39.- Nuestros caminos preparan el del inicuo

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no del de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto, ya!; pero eso no sucederá todavía mientras nosotros no hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25). ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5). 

 

NUESTROS CAMINOS

PREPARAN el del inicuo

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Mucho se predica actualmente acerca de que la venida de Jesús está muy cercana, tan cerca  que –según dicen- acontecerá en esta generación, pero muy probablemente dijeron lo mismo en todas las anteriores, pues incluso los cristianos de la iglesia primitiva esperaban que ocurriera en su tiempo. El mismo apóstol Juan así lo afirma, como diciendo que las condiciones ya se habían cumplido para que sucediera, puesto que el espíritu del anticristo ya estaba desde entonces en el mundo (1ª. de Juan 4:3), eran muchos los engañadores, muchos los falsos profetas, y muchos los anticristos.

 

  1. En esa misma primera generación de cristianos había quienes ya estaban desesperados porque no ocurría (2ª. de Pedro 3:8). La expresión “el Señor está cerca” (Filipenses 4:5) era muy utilizada en todas las comunidades cristianas, y era tal la confianza de que ese acontecimiento sucedería en ese tiempo, que el mismo apóstol Pablo dice en la que al parecer es la primera de sus  cartas:  “nosotros . . . . que habremos quedado hasta la venida del Señor, . . . . .” (1ª. a Tesalonicenses 4:15). Después, al paso de los años, habría de reconocer en su última epístola “ . . .  el tiempo de mi partida está cercano” (2ª. a Timoteo 4:6), hablando ya de la muerte natural.

 

  1. Lo importante para todos los creyentes no es el cuándo, lo cual es un dato que nadie lo sabe y acerca del que algunos pierden su tiempo haciendo cálculos, sino cuál es nuestra ubicación, nuestra posición espiritual real. Está suficientemente claro que el inicuo será una persona religiosa que está dentro del mundo cristiano, es alguien “de los nuestros” (Juan 17:12 y 2ª. a Tesalonicenses 2:4). Podría ser alguien de la iglesia católica, pero no nos envanezcamos creyendo estar ajenos totalmente a la posibilidad de que sea de las iglesias cristianas.

 

  1. En fin que, vaya a ser de los unos o de los otros, sabemos que, aunque no se ha manifestado el personaje ejecutor porque hay quien se lo impide, en realidad ese misterio de la iniquidad ya está en acción desde hace casi 2 mil años, y el mundo cristiano ha vivido en la jactancia de creer que estamos bien (1ª. a Corintios 5:6), que estamos saciados por el Señor (1ª. a Corintios 4:8), cuando en la realidad hemos consentido a la iniquidad en nuestra vida como iglesia (2ª. a Tesalonicenses 2:12 RVA).

 

  1. Una de las causas de esta situación es que no hemos entendido lo que es apostasía ni lo que es iniquidad, de tal manera que nos apartamos de la verdad hacia las fábulas de la ley (2ª. a Timoteo 4:4), sin darnos cuenta, lo cual no es algo extraño, pues le sucedió inclusive a los hebreos judaizantes que querían imponer la ley a los gentiles creyentes. Toda la carta dirigida a ellos es un cúmulo de reprensiones acerca de sus deslizamientos (Hebreos 2:1), su niñez permanente (5:12), su pago del diezmo que ya estaba abolido (7:18 y 5), y otras cosas más, sobre las cuales se les anuncia el ultimátum de que si desechan al que les está amonestando (12:25), y persisten en esas prácticas voluntariamente habiendo recibido el conocimiento de la verdad (10:26), se convierten en adversarios que van a hervir en fuego (10:27).

 

  1. Vivir en iniquidad y apostasía no implica que los ministros tengan que manifestarse como ogros a los cuales se les pueda notar fácilmente su condición, sino por el contrario, son gente amable, atenta, carismática, elocuente, humanamente llenos de virtudes. El enemigo escoge gente así, porque es la que le puede servir para presentarse como ángel de luz: Aduladores, simpáticos, que usan de la diplomacia y los conocimientos científicos en las áreas de humanidades, personas en las cuales las ovejas puedan confiar plenamente también por sus títulos universitarios.

 

  1. Son muy pocos los que abiertamente afirman “Yo soy el Cristo”, lo cual no significa que Jesús se haya equivocado cuando dijo que muchos lo dirían, sino que una multitud de ministros lo dice encubiertamente, es decir no con esas palabras, sino con sus hechos, porque de esa manera puede pasar desapercibida su jactancia para la mayoría de las ovejas. Son anticristos quienes niegan que pueda ser posible cualquier cosa que Jesús-Cristo haya afirmado, o al revés. Por ejemplo, hay ministros que afirman nunca podrán dejar de pecar (1ª. de Juan 3.6). Son anticristos.

 

  1. De modo que la apostasía ya vino antes del día del Señor (2ª. a Tesalonicenses 2:3), y por lo tanto en cuanto a eso, ciertamente Jesús podría volver cualquier día de estos; pero no será así todavía aunque terremotos, guerras, pestes y hambres siempre los ha habido, y aún se han predicado muchos evangelios; pero no el evangelio del reino (Mateo 24:14), el cual no consiste en palabras, sino en poder de Dios (1ª. a Corintios 4:20). Un evangelio que se predica sin poder, no resulta en salvación para los que creen (1ª. a Corintios 1:18).

