12.- Jerarquías en las iglesias

 

JERARQUÍAS EN LAS IGLESIAS

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. El ser humano natural necesita establecer jerarquías en sus ámbitos, ya sean estos empresariales, políticos, religiosos, deportivos, etc., a fin de poder más o menos convivir pacíficamente, aunque aún así a veces las cosas se salen de los límites convenientes en todos esos campos.

 

  1. Es natural que así sea, la naturaleza humana requiere jerarquías, y es totalmente conveniente que así lo haga el ser humano. Estamos hablando del ser humano natural, es decir, no estamos hablando del ser humano espiritual. Este último puede funcionar según las leyes espirituales, pero no aquel, pues para el ser humano natural es imposible convivir según el Espíritu (1ª. a Corintios 2.14).

 

  1. Ahora bien, para el ser humano natural, además de conveniente en aras de la sana convivencia, las jerarquías son una oportunidad de satisfacer necesidades emocionales como el sentimiento de superioridad, el orgullo, la soberbia, la vanidad, el engreimiento; y los contrarios como la minusvalía, la inferioridad, la baja autoestima, etc.

 

  1. Todas las religiones corresponden a lo dicho en el punto 1, es decir, siendo las religiones un ámbito natural creado por seres humanos naturales, es natural que esas instituciones tengan jerarquías que mantengan un mínimo de orden.

 

  1. Sin embargo, este NO es el caso de la verdadera iglesia de Cristo, fundada y cimentada sobre la roca que es Jesucristo resucitado como  hombre espiritual, ya que ésta no es una institución natural, sino un Cuerpo que está formada por seres humanos que han sido liberados de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8.2, Juan 8.36), y que por lo tanto han alcanzado una condición espiritual que les hace aptos para funcionar espiritualmente, porque ya no pecan, le han conocido y permanecen en ÉL (1ª. de Juan 3.6-9).

 

  1. Por lo tanto, es consecuencia de lo anterior el afirmar que en la verdadera iglesia de Cristo no hay jerarquías de unos sobre otros, nadie está por encima de algunos ni por debajo de otros. Así lo dijo Jesús que debería ser entre sus discípulos (Mateo 20:25-27).

 

  1. Durante los 3 años y fracción del ministerio de Jesús, sus discípulos se comportaron de una manera natural, pues todavía no eran espirituales, por eso es que en varias ocasiones Jesús los reprobó y abiertamente les llegó a decir que “ustedes no saben de qué espíritu son” (Lucas 9:55). Claramente les estaba diciendo: ustedes todavía no son espirituales, y eso aun cuando ya habían sido enviados con poder y autoridad.

 

  1. Pero más adelante en Pentecostés vemos nacer a la iglesia de Cristo. Para este momento, los apóstoles y los demás que perseveraban unánimes, ya habían sido transformados de seres humanos naturales a seres humanos espirituales. Quedaron atrás aquellas expresiones de unos que querían ser más que los otros, sentarse a la derecha, etc. Ya han aprendido que su valor es esencialmente el mismo, aunque siendo diferentes en su personalidad, Pedro resulte el más “aventado” de todos; no por ello es más ministro que los otros, ni está por encima de los otros, ni su llenura del Espíritu es mayor que la de los otros 120.

 

  1. Aunque Jesús dijo que a él le daría la llave del Reino de los Cielos, lo cual en aquel momento seguramente sí le hizo sentirse superior a los otros once, en Hechos 15 vemos a un Pedro que no se comporta como jerárquicamente superior a los demás. Allí encontramos que Pedro, lejos de hablar autoritariamente con una jerarquía de ser superior, expone como a iguales lo que sucedió entre él y los que se congregaron en la casa del centurión Cornelio.

 

  1. Igualmente, y como prueba de que se manifestaba entre ellos esta condición de sentirse iguales, resulta ser Jacobo (no el apóstol, sino el hermano de Jesús) quien aporta la solución para el conflicto (Hechos 15:20), la cual en efecto ponen en vigor –no como una decisión absolutista e impositiva de Pedro, ni siquiera de los 12 sobre los demás ancianos- sino por una decisión unánime de los ancianos y los apóstoles. Este Jacobo tampoco actuó como quien tiene una jerarquía de superioridad o mando.

