Reflexiones 251 a 300

  1. Las escrituras son muy claras
  1. Cierto, son totalmente claras para el Padre, para el Hijo, y para el Espíritu Santo, porque estas tres personas tienen la cualidad de la omnisciencia. Mas para nosotros los mortales, siendo que aún lo más sabio del hombre no alcanza lo insensato de Dios (1ª. a Corintios 1.25), muchos misterios de Dios no los alcanzamos a comprender.
  1. Y siendo tan finito y limitado nuestro entendimiento (2ª. a corintios 3.14-16, 4.3-4), con lo poco que entendemos nos atrevemos a establecer doctrinas y dogmas con el carácter de absolutos, infalibles. Con ellos creamos los muros de división denominacionales (1ª. a corintios 1.10-12) que nos hacen imposible alcanzar la unidad de la fe en un mismo Espíritu (Efesios 4.1-3), estando así mismo impedidos para llegar a la estatura de Cristo (Efesios 4.13-14).
  2. Nos acercaríamos más a parecer que somos discípulos de Cristo, si anunciáramos nuestra verdad como “esto es lo que alcanzo a entender”, y que estuviéramos abiertos a considerar los puntos de vista de otros ministros, examinándolo todo y quedándonos con lo que nos parezca bueno (1ª. a Tesalonicenses 5.21), porque el mismo Jesucristo nos manda que nos enseñemos y exhortemos unos a otros, aún cuando consideremos que la palabra de Cristo abunda en nosotros (Colosenses 3.16).

 

  1. ¿Cómo se salvan los indoctos?
  1. Recibí de un pastor la siguiente pregunta: ¿Cómo se salvan las personas que no alcanzaron a conocer a Jesús? ¿Cómo se salva la gente en el Antiguo Testamento? ¿Cómo se salva un indígena o un budista que jamás tuvo la oportunidad de oír de Cristo?
  2. Respuesta: El ministerio de enseñanza que yo estoy ejerciendo, se centra en lo bueno que es para nosotros conocer el evangelio de salvación por medio de Jesucristo en cuanto a lo que nos corresponde hacer para alcanzar esa salvación. Es más importante para nosotros preguntarnos cómo vamos a alcanzar nuestra propia salvación, o cómo podríamos descuidarla (Filipenses 2.12) tanto como para no alcanzarla (Hebreos 12.15), porque nuestro nombre haya sido borrado (Apocalipsis 3.5); que preguntarnos acerca de cómo la habrán de alcanzar las personas que usted menciona.
  3. Sin embargo, le voy a comentar que muchos son los ministros que afirman tener su salvación asegurada, solo porque repitieron una oración. Están ignorando muchas citas, y en aquel día se van a llevar una sorpresa enorme. De la misma manera, muchas personas se lanzan a "evangelizar" a otros sin esperarse a ser perfeccionados para la obra (Efesios 4.12), porque dicen que en lo que se esperan, podrían morir muchos sin ser salvos. ¿será posible que alguien pueda tener más urgencia o más amor que Dios mismo por esos perdidos que se van a morir?
  4. En una de las veces que Jesucristo resucitado se apareció a sus discípulos, les ordenó lo que conocemos como "la gran comisión". Pero también les dio este otro mandato: "espérense, hasta que . . . . . . (Lucas 24.49, Hechos 1.8). Muchos ministros contemporáneos niegan que sea necesario o conveniente esperar. Como quien dice: esta es una orden de Jesús que debemos hacer a un lado, porque ÉL no supo lo que decía, porque se le pasó pensar en esas gentes que morirían antes.
  5. Imagínese usted que aquellos discípulos de Jesús no se hubieran esperado, porque indudablemente que mucha gente habrá muerto entre ese día del mandato y el día de la investidura de poder, cuando empezaron a predicar.
  6. Antes de que Jesucristo ascendiera corporalmente a los cielos, descendió a las partes más bajas de la tierra (Efesios 4.8-10), es decir a los infiernos, en el espíritu, para predicar a los espíritus encarcelados (1a. de Pedro 3.19-20), y llevar cautiva la cautividad de los que creyeren a Su predicación.
  7. Y como Jesucristo no tiene la barrera del tiempo, concluyo que Su predicación se escucha por siempre, precisamente para dar la oportunidad de salvación también a quienes nunca les fue presentado el salvador, incluidos los del pueblo de Israel  de épocas anteriores a Jesús de Nazaret.