1.- Un Siervo Fiel

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto!; pero eso no sucederá todavía mientras no se halla predicado este evangelio del reino (Mateo 24.14), ni hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25. ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5).

 

 

UN SIERVO FIEL

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Quizá porque Él es eterno, Dios no tiene temor para poner en ruinas y destrucción a su pueblo durante un lapso de 70 años ( y quizá hasta más). Nosotros en cambio, que somos tan finitos, con una vida tan corta, hasta los cambios más pequeños nos causan temor. Pero nos conviene cambiar, corregirnos a tiempo, antes de que Él intervenga con su ira.

 

  1. En aquella ocasión, la ira de Dios fue tanta que Él no se detuvo en traer todo el castigo que había profetizado: Una gran cantidad de gente de Su pueblo cayó muerta a espada, otra gran cantidad de gente de Su pueblo fue llevada cautiva. Las casas y los edificios de las ciudades de Judá fueron destruidas, arrasadas.

 

  1. Incluso el mismo templo que Salomón había edificado para Él, donde Él varias veces mostró al pueblo Su gloria y Su presencia, aunque fue construido de acuerdo a las especificaciones dadas por Dios, también lo destruyó. ¡Con cuánta mayor  facilidad podría Dios destruir hoy toda iglesia que no ha sido edificada conforme al diseño de Jesucristo mostrado en el nuevo testamento! Aunque Él es lento a la ira y rico en misericordia, Su enojo no se disipa fácilmente. Quizá esto no lo hemos creído, quizá no lo hemos digerido, y por eso hay tanta negligencia en muchos obreros aprendices de albañil.

 

  1. En el momento oportuno, con la debida anticipación, Jeremías fue puesto por Dios como profeta para su pueblo. El encargo que Jehová le encomienda puede dividirse en dos partes: La primera consiste en arrancar, destruir, arruinar y derribar. La segunda en edificar y plantar (Jeremías 1.10). Para que Jeremías pudiera llegar a cumplir este propósito, era necesario que fuera fortalecido como una columna de hierro, como una ciudad fortificada, como un muro de bronce, capaz de resistir los embates del enemigo, como en efecto sucedieron ambas cosas.

 

  1. ¿Y qué es lo que Jeremías debía ponerse a arrancar, destruir, arruinar y derribar? Las costumbres y prácticas de los líderes y del pueblo, que no obedecían a los mandatos de Jehová, sino que vivían según sus propios caminos, es decir según su mejor manera de pensar, básicamente en dos aspectos que son los más importantes: Se crearon ídolos y eran injustos.

 

  1. A eso dedicó Jeremías sus más de 40 años de ministerio profético, trasmitiendo palabra de destrucción si acaso los líderes y el pueblo no abandonaban sus caminos y no mejoraban sus obras. Y vemos a través de todo el libro de Jeremías que los líderes y el pueblo se obstinaron en persistir viviendo con sus ídolos mudos,  sus injusticias, sus robos y sus maldades. No quisieron corregirse, por lo cual la ira de Jehová cayó sobre ellos.

 

  1. La situación actual de las iglesias en general es muy parecida a aquella: Se hace la obra de edificar la iglesia indolentemente, según las mejores ideas de los líderes, en vez de hacerla conforme a las instrucciones claras y precisas que Jesucristo da para ello en Su nuevo pacto. Hay lugares altos e ídolos ahora no mudos, hay injusticias y robos, etc., por lo cual es necesaria hoy  la realización de una obra similar a la de Jeremías: Arrancar, destruir, arruinar y derribar; para poder después edificar y plantar.

 

  1. En aquel entonces el pueblo de Dios decía que estaba bien con Dios, que Dios no iba a causar el daño anunciado por Jeremías y otros profetas por amor a Su templo y a Su ciudad santa.  Nosotros hoy, podemos tener la misma actitud: Decir que Dios no puede traer un Tsunami o un terremoto espiritual con el cual se vayan a colapsar las iglesias que no estén edificadas conforme al modelo dado por Jesucristo, con la misma vana idea de “porque Dios ama a Su iglesia”.

 

  1. Pero precisamente porque la ama, la va a limpiar si nosotros no lo hacemos. Precisamente porque la ama, la va a reedificar, si nosotros no lo hacemos.  Si acaso nos tardamos y su ira llega al borde de la copa, Él destruirá. No se calmará el ardor de la ira de Jehová, hasta que haya hecho y cumplido los pensamientos de su corazón. Algunos entenderán estas cosas hasta después de que sucedan, quizá cuando se queden a la gran tribulación.

 

  1. ¿Cuáles son las acciones que se requiere poner en práctica para cumplimentar hoy ambas etapas de esta comisión?