 

  1.          Así que nos encontramos con que la primitiva iglesia de Cristo, la verdadera, no tenía jerarquías humanas. Está claro que Pedro no se comportó como correspondería al primer Papa según los conocemos hoy, porque no se sentía ser superior a los otros, no ejercía mando, control, ni dominio sobre los demás, como lo hacen hoy los ministros que actúan como Jezabel y los nicolaítas.

 

  1.        Lamentablemente encontramos en la actualidad que en la gran mayoría de las iglesias “cristianas” hay jerarquías de autoridad, de mando, de poder; en donde un ministro es más que otros, o en donde otros (un equipo presbiterial, por ejemplo) se imponen sobre un ministro que viene a ser su empleado al que dan órdenes. Tal situación les hace no ser discípulos de Cristo, y por lo tanto, la iglesia que dirigen es en realidad un club religioso, y la religión que tienen, en el fondo o en esencia, muy poco tiene qué ver con Cristo. Usufructúan el nombre de Cristo, porque tal nombre tiene poder en sí mismo para atraer a multitudes.

 

  1.      Los líderes de tales iglesias en realidad se han convertido a Cristo solo parcialmente, por eso continúan con las mismas necesidades emocionales del ser humano natural que quiere mandar, dominar, ejercer control sobre los demás. Y dado que a la vez existen muchísimas personas ciegas con la necesidad de ser guiados por otros, las cuales aunque lean la Biblia no descubren cuál es la verdad presente del evangelio de Jesucristo (2ª. de Pedro 1.12), porque tienen embotado el entendimiento (2ª. a Corintios 3.14-17), entonces viven ambos grupos en una simbiosis, porque se necesitan mutuamente.

 

  1.        Sin embargo, en muchos de los casos no es que los líderes quieran vivir separados de Cristo, sino que así aprendieron de la generación anterior a dirigir las iglesias, y solo están imitando lo que vieron hacer, lo que les enseñaron los ministros que vinieron de otras naciones (Jeremías 10:2), creyendo que están haciendo lo correcto.

 

  1.        Además de lo antes referido, tomemos en consideración lo siguiente: Si la iglesia de Cristo tuviera que gobernarse, entonces serían necesarias las jerarquías; pero podemos  darnos cuenta que la verdadera iglesia de Cristo no requiere jerarquías porque no se gobierna, sino que se cuida (1ª. a Timoteo 3:5 y 1ª. de Pedro 5:1-2). Los líderes deben gobernar bien su casa, y así sabremos si son o no son aptos para cuidar la iglesia. Y para que los pastores cuiden bien a las ovejas, como propias, es necesario que no sean asalariados (Juan 10:12-13), es decir, que no vivan del evangelio. ¿No fue Jesús quien dijo eso?   ¿O acaso alguien pudiera decirme en qué parte de los escritos del evangelio de Jesucristo aparece el organigrama de la iglesia primitiva?

 

  1.        Esta es la oportunidad de corregir lo deficiente (Tito 1:5). Si queremos primeramente ser verdaderos discípulos de Cristo, hagamos a un lado las jerarquías, despojémonos de ese peso pecaminoso que nos asedia (Hebreos 12:1) y nos impide crecer espiritualmente. Confrontemos nuestra condición humana natural, clamemos por la transformación de nuestro entendimiento hasta que tengamos la mente de Cristo (1ª. a Corintios 2:16), y entonces sí, dirigiremos la iglesia no según nuestras mejores ideas, no a nuestra manera, lo cual es un altar a la vanidad (Jeremías 18:15) sino según el pensamiento de Cristo. Los dominadores siempre querrán establecer jerarquías, y los que toleran ser dominados (2ª. a Corintios 11.20), o necesitan seguir a alguien, estarán contentos con los jerarcas que les oprimen.

 

  1.     Hagamos esto segundamente si queremos dejar de ser carnales, alcanzar la edad de hombres espirituales marcada por el Padre, para que nos reparta la herencia del Reino de los Cielos habiendo antes recibido la adopción de Hijos de Dios (Gálatas 4:1-5), y así podamos algún día manifestarnos como Sus hijos (Romanos 8:19) en esta vida, no en la otra.

 

  1.    No es lo mismo “autoridad espiritual” que “jerarquía organizacional”. Solamente  los ministros auténticos saben cómo ejercer autoridad espiritual sin establecer jerarquías organizacionales, ni dominios, ni controles (1ª.  a Tesalonicenses 5:12 y 1ª. de Pedro 5:3) y mediante esa autoridad, ponen el debido orden que debe haber en la congregación (1ª. a Corintios 4.19 y 3ª. de Juan 1.9-10).

