8.- Perfeccionamiento de los santos

 

EL PERFECCIONAMIENTO

DE LOS SANTOS

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Muchos líderes eclesiales han estado edificando la iglesia con las mejores ideas que se les ocurren, con toda buena intención; pero Jesucristo ya ha dicho claramente “qué”, “cómo”, “quiénes”, “con qué” y “para qué”. Al siervo no le corresponde dedicarle tiempo a pensar en estas cosas, sino escucharlas de su Señor y obedeciendo a su Señor. Recordemos que hacer la obra de una manera diferente a como lo marca Dios, es levantarle un altar al dios de la vanidad, y quemarle incienso (Jeremías 18:15).

 

  1. En el diseño que Jesucristo tiene para que SU iglesia sea edificada, se incluye una característica muy especial, la cual consiste en que los santos, es decir las piedras vivas con las cuales se edifica la iglesia, sean pulidas, suavizadas, saneadas, o dicho en lenguaje bíblico, sean perfeccionados hasta que “todos” alcancemos la estatura de Jesús, que seamos como Él (Efesios 4:11-13).

 

  1. Esta es la única manera en que los ministros podrían preparar una iglesia santa, limpia, sin mancha, sin arruga ni cosa semejante para cuando Él vuelva (Efesios 5:27). Para esta misión Jesucristo constituye en la iglesia a cada uno de los cinco ministerios de perfeccionamiento. En cada congregación local debiera haber apóstol, profeta, evangelista, pastor y maestro; trabajando juntos, en equipo, sometidos unos a otros como a iguales (Efesios 4:1-2), sin jerarquías eclesiales que establecen superioridad de unos sobre otros, y por lo tanto se salen del modelo marcado por el Señor.

 

  1. Sin embargo, la realidad que vemos en las iglesias es una situación permanente de infantilismo espiritual, de manera que alguien puede pasar fielmente congregándose durante años y años y seguirá siendo niño. Ante esta situación, aunque es heredero de todo por ser hijo, no puede recibir la herencia mientras no alcance la edad espiritual marcada por el Padre, y los que son niños permanecen bajo los rudimentos del mundo como si fuesen esclavos (Gálatas 4:1-3).

 

  1. La razón por la que existe tanta divergencia en cuanto a fe en el mundo cristiano, es precisamente porque no hemos sido perfeccionados para estar en posibilidades de llegar a la unidad. La verdadera unidad en el Espíritu no se consigue con el hecho de realizar un  evento al que acudan todas las denominaciones de la ciudad. Para alcanzar la unidad es preciso que cada ministro viva en paz, tener una sola fe, un solo bautismo, un solo Señor Jesucristo, un solo Dios y Padre de todos (Efesios 4:2-6).

 

  1. Muchos líderes de las iglesias consideran que tienen línea directa con el Espíritu Santo y que sola y exclusivamente ÉL puede tratar con sus limitaciones, defectos y pecados para ser sanados. Este es un fruto de soberbia, orgullo y envanecimiento, razón por la cual muchos ministros no pueden ser perfeccionados para la obra, y tampoco podrán ser bienvenidos al reino (Mateo 7.21-23), porque no están dispuestos a someterse a otros ministros para que realicen esta obra, dirigidos por el Espíritu Santo. El orgullo y la vanidad de estos líderes los tiene estancados, imposibilitados de alcanzar