27.- Cristianos sin herencia

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto!; pero eso no sucederá todavía mientras no se halla predicado este evangelio del reino (Mateo 24.14), ni hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25. ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5).

 

HEREDEROS SIN LA HERENCIA

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. ¿Qué es el reino y dónde está?
  2. ¿Quiénes ya entraron al reino?
  3. ¿Es necesario pagar un precio por el reino?
  4. ¿Quiénes son los herederos del reino?
  5. ¿Quiénes se oponen al reino?
  6. ¿Cómo se manifiesta que alguien ha entrado al reino?
  7. ¿Quiénes no pueden heredar el reino?
  8. Grandes ministros que no lograron entrar al reino
  9. ¿Dónde están y cuáles son las llaves?

 

 

  1. ¿Qué es el reino y dónde está?

 

1 El reino de los cielos está suficientemente descrito por Jesús en sus parábolas, las cuales son muy conocidas, aunque no entendidas claramente. Después de leer este escrito, vuelva usted a repasarlas, seguramente entenderá algo más de lo que antes entendía.

 

2 El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder (1ª. Corintios 4:20).

 

3 El reino de Dios ya está entre nosotros (Lucas 17:21), pero eso no significa que todos los que decimos ser creyentes estemos dentro de él.

 

 

  1. ¿Quiénes ya entraron al reino?

 

4 Jesús hombre fue el primero en entrar al reino de los cielos (Lucas 4:18-19), y fue ungido por Dios en el Jordán para desempeñar los 5 ministerios (Efesios 4.11) como resultado de que había complacido al Padre desde antes, en su vida privada. Esta herencia del reino de los cielos  fue a la vez entregada por Jesús a sus discípulos (Juan 17:22).

 

5 En el libro de Los Hechos podemos leer que Dios repartió –en esta vida- su herencia del reino de los cielos durante los primeros años de la iglesia primitiva a varios de sus hijos, de una manera real, no ilusoria; sólida, consistente; no imaginaria, no emocional, no vana. Este hecho se  manifestó a través de milagros, señales, prodigios, sanidades, liberaciones, decretos, etc.

 

6 Algunos casos de hijos que sí recibieron la herencia de la gloria del reino, son: Pedro, Juan, Esteban, los otros diáconos/ministros, los otros once apóstoles, los demás apóstoles (1ª. a Corintios 15.5-7), Felipe el Evangelista, Ananías el discípulo de Damasco, los apóstoles Bernabé y Saulo (Hechos 13.1ss).

 

 

  1. ¿Es necesario pagar un precio por el reino?

 

7 Existe la creencia muy generalizada entre los cristianos de que Dios, como es muy bueno, todo lo regala, inclusive el reino; pero no es así. De esta manera el enemigo mantiene una nube de engaños sobre muchas iglesias.

 

8 Está establecido y Jesús lo anunció, que el reino de los cielos ha de ser buscado (Mateo 6:33), es decir: No es algo que le caiga a las personas así nomás porque sí. Una búsqueda requiere esfuerzo, dedicación, perseverancia, etc. Las palabras de Jesús incluyen buscar también la justicia del reino, lo cual implica -como Él mismo lo dijo en otras ocasiones- no hacer nuestra propia justicia. Conozco el caso del líder de una de las iglesias más grandes de la localidad, quien está clamando ante la justicia de los hombres. Este solo hecho le coloca en la imposibilidad de poder entrar al reino.

 

9 En Mateo 11:12 Jesús dijo que solamente los violentos arrebatan el reino. Y aun con estas palabras, todavía hay ministros enseñando que por solo repetir una oración a Jesús, ya están dentro del reino.

 

10 Existen muchos cristianos que en su vida pasada vivían en adulterio, vienen al Señor Jesús; pero continúan viviendo en adulterio con la segunda o tercera pareja porque no se les trasmite correctamente la enseñanza de Jesús sobre este punto (Mateo 5.32 y 19:3-12). Quienes están en esta situación y quieran entrar al reino, tendrían qué pagar el precio de hacerse eunucos a sí mismos (Este tema se trata por separado).

