con sus mejores galas en ropa y accesorios de lujo. Para ello pueden tener una y mil razones, el caso es que con este hecho están predicando un evangelio diferente al de Jesús el Cristo (1ª. a Timoteo 2.9), diferente al que pronuncia su boca (Mateo 15.8-9). Y pueden justificarse diciendo que Dios se las ha añadido porque son justos y fieles; pero eso no es posible si no se manifiestan evidencias de transformación espiritual que demuestren que han entrado al reino (Efesios 2.7; Hebreos 2.4, 1ª. a corintios 2.4-5).

 

95.    Sacerdotes mediadores

 

Se predica en muchas iglesias cristianas que todos los creyentes han sido constituidos por Dios como sacerdotes (1ª. de Pedro 2.5 y 9), y esa palabra es correcta. Sin embargo, en las iglesias se practica otro evangelio, pues cuando se trata de presentar algunas ofrendas, éstas tienen que realizarse a través del ministro principal, generándose una contradicción entre las enseñanzas teóricas y los hechos. Si verdaderamente el creyente es sacerdote, él puede presentar ofrendas, y no serán menos válidas. Tampoco ha de ser forzosamente en el edificio donde se reúne la iglesia, pues hacerlo en casa no le quita valor, si el mismo creyente es templo vivo, no el edificio.

 

Ejemplo: Cuando estaba programada una ofrenda equis en la iglesia, y por la razón que usted quiera, el pastor/ministro la cancela, y quienes la habían preparado se quedan tristes por no haber podido presentar su ofrenda, esa es evidencia de que en realidad la intención de su corazón era solamente exhibir un show religioso. Nadie tiene autoridad para impedirte que presentes una ofrenda al Señor; pero las tradiciones humanas infiltradas en las iglesias, han convertido a este acto en una liturgia, una ceremonia, o una presentación artística. Un odre viejo.

 

96.    Médicos filantrópicos

 

Dar consulta médica gratuita es una función humanamente muy loable que realizan algunas asociaciones filantrópicas. Sin embargo, darlo en la iglesia y presentarlo como ministerio de sanidad, es desvirtuar el evangelio de Jesucristo, quien vino a demostrar que el reino de los cielos no consiste en palabra, sino en poder de Dios (1ª. a Corintios 2.4-5, 4.20). Es también pretender que la iglesia de Cristo se puede edificar con materiales que Dios quiere destruir, es convertirse en enemigos de la cruz de Cristo, que es locura para los que se pierden (1ª. a Corintios 1.18-19), y prefieren entonces presentar la ayuda humanitaria como evangelio.

 

¿Cómo se muestra un auténtico ministerio de sanidad? (Hechos 8.5-8, 9.34, 19.12; Efesios 2.7, etc.).

Enviar la rx 221

 

97.    Alabanza contemporánea

 

“Somos una iglesia cristiana . . . . .  con adoración y espiritualidad contemporánea”. Tienen razón quienes no toman la adoración tal como se dio en el viejo pacto, con elementos externos como el pandero, el shofar, los instrumentos de cuerda, de aire, etc. Si meditamos en Juan 4.23-24 entenderemos que la adoración que se dio a Dios conforme a la ley del antiguo testamento, no fue en espíritu ni en verdad, fue en la carne, en las emociones, en el alma.

 

Esto es así porque la verdad está en Jesucristo, no está en la ley (Juan 1.17). Sin embargo, lo contemporáneo que se ve en las iglesias cristianas, puede referirse solamente a que los instrumentos y el tipo de música son modernos, no antiguos, para dar entretenimiento a más gente. Si se considera que esta contemporaneidad es lo importante, quienes lo hacen así, continúan ofreciendo la alabanza y la adoración conforme al viejo pacto, y por lo tanto, no pueden agradar a Dios (Hebreos 10.8).

 

98.    Mirar a Jesús

 

Es muy bueno que una iglesia declare que están “Mirando únicamente al Evangelio de Cristo, conforme nos lo enseñan las Sagradas Escrituras (Hebreos 12.2). Sin embargo, aunque tenemos ese conocimiento, en la práctica lo común es que se sigan las tradiciones aprendidas de los ministros que nos antecedieron, y en esas tradiciones hemos aprendido a poner los ojos –inconscientemente- también en la ley, en las ordenanzas del antiguo pacto, a pesar de que el Padre nos dice que ya no escuchemos a Moisés, sino a Jesucristo (Mateo 17.5). Con esas tradiciones de hombre aprendidas en la iglesia, invalidamos el mandamiento de Dios (Marcos 7.7-9).

 

Está muy bien hacer a “un lado todo concepto humano denominacional” (Colosenses 2.8); pero también es indispensable que estemos confirmados en la verdad presente (2ª. de Pedro 1.12), y eso no es posible cuando continuamos asidos de la ley de esclavitud, de pecado y de muerte (Gálatas 3.24, 4.24-25 y 5.1 y 4, 1ª. a Corintios 15.56-57).

 

99.    Compañeros o discípulos

 

El compañerismo es una más de las filosofías y huecas sutilezas introducidas en las iglesias cristianas (Colosenses 2.8). En el evangelio de Jesucristo no hay un llamado para que seamos compañeros, sí lo hay para que seamos discípulos de Él, amigos de Él, y que entre nosotros seamos uno como ellos tres (Juan 17.21); pero por tener un solo bautismo, una sola fe, un solo Señor, etc. (Efesios 4.3-6).

 

En cuanto a nuestra relación con los demás miembros de la congregación, el llamado no es a la amistad, sino al amor fraternal no fingido, que logremos amarnos unos a otros no de la manera que ama el mundo, sino mucho más allá, de la manera en que Jesús amó a los doce, incluido Judas. Por lo común, lo que sucede en las iglesias es que se forman grupitos por afinidades, por simpatías, por similitudes de condición económica, social, intelectual; lo cual implica hacer acepción de personas (Stgo. 2.9). Porque una buena relación con Dios no se determina en el lugar secreto, sino primordialmente por nuestra relación con los hermanos.

 

¿Qué hemos de hacer para lograr que los hermanos se amen unos a otros? (1ª. de Juan 4.20)

 

100.                      Injusticias e iniquidades

 

De acuerdo con la ley espiritual de Dios para la humanidad, todo lo que sembrares cosecharás. Así mismo, Dios ha puesto delante de nosotros la bendición y la maldición (Deuteronomio 28), de tal manera que todo lo que nos sucede en la vida es consecuencia de nuestros actos, ya sean de obediencia o rebelión. Por lo tanto, aquellas cosas que nos suceden y que llamamos injusticia,  en realidad es el justo pago que Dios nos da a través de otros a lo malo que hicimos.

 

Los ministros de las iglesias deben ocuparse en enseñar a los congregantes cómo Jesús nos puede hacer libres de las maldiciones de la ley (Gálatas 3.10-13), para que ya no recibamos el castigo de nuestras iniquidades propias o heredadas de nuestras generaciones (Exodo 20.4). Los ministros que se ocupan en brindar asesoría legal para defender a las ovejas de las “injusticias”, con ese acto están predicando que Dios es injusto, porque no conocen el largo alcance del auténtico evangelio de Cristo.