 

  1. Primeramente, que el presbiterio compelto o el líder absoluto hagan un alto,

 

  1. Leer el manual de Jesucristo en el cual da todas las instrucciones que se requieren para edificar correctamente SU iglesia. Entiéndase y téngase en cuenta que esto está estipulado en el nuevo testamento, y que la ley de Moisés del antiguo pacto ya fue derogada (gálatas 3:19, efesios 2.14-16, Hebreos 7.19-20, etc.),

 

  1. Olvidarse -al igual que Saulo- de todos sus conocimientos anteriores en base a los cuales se relacionaba con Dios, para convertirse en Pablo, el ministro competente del nuevo pacto que estaba dispuesto a recibir nuevas instrucciones acerca de cómo hacer la obra, diferentes y aún opuestas a aquellas que habían sido su costumbre, como las de todo un buen fariseo (Filipenses 3:7-9),

 

  1. Identificar las formas deficientes que se han practicado al edificar la iglesia, para arrancarlas (Tito 1.5),

 

  1. Identificar a los nuevos ídolos –mudos y parlanchines- que hay en las iglesias, para destruirlos, arruinarlos y derribarlos,

 

  1. Implementar las instrucciones de Jesucristo en base a las cuales se empezará a edificar y plantar la nueva iglesia, a fin de prepararla como Él la quiere: Santa, sin mancha y sin arruga (Efesios 5.27).

 

  1. ¿Qué motivación podría tener un líder moderno para hacer los cambios necesarios que le lleven a corregir lo deficiente? ¿Cuán valiente  y violento deberá ser para arrebatar el reino?

 

  1. Existen solo dos tipos de siervos: Los siervos infieles, y el siervo fiel. Los siervos infieles hacen lo que ellos quieren, cuando ellos quieren, para lo que ellos quieren y como ellos quieren. Por el contrario, el siervo fiel se apega en estas cinco cosas a la voluntad de su Señor. Las iglesias, en muchos aspectos están siendo edificadas por siervos infieles, que no se apegan a las instrucciones de su Señor, sino que edifican según sus mejores ideas, a su manera, o tal como otros siervos infieles venidos de una extraña nación, les han enseñado (Jeremías 10:2).

 

  1. Sabemos que los siervos infieles recibirán muchos azotes, tantos como sea el conocimiento de la voluntad de su Señor y las infidelidades cometidas (Lucas 12.46-47). Por si fuera poco, estos ministros serán desconocidos por Jesús, no podrán entrar al reino (Mateo 7.21-23).

 

  1. Por el contrario, el siervo fiel entrará a la fiesta de las bodas del cordero, y allí recibirá galardones. Incluso, entre todos los miles y miles de siervos de Dios que se dicen ser alrededor del planeta, uno de ellos va a ser puesto al frente de toda la casa de su Señor, al igual que José fue puesto al frente de todo Egipto, pero ahora para gobernar a las naciones durante el reino milenario (Mateo 24:45-57).

 

  1. En el reino milenario Jesús ocupará de muchos ayudantes, pues a algunos los pondrá a gobernar solamente 5 ciudades, otros 10 ciudades, etc., y dado que en la actualidad la mayoría de los ministros son infieles, existen muchas oportunidades vacantes para los pocos que sean diligentes y merezcan escuchar de Jesús las palabras “buen siervo fiel, como has sido fiel en lo poco, en lo mucho te pondré. Ven, entra en el gozo de tu Señor”.

 

  1. Tal vez no hemos entendido cuán celoso es el Padre. Tal vez no hemos comprendido cuán exigente y extremista es Jesús. Tal vez no hemos visualizado cuán estrecha es la puerta. Puesto que los obreros son pocos, tal vez creemos que Jesús acepta la obra de cualquiera, aunque sea muy deficiente.

 

  1. El pastor conoce a su rebaño, ya sabe quiénes en su iglesia son ovejas y quiénes son cabritos, y no debiera dejarlos que anden juntos (Mateo 25:32). Tobías, Sanbalat y los demás que son de su condición, se van a oponer a la obra de reconstrucción; pero los que verdaderamente son ovejas, estarán con su pastor y le ayudarán. Los que en esta obra resulten destruidos, no eran ovejas, eran cabritos o lobos. El pastor no debe preocuparse por estos elementos, pues ya tuvieron su tiempo suficiente para convertirse (Apocalipsis 2.21).

 

  1. Hace casi 30 años leí un librito del pastor argentino Juan Carlos Ortiz. Allí narraba su experiencia de cuando se dio cuenta que debería hacer cambios sustanciales en su iglesia porque no la estaba edificando adecuadamente. La idea astuta que puso en práctica fue estarse robando a sí mismo a los que él sabía que eran ovejas, llevándoselas a un redil nuevo, para evitar el desgaste de un enfrentamiento con los cabritos y los lobos, o peor aún, el riesgo de que ellos, siendo numerosos y más fuertes, lo sacaran a él de la iglesia. No nos dejemos llevar por falsas enseñanzas de que el reino de Dios es fácil, de las comodidades, de que todo es automático y gratis.

 

  1. Resulta interesante ver que algunos ministros son selectivos en cuanto a la palabra: Alguna cita sí la aplican, otra deciden ignorarla, y por lo tanto son obreros infieles que van a perder su corona. Por estos motivos, Jesús les dirá  a muchos ministros que no los conoce, y por si eso fuera poco, Él está listo para hacer otro azote de cuerdas (Juan 2.14-16), para pegarles una . . . . . . . . . bien tremenda (Lucas 12.47). 

 

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

San Luis Río Colorado, Sonora, México

Actualizado a julio de 2014