 

11 Ciertamente, hay quienes entran al reino de los cielos al morir (Lucas 23:43); pero esa no es la voluntad de Dios para todos. Además, ambos ladrones murieron; pero solo uno logró arrebatarlo.

 

12 Para entrar en el reino de Dios es necesario pasar por muchas tribulaciones (Hechos 14:22).

 

 

  1. ¿Quiénes son los herederos?

 

13 Dios tiene el reino de los cielos como herencia exclusivamente para sus hijos. Tal herencia está reservada para aquellos que son guardados mediante la fe para alcanzar la salvación (1ª. Pedro 1:4-5). Es decir que no es para todos los que dicen ser cristianos.

 

14 Esta herencia es la gloria de Dios repartida a  algunos de sus herederos, los que alcanzaron la condición espiritual requerida para ello, la cual se manifestó también a través de ellos con señales, milagros, prodigios, sanidades, liberaciones, etc., porque en esencia el evangelio de la cruz es poder de Dios para los que se salvan (1ª. Corintios 1:18), y no consiste en palabras elocuentes, sino en poder (1ª. Corintios 4:20).

 

15 Solamente los que llegan a alcanzar la condición de ser adoptados como hijos por Dios (Gálatas 4.5-6) pueden aspirar a la posibilidad de que tal vez entren al reino de los cielos, único lugar espiritual en donde se puede recibir la herencia. Por lo tanto, nos conviene saber cómo se llega a ser hijo de Dios.

 

16 En base a Juan 1:12 se enseña erróneamente que por el solo hecho de repetir una oración en la que pides perdón por tus pecados, y que aceptas a Jesús como tu salvador, ya eres hijo de Dios. Pero el texto dice claramente que creer en el nombre de Jesús y recibirlo, te da derecho a que puedas llegar a ser hecho hijo de Dios, no dice que te hace hijo de Dios.

A ver perico, repite esta oración y serás hijo de Dios.

 

17 En cambio, existen cuatro textos bíblicos en los cuales sí se afirma categóricamente cuál es la condición espiritual necesaria para ser verdaderamente hijo de Dios:

 

18 En Mateo 5:44-45 Jesús dice cuatro cosas que debes hacer para ser hijo del Padre que está en los cielos. He podido comprobar que, por nuestra manera de ser que no cambia en forma automática, inadvertidamente después de habernos supuestamente “convertido”, seguimos obrando con iniquidad en contra de estas palabras de Jesús.

 

19 Verdaderamente que los ministros debieran hacer algo para que pueda suceder esta transformación de cabritos a ovejas de manera eficaz; pero es un asunto que no se atiende con diligencia, suponiendo que por el solo hecho de haberlo oído una vez en la predicación, las personas van a modificar su comportamiento así de fácil, o simplemente se dan por vencidos creyendo  que es imposible un cambio total, contradiciendo así la palabra de que somos nuevas criaturas, y afirmando que seguimos estando destituidos de la gracia de Dios de manera permanente.

 

20 Otro texto es más sorprendente y categórico todavía: Dice que “los que son guiados por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios” (Romanos 8:14). En este asunto las enseñanzas comunes en las iglesias son también violatorias, pues muchos creyentes afirman ser guiados por el espíritu; pero continúan practicando las obras de la carne. Por lo tanto, una enseñanza de las más importantes en la iglesia sería para que quienes ya fueron convertidos en ovejas, aprendieran cómo ser guiadas por el Espíritu. Mateo 5.9 nos dice que a quienes son pacificadores, Dios los llamará sus hijos.

 

21 En gálatas 4.5-6 leemos que a fin de ser adoptados como hijos, es indispensable que antes seamos redimidos de la ley, por Jesucristo. Pero quienes siguen obrando conforme a la naturaleza humana adecuada a la ley del talión (Mateo 5.38ss), evidentemente no han sido redimidos de esa ley.

 

21b En 1ª. de Juan 3.9 está claramente manifestado por Dios que quienes han nacido de ÉL, no practican el pecado, porque permanecen en Su Hijo (1ª. de Juan 3.6), quien los hizo verdaderamente libres del pecado (Juan 8.34-36, Romanos 8.2), y por lo tanto, para ellos que ya son hijos, no hay condenación alguna (Romanos 8.1 y 7.25)

 

21c Con estos cuatro textos que anteceden, se hace evidente que muchos de los que ilusamente se consideran a sí mismos como hijos de Dios, en realidad sus nombres nunca fueron escritos en el libro de la vida, o quizá fueron borrados (Apocalipsis 3.5). La lista se va reduciendo, y todavía faltan muchas otras citas bíblicas.