 

  1. Mas para los incrédulos, que tratan de justificar su falta de fe afirmando que eso de los milagros y señales ya pasó (efesios 2:7, 1ª. a Corintios 13:10, 2ª. a Corintios 3:11, Hebreos 12.27-28), cuyos cimientos no son firmes sino vanos (1ª. a Corintos 2:4-5), cuyo entendimiento está embotado y enceguecido por el dios de este siglo (2ª. a Corintios 3:14-17 y 4:4), aunque confiesen a Cristo con su boca, y prediquen con elocuencia, y afirmen estar sintiendo la presencia de Dios,  la palabra que predican sin poder es en realidad para que no les resplandezca la luz del evangelio, por lo cual tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre (Apocalipsis 21:8).

 

  1. Son palabras vanas (Efesios 5:6) todas las que pronuncian con su boca o sus hechos en contra de las enseñanzas de Dios expresadas claramente en el nuevo testamento. Es decir, toda decisión que se toma de una manera, cuando Dios marca otra cosa en su modelo de edificación de la iglesia, es idolatría a la vanidad de sus propios pensamientos (Jeremías 18:15). Dios dice que lo haga de cierta manera, pero yo tengo una mejor idea, porque así como dice Dios no funciona, es anticuado, etc. Mis pensamientos son mejores que los de Él. Esta es una manera encubierta de decir “yo soy el Cristo”, son vanagloriosos de sí mismos, y sabemos que los idólatras no pueden entrar al reino de los cielos.

 

  1. De esta manera, muchos son los que están hablando mentira, que viven en apostasía porque se están apartando de la verdad (1ª. a Timoteo 4:1-2). A los que no traen la doctrina de Cristo no debemos recibirlos ni decirles “bienvenidos”, porque al hacerlo seríamos partícipes de sus malas obras, nos contaminaríamos (2ª. de Juan 9-11).

 

  1. Una seria advertencia contra la apostasía es esta: Los que una vez fueron iluminados y gustaron el don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron la buena palabra de Dios, y las virtudes del siglo venidero, y  recayeron, es imposible que sean otra vez renovados para arrepentimiento. Por lo tanto, lo que hacen es  crucificar de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios, y exponerLe a vituperio.

 

  1. De manera que quienes prefieren andar según sus propios caminos, desechan los caminos de Dios (Isaías 55:7-9), y sin saberlo, al obrar así le están preparando el camino al inicuo, para que cuando se manifieste, multitudes de ovejas ya estén acostumbradas al engaño y no puedan discernir la verdad de lo que esté sucediendo, aun cuando la biblia lo anticipe.

 

  1. Sigue siendo cierta hoy la palabra del apóstol Juan: Han surgido muchos anticristos, por eso sabemos que estamos en los últimos tiempos (1ª. de Juan 2:18). Así que los anticristos con su palabra invocan y predican el nombre de Jesús, pero con sus hechos lo niegan (1ª. de Juan 2:22), los que desde antes habían sido destinados para esta condenación (Judas 4).

 

  1. El propósito de estos escritos, es hacer volver a algunos de los muchos que se han extraviado de la verdad (Santiago 5.19-20).

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Maestro Ramón Oliveros Ochoa

Octubre de 2011

 

 

 

50.- Son anticristos quienes niegan lo que Cristo afirma

 

Algunos ministros me han asegurado que ni yo, ni ellos, ni nadie, podemos conocer toda la verdad; que tampoco podemos alcanzar la unidad de la fe, ni la estatura de Cristo, ni ser restituidos con la gloria del Edén, ni dejar de pecar, ni etc. Con esas afirmaciones hacen mentiroso a Jesús (Juan 1.17, 8.31-32, 14.6 y 16.13; Efesios 4.11-13, Romanos 8.19, 2ª. a Corintos 3.18), porque niegan que Jesús ES lo que ÉL dijo que es (1ª. de Juan 2.22), porque no creen a Dios el testimonio que ha dado acerca de Su Hijo (1ª. de Juan 5.10).

 

Pero los mentirosos son ellos, quienes además afirman que han sido hechos libres por la verdad, siendo que no permanecen en Su palabra (Juan 8.32-31), entre otras razones por negar que el Espíritu Santo pueda guiarnos a TODA la verdad. Son mentirosos quienes afirman ser hijos de Dios creyendo que están guiados por el Espíritu Santo (Romanos 8.14), mientras a la vez practican el pecado, del cual ya debieron haber sido hechos libres (Romanos 8.1-2), en oposición a los deseos del Espíritu (Gálatas 5.17), y por lo tanto al no haber sido redimidos de la ley, todavía no han recibido la adopción de hijos (Gálatas 4.5).

 

Estos pensamientos contrarios a la verdad, tienen su origen en el entendimiento que está embotado por leer el viejo pacto, por no haberse convertido verdaderamente a Jesucristo, y por lo tanto en ellos no hay la libertad necesaria para que allí esté el Espíritu del Señor (2ª. a Corintios 3.14-17), porque no han sido renovados por la transformación de su entendimiento (Romanos 12.2), y no tienen la mente de Cristo (1ª. a Corintios 2.16).

 

Son muchos los anticristos que han surgido (1ª. de Juan 2.18), y están dirigiendo iglesias “cristianas”.

 

 

Ministerio de Enseñanza Nuevo Pacto

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Diciembre de 2012