 

  1.       Las palabras griegas “protón, deuterón y tritón” que en español significan “primero, segundo y tercero”, pueden referirse según el diccionario Strong a tiempo, lugar, orden o importancia. Como el Padre no puede contradecir al Hijo, porque ambos están de acuerdo, en 1ª. a Corintios 12:28 Dios no establece una jerarquía de mando poniendo a unos sobre otros, pues de acuerdo con la enseñanza de Jesús, la condición de ser mayor que otros se alcanza por el servicio. Por lo tanto, en esta cita encontramos una secuencia de tiempo, no una jerarquía de orden o importancia.

 

  1.        Tomemos como ejemplo de lo que significan estas 3 palabras griegas, con el caso de Esteban, quien es conocido como el “protomártir” del cristianismo, precisamente por ser el primero en tiempo, no en importancia. El apóstol Jacobo Zebedeo, hermano de Juan, sería el deuteromártir, y así sucesivamente. Queda bastante claro que Esteban es primero, y Jacobo es segundo; pero eso no significa nada en referencia a una jerarquía del “proto” sobre el “deutero”, y sí una secuencia en el tiempo.

 

  1.    Recordemos que la iglesia católica de hoy, hace casi dos mil años era la iglesia primitiva. ¡Qué enorme cambio! Una de las razones de esa transformación negativa es la práctica nicolaíta de establecer jerarquías organizacionales, las cuales traen entre otras consecuencias, la arrogante imposibilidad de que se puedan hacer señalamientos de los laicos al clero, es decir de abajo hacia arriba. Algunas iglesias cristianas van caminando hacia esa doctrina nicolaíta, y otras, definitivamente ya están inmersas en ella.

 

  1. Resulta muy interesante descubrir que  una gran cantidad de ministros muestran predilección por 1ª. a Corintios 12:28 sobre Efesios 4.11 precisamente porque pareciera establecer jerarquías, lo cual es algo que les gusta mucho a los ministros naturales que todavía no son espirituales porque nunca han dejado de ser cabritos, o lobos. Los espirituales seguramente tomarán en cuenta también 1ª. a Corintios 12:8-10 porque habla de dones que se utilizan para servir, exclusivamente, no para dominar. El Padre no puede contradecir al Hijo, y Jesús estableció igualdad entre sus discípulos/ministros, y la estatura mayor se alcanza por el servicio, no por el mando.

 

  1. En cuanto a los cinco ministerios constituidos por Jesucristo en Efesios 4:11, tampoco representan un orden jerárquico, sino que allí vemos a un equipo de ministros que, teniendo diferente función en el cuerpo, son iguales en valor y todos están sometidos unos a otros trabajando en la no fácil tarea de perfeccionar a los santos, desempeñando cada uno la actividad que le es propia (v. 16). Esto es indispensable para que se logre todo lo enunciado desde el versículo 12 hasta el 16. Dado que muchas iglesias han decidido eliminar algunos ministerios, muy en rebeldía contra “su” Señor -lo cual es obstinación e idolatría- vemos como resultado que el cuerpo no recibe un crecimiento armonioso de todos los miembros.

 

  1. La costumbre tradicional de que el pastor es el jefe de la congregación, y si acaso existen otros ministros son sus ayudantes subordinados, es una actitud anticristo, es una muestra más de las idolatrías que funcionan en las iglesias porque los ministros la edifican según sus propios caminos (Jeremías 18:15). Lo mismo hacen muchos falsos apóstoles.

 

  1. Tengamos muy en cuenta  que –de acuerdo con la doctrina de Jesucristo- ningún ministro es cabeza, que todos se someten unos a otros, no todos a uno. No hay jerarquías de mando, ni por razón de ministerio, ni de sexo, ni por personalidad sobresaliente, ni por antigüedad, ni por monto de aportación, ni por tener más unción, ni por herencia familiar. Habrá ocasiones en las que quien parece menos ungido, sea el que está en la verdad. Cuando usted como ministro sienta que es más grande que algún otro, la única forma en que podrá resistir al diablo en este asunto y escapar del lazo, será sirviéndole precisamente a ese ministro.

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado en Febrero de 2014