 

22 Multitudes se acercaron a Jesús; pero no a todos les fue dado saber los misterios del reino de los cielos (Mateo 13:11). Lo mismo sucede hoy con tantos y tantos que asisten a las iglesias y afirman ser hijos de Dios.

 

23 Al Padre le ha placido dar el reino a una manada pequeña (Lucas 12:32), no a una mega-iglesia. Hay ministros que han perseguido como objetivo principal tener una iglesia con miles  y miles de gentes, y al conseguirlo, se sienten satisfechos de sí mismos y consideran que tienen complacido a Dios; pero este propósito es opuesto a la búsqueda del reino, por lo tanto, no podrán entrar en él.

 

24 Todos los que verdaderamente son hijos de Dios, es decir los que son guiados por el Espíritu de Dios –en los cuales una de las evidencias es no pecar- son herederos (Romanos 8:14-17), mas no todos los herederos alcanzan a cumplir los requisitos para heredar (Gálatas 4.1-5, 4-24-25 y 30).

 

25 Para ser tenidos por dignos del reino de Dios, es necesario que esto se demuestre al sufrir con paciencia y fe las tribulaciones y persecuciones (2ª. Tesalonicenses 1:4-5).

 

  1. ¿Quiénes se oponen al reino?

 

26 Pero el enemigo no se queda de brazos cruzados. El apóstol Pablo lo profetizó con estas palabras: “Yo sé que después de mi partida entrarán en medio de ustedes lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y de ustedes mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos” (Hechos 20:29-30). Y el apóstol Pedro lo dijo así: “Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre ustedes falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, . . . .  (2ª. de Pedro 2:1).

 

27 Esto es exactamente lo que ha sucedido durante casi dos mil años de vida de la iglesia. Son muchos los ejemplos en los cuales se ve claramente la destrucción que han realizado estos lobos rapaces, las herejías de estos falsos maestros. Quienes practican tales cosas y otras semejantes (Tito 1.10-11), ciertamente no podrán entrar en el reino de los cielos.

 

28 Por una parte, la gran mayoría de los ministros ha convertido al evangelio de Jesús en lo que no es: Un asunto de palabras. La elocuencia de los predicadores se considera hoy un ingrediente esencial, y el poder de Dios, que es una esencia de la verdadera doctrina de Jesús, está ausente. No se manifiesta ese poder porque los mismos ministros no han logrado entrar al reino por la puerta estrecha para recibir la gloria de Dios como herencia, con la cual puedan aliviar las miserias del ser humano en esta vida (Romanos 7.24).

 

29 Igualmente, habiéndose dado cuenta de esta carencia de poder de Dios que compruebe en ellos una verdadera representación como embajadores del reino (Hebreos 2.4), le han hecho creer a las ovejas que por el solo hecho de repetir una oración ya son hijos de Dios, ya son garantizadamente salvos, ya son absolutamente nuevas criaturas, ya están dentro del reino, aunque esto no se palpe de manera real alguna. En otros casos, les mantienen una vana ilusión acerca de que entrar al reino es para después que mueran.

 

30 Con estas y otras enseñanzas, han dado culto a la comodidad, a la facilidad, a la vanidad de su mente (Jeremías 18:15) contradiciendo con ello a Jesús, que habló de esfuerzo, de valentía, de puerta estrecha por las que pocos logran entrar, etc. Definitivamente, quienes deseen ser de los pocos, necesitarán salir de ella (Apocalipsis 18:4), dejar de ser miembro de la madre y de las hijas (17.5).

 

31 ¿Y cuáles son las palabras de Jesús que específicamente los líderes de las iglesias contradicen con sus enseñanzas? Son muchas; pero para el asunto que nos ocupa hoy, solamente estamos viendo algunas que se refieren al reino de los cielos y sus herederos.

 

32 Muchos son los ministros que aunque lo predican, no entienden la esencia del evangelio del reino, sino solamente lo superficial, razón por la cual no pueden conducir a las ovejas hasta el fondo de los misterios del reino, quedándose por lo tanto en los rudimentos y huecas sutilezas, infiltradas en las iglesias (Colosenses 2.8). Este es el caso de líderes en los que la palabra fue sembrada en sus corazones; pero como son el terreno que estaba junto al camino, vino el malo y les arrebató la palabra (Mateo 13:19). Entonces tenemos que la gran mayoría de los ministros, aunque de palabra predican del reino, en los hechos no predican con el reino de manera manifiesta con señales, milagros y prodigios. Por lo tanto, su evangelio no es el de Cristo.

 

33 En muchas iglesias se predica el evangelio de la prosperidad; pero no el evangelio del reino. El enemigo tiene autoridad para administrar y distribuir las riquezas de este mundo, así que allí está una puerta abierta para hacerles creer a los que tienen su corazón puesto en el dinero, que es Dios quien les está bendiciendo. Ilusamente de verdad que ellos se lo creen, de tal manera que existen ricos en las iglesias que cómodamente disfrutan las “bendiciones de Dios”, pero sin entrar en el reino, después de lo cual sí vendrían añadidas estas cosas verdaderamente de parte de Dios (Romanos 4.4).

 

34 ¿Puede ser posible que los líderes de las iglesias tapen la puerta de entrada al reino de los cielos y no dejen entrar a las ovejas? (Mateo 23:13). Claro que sí, Jesús lo dijo; pero las ovejas no saben identificar quiénes son los ministros que les estorban.

 

35 Hay ministros que declaran el reino de Dios exclusivamente con palabras; pero que no lo testifican con hechos de poder (Hechos 28:23), lo cual viene siendo una adulteración de la doctrina de Jesús. Por lo tanto, en realidad son opositores del reino, y en consecuencia lógica, no podrán entrar a él, ni dejan entrar a otros.

 

36 El reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder (1ª. Corintios 4:20), entonces lo que predican muchos ministros es otro evangelio diferente y opuesto al de Cristo, aunque la palabra que trasmitan sea correcta, aunque crean y afirmen que son guiados por el Espíritu de Dios.

 

37 Los cristianos que han preferido el evangelio de la abundancia económica y viven dentro de ella como bendecidos de Dios, no cuenten con certeza respecto a heredar el reino, porque esta es para los pobres de este mundo y ricos en fe (Santiago 2:5) y exclusivamente para los  hijos de la libre, no los de la esclava (Gálatas 4:30 y 24). Su preferencia por el dinero habla claramente de dónde está su corazón, y es claro que no se puede servir a dos señores (2ª. a Corintios 9.9).

 

 

  1. ¿Cómo se manifiesta que alguien ha entrado al reino?

 

38 De la misma manera como lo manifestó Jesús: Con milagros, señales, prodigios, sanidades, liberaciones. Entrar al reino de los cielos no es algo insustancial, que pase desapercibido, que no se note. Muy notorio fue durante los primeros años de la iglesia primitiva, muy notorio debe serlo en cualquier momento, lugar, circunstancia e instrumento. Ayer, hoy y por siempre, Jesucristo es el mismo, porque la gloria del nuevo pacto es permanente (2ª. a Corintios 3.11), para manifestarse durante todos los siglos (Efesios 2.7).

 

39 El Padre asignó un reino a Jesús (Lucas 22:28-30). Jesús comía y bebía a la mesa en ese reino, diariamente; y lo que comía era poder de Dios para realizar milagros, señales y prodigios, todos los días. Jesús asignó ese mismo reino a sus discípulos, que son quienes permanecen con él en las pruebas. No es otro reino diferente, pobre, débil, sino exactamente el mismo, razón por la cual quienes entran al reino, necesariamente lo han de manifestar de la misma manera que Jesús, con señales, milagros, prodigios, liberaciones, etc., a diario.

 

40 Quienes ya han entrado al reino, quienes ya han recibido como herencia un reino inconmovible, tienen gratitud, y mediante ella, pueden servir a Dios agradándole con temor y reverencia (Hebreos 12:27-28), esto es: Haciendo las pequeñas  obras que constituyen el servicio, la alabanza, la adoración que LE agrada (Hebreos 12.29, 13.1ss). Estas son las evidencias indispensables que se han de manifestar en toda congregación que afirme estar dentro del reino. Si no es así, solo estamos hablando de sus anhelos no alcanzados o de charlatanería.

 

 

  1. ¿Quiénes no pueden heredar el reino?

 

41 Los líderes de las iglesias que no enseñan a las ovejas a vivir conforme a los mandamientos de Jesús (Mateo 5:19), no pueden heredar el reino. En algunas iglesias es una enseñanza totalmente ignorada, en otras solo lo enseñan como teoría: “Aquí tienes una relación de los mandamientos de Jesús. Apréndetelos, y nos vemos en la escuela dominical, para que me los digas de memoria”. El mandato de Jesús fue: “Hagan discípulos, . . . . . . .  enseñándoles a guardar mis mandamientos” (Mateo 28:20).

 

42 Los creyentes que no seamos más justos que los escribas y fariseos (Mateo 5:20) tampoco podemos heredar el reino. Todos venimos del mundo cargados de injusticias, no solamente las sufridas, sino también las cometidas. Ciertamente, al confesar nuestros pecados, Jesús nos perdona; pero ¿Qué es lo que sucede con cada uno de nosotros? Seguimos siendo injustos, porque así somos, es nuestra manera natural de ser, mas si nunca en la iglesia se nos ministra liberación de la injusticia, ni tampoco se nos enseña a ser justos, ¿Cómo es que podemos ilusamente creer que ya estamos dentro del reino, si seguimos siendo injustos?

 

43 En Mateo 25:37 nuevamente encontramos otro texto bíblico en el cual Jesús establece como requisito el ser justos para poder recibir el reino por herencia.

 

44 Los que no nos volvamos como niños (Mateo 18:3) no podremos heredar el reino. Resulta fácil decirlo; pero no sucede automáticamente, así que solamente por este requisito, muchos asistentes a la iglesia no han podido entrar al reino de los cielos. La puerta se está haciendo más angosta con cada nueva cita bíblica.

 

45 Aunque Jesús dijo que el reino de los cielos es de los pobres (Lucas 6:20), resulta más grato vivir en la abundancia de bienes materiales recibidos como bendición de Dios, al alto precio de que no entremos al reino.

 

46 Otro grupo de personas que siendo de los llamados para entrar en el reino, al final de cuentas no podrán, es el de aquellos que voltean hacia atrás (Lucas 9:62), es decir quienes ya se habían puesto en el camino correcto con la mira en el reino, siguiendo a Jesús; pero que se llegaron a ocupar en alguna cosa de las tradiciones naturales del mundo que  están infiltradas en las iglesias, o en algunas ordenanzas de la ley, lo cual les trajo distracción y pérdida del rumbo (Gálatas 3.1-3, 5.1-4). Permanecen en la iglesia; pero no podrán entrar al reino.

 

47 En Juan 3:3-13 encontramos una cita bíblica muy conocida; pero igualmente entendida solo en lo superficial, no en la esencia: Quienes no nazcan del agua y del Espíritu, no podrán ni siquiera ver el reino de Dios, ya no digamos entrar en él. Nacemos del agua cuando nos bautizamos en agua, eso es una cosa terrenal, sencilla; pero nacer del Espíritu es una cosa celestial, y no a todos les es dado subir al cielo (Hebreos 12.22-24). No obstante, existen miles y miles de creyentes que afirman haber sido bautizados en el Espíritu Santo, basándose solamente en el hecho de hablar en lenguas; pero sin contar con la evidencia del fruto del Espíritu (Gálatas 5.22-23).

 

48 Además, una característica de quienes han nacido del Espíritu, es que no saben de dónde vienen, ni a dónde van. Pero muchos ministros de las iglesias cuentan con una agenda anual en la que tienen programadas todas sus actividades, lo cual es una prueba de que no han nacido del Espíritu.

 

49 De la misma manera no podrán heredar el reino de los cielos los hermanos que cometen injusticias unos con otros, que se agravian, y que lejos de perdonarse las ofensas, mantienen el agravio en sus corazones (Mateo 18.34-35), plantean juicio ante las autoridades de la iglesia, o peor aún con los gentiles (1ª. Corintios 6:9-11). Esto es algo que sucede muy comúnmente en las iglesias.

 

50 En cuanto a las demás cosas, resulta muy evidente que algunos no han sido lavados, no han sido santificados, no han sido justificados por el nombre del Señor Jesús, ni por el Espíritu de nuestro Dios, lo cual viene a ser una prueba de que estas operaciones no suceden de manera automática. Son una gran mayoría quienes ilusamente se consideran nuevas criaturas; pero continúan con muchas de las mismas prácticas del viejo hombre.

 

51 Dado que una sola mención del apóstol Pablo acerca de las obras de la carne es insuficiente para convencernos de que quienes las practican no podrán heredar el reino de Dios, nuevamente en gálatas 5:19-21 nos las repite como para no dejar lugar a dudas, y sin embargo, aún así, hay quienes practicándolas creen estar dentro del reino.

 

52 Efesios 5:5 Los que practican idolatría tampoco tienen herencia en el reino de Cristo y de Dios, y cuando se presenten delante del Señor, Jesús no los va a reconocer. Algunos ídolos que existen en las iglesias, son:

 

  1. Los dones personales, en base a los cuales se han levantado grandes ministerios, ya sea de apóstoles, evangelistas, artistas musicales, con obras de teatro, con títulos académicos de ciencias humanas, etc.,

 

  1. Ministros sobresalientes por sus cualidades humanas, los cuales llegan a ser considerados como indispensables en la iglesia, insustituibles, únicos conductos de la gracia,

 

  1. Los grupos de alabanza, sin cuya participación se llega a sentir que el servicio o culto para Dios no tiene sabor, está aburrido,

 

  1. El consumismo de productos cristianos, ya sean música, películas, etc., que no siempre contienen un mensaje fiel a la palabra,

 

  1. La mercadotecnia que se utiliza para realizar la obra de Dios, ya sea esta de evangelización, de multiplicación, etc.,

 

  1. Las metas, establecidas estas en función de número cuantitativo; pero no de crecimiento cualitativo,

 

  1. El diezmo, considerado este como un instrumento indispensable para que se pueda continuar con la obra de evangelización a otros pueblos, otras naciones. Es decir: La iglesia no puede vivir sin el diezmo; pero sí ha podido vivir sin el poder de Dios,

 

  1. La palabra Rhema, palabra fresca, palabra de revelación; pero sin poder,

 

  1. Etcétera. ¿Cuál es el suyo?

 

53 No es que éstos sean ídolos por sí mismos, por su propia naturaleza, es decir intrínsecamente, sino que la falta de poder de Dios en los ministros que practican estas cosas, y por ende su confianza puesta en ellos,  es lo que les convierte en ídolos.

 

54 Los creyentes que continúan estando en esclavitud bajo los rudimentos del mundo, bajo algunas ordenanzas de la ley (Colosenses 2.16), que no han sido redimidos de la maldición de la ley (gálatas 3.13), no han recibido la adopción de hijos (Gálatas 4:1-6) y por lo tanto, no pueden recibir herencia (4.30). Ahora bien, los que ya hayan sido adoptados como hijos, esto es los que ya no están bajo la ley porque fueron redimidos, aunque ya son herederos, en nada difieren de los esclavos respecto a recibir la herencia, mientras sigan siendo niños. Necesitan dejar atrás la condición de niñez espiritual que les caracteriza, hasta alcanzar la estatura del varón perfecto, para que puedan recibir el reino por herencia. Estos son los santos que ya han sido perfeccionados para la obra del ministerio (Efesios 4:12), obra de poder, no de palabras.

 

 

  1. Grandes ministros que no lograron entrar al reino

 

55 Juan el Bautista, el más grande de todos los profetas, pudo anunciar que el reino de Dios se había acercado, lo vio; pero no pudo entrar a él (Lucas 7:28), porque halló tropiezo en Jesús (Lucas 7:23). Y si el más grande de los profetas no pudo entrar, esa es una prueba de que Dios no es condescendiente otorgando lo que alguien no es digno, así se trate de ministros que reúnen multitudes (Lucas 3:7) en su programa de radio, de televisión, cruzadas, conciertos musicales, etc. No se malinterprete lo que digo, porque no es lo mismo ser salvo que entrar en el reino.

 

57 Juan el Bautista supo darse cuenta que era necesario que él menguara y que el Cristo creciera. Sin embargo, después de haber bautizado a Jesús, Juan continuó ejerciendo su ministerio de profecía y bautismo. Es decir que no supo llevar al terreno de los hechos la palabra que él mismo dijo: darle fin a su propio ministerio y dejarle totalmente libre el camino a Jesús.

 

58 Esto es lo que sucede con muchos ministros en la actualidad, que han visto crecer sus propios nombres, lo cual les llena de satisfacciones; pero que no dejan crecer el nombre de Jesús por el hecho de que no son portadores de Su gloria y Su poder. No menguan para que él crezca, sino que le roban la gloria a Dios y se la otorgan a los sabios de este mundo, los doctores del cuerpo y del alma (1ª. a Corintios 1:18-20). Por lo tanto, no podrán entrar al reino.

 

59 Martín Lutero, el gran reformador, el non plus ultra del protestantismo, tampoco entró al reino de los cielos. Las evidencias de ello son, por una parte, que puso como cimientos de su reforma los escombros de la iglesia católica; pero no el poder de Dios.  Es decir que Lutero, mirando las pajas en el ojo ajeno, no pudo ver en su propio ojo la viga de predicar un evangelio consistente en palabra; pero vacío de poder. Un equipo ministerial que no es portador del poder de Dios de manera manifiesta (1ª. Corintios 4:20. 12.28-29), es un falseador del  evangelio  de Cristo, aunque su palabra sea del todo correcta,  con mucha elocuencia y con un atrevimiento humanamente admirable.

 

60 De los demás reformadores y creadores de nuevas iglesias, los cuales se disgregaron del movimiento iniciado por Martín Lutero, tampoco aparecen evidencias de que entraron al reino, precisamente porque  se enfocaron como punto esencial no en manifestar a través de ellos el poder de Dios, sino a dar diferentes interpretaciones teológicas a la palabra, a crear doctrinas y dogmas. Ellos también predicaron un evangelio que consistía en palabras; pero no en poder. Torcieron el evangelio.

 

61 Así sucesivamente hasta llegar a nuestros días, tenemos a una gran lista de famosos ministros “de Dios” que hicieron grandes obras, pero al fin obras humanas no sustentadas por el poder de Dios, y que por lo tanto no pasarán la prueba de fuego (1ª. Corintios 3:13), porque no están poniendo a la fe de los creyentes el fundamento de las demostraciones del poder de Dios (1ª. a Corintios 2:4-5).

 

62 Esta es la herencia humana que han recibido las iglesias cristianas de parte de los grandes reformadores: Un evangelio consistente en palabras, un evangelio sin poder, un evangelio que no es el de Cristo.

 

 

  1. ¿Dónde están y cuáles son las llaves?

 

63 Las llaves las tiene Jesús (Mateo 16:19). En esta cita, Jesús le hace una promesa a Pedro: “A ti te daré. . . . . .” Lo cual ocurrió efectivamente en Pentecostés; pero no fue en forma exclusiva para Pedro, sino también para muchos otros. Ahora bien, si Jesús tiene las llaves y todos los líderes de las iglesias dicen ser sus discípulos, sus amigos, ¿por qué no se las da?

 

64 Otro punto de referencia es que las llaves son varias, no una sola ni dos (Mateo 16:19). ¿Cuáles son las demás? Buscar las llaves, buscar el reino, buscar, buscar. El que busca, encuentra.

 

65 La persona que tenga las llaves del reino de los cielos, puede entrar y salir cuando le plazca, puede tomar de allí toda clase de tesoros los cuales todos le otorgan un poder excepcional para que pueda hacer milagros de todo tipo en el mundo físico de los mortales. Esta debe ser la condición natural de todo auténtico siervo de Dios, si es que verdaderamente ha entrado al reino.

 

66 El mecánico más experto no puede realizar una reparación sin las llaves adecuadas. ¿Significa esto que para entrar al reino es preciso antes encontrar todas las llaves? ¿Lo que hasta este momento parece muy difícil o hasta imposible de alcanzar, se volvería fácil teniéndolas? No hay de otra: ¡A buscar las llaves!

 

67 ¿Es posible que los líderes de las iglesias puedan quitarle a las ovejas  la llave de la ciencia de Cristo, esconderla de manera que no la encuentren y por lo tanto no puedan entrar al reino para recibir su herencia? Por supuesto que sí, es lo que dijo Jesús, y exactamente así ha ocurrido (Lucas 11:52).

 

68 Así que una de las llaves para entrar al reino es la ciencia (Lucas 11:52), es decir el conocimiento, el entendimiento. ¡Muy interesante! Por ejemplo: El que entienda lo de hacerse eunuco por el reino, seguramente lo hará si de verdad lo anhela, aunque esta palabra sea difícil de recibir. Y eso mismo hará con otros asuntos. Pero el que no entienda seguirá viviendo en la esclavitud de la ley (Gálatas 4.21-25), sin darse cuenta de ello, y vivirá engañado creyendo que agrada a Dios.

 

69 Ser justo, servir a los demás, manso de corazón, sencillo. Inteligencia, sabiduría, ciencia. Conocer la palabra sin entenderla, te deja donde mismo. ¿Qué es lo que nos falta?

 

 

Conclusión

 

70 ¿Qué fue lo que hicieron Pedro y los demás para ser dignos de entrar al reino? ¿Qué es lo que los cristianos durante siglos no hemos hecho, como para que sigamos siendo herederos sin fortuna?

 

71 Y dos mil años después de que Jesús ya hizo todo lo que Él tenía que hacer para que fuera posible que nosotros entráramos al reino y obtuviéramos la herencia, todavía hoy la creación misma sigue gimiendo porque los hijos de Dios no se han manifestado como tales (Romanos 8:19).

 

 

La búsqueda

 

72 Estoy buscando una persona que verdaderamente milite en el Espíritu, que tenga autoridad para destruir fortalezas, argumentos y altiveces del enemigo (2ª Corintios 10:4-5). Si usted conoce a alguien que reúna estas características, por favor ayúdeme a ponerme en contacto con esa persona (Apocalipsis 2:2b).

 

73 El mayor impedimento que no nos ha dejado entrar al reino para recibir la herencia, es que, después de haber empezado por el Espíritu al aceptar a Jesucristo resucitado, luego se nos predicó la ley, y habiendo sido fascinados por algunas de sus ordenanzas (Gálatas 3.1-3), por ejemplo el mandamiento relativo al diezmo, el cual pagándolo nosotros, Dios se compromete a abrir las ventanas de los cielos hasta que sobreabunde (Romanos 4.4), terminamos en la carne al someternos a la ley, exactamente como les ocurrió a los gálatas.

 

74 Luego que seguimos leyendo o escuchando la ley de Moisés, nuestro entendimiento se embotó y se nos puso un velo en el corazón. Este velo será quitado por Cristo cuando volvamos a ser paridos otra vez en un nuevo nacimiento en  Jesús, si es que nos devolvemos de la ley a Jesús, que verdaderamente nos convirtamos (2ª. a Corintios  3:14-17 y Gálatas 4:19), quitándonos el yugo que ya no debe estar sobre nosotros porque ya vino la simiente a quien fue hecha la promesa (Gálatas 3:25 y 5.18), así como ya no lo estaba sobre Pablo (Gálatas 4:12 versión italiana “Parola E Vita” que dice: Amados hermanos, respecto a estas cosas, les ruego que se comporten como yo, porque yo ya soy libre de estas imposiciones, como ya lo eran también ustedes).

 

75 Después de aquel gran impedimento, tenemos otro que no carece de importancia: Una condición permanente de niñez espiritual, porque aunque fuésemos hijos, mientras el heredero es niño no se le da la herencia, como tampoco se le da a los esclavos (Gálatas 4:1-2). Y tengamos en cuenta también que los hijos de la esclava –esto es los que están sujetos a alguna ordenanza de la ley-, no pueden heredar con los hijos de la libre (Gálatas 4:24 y 30).

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Diciembre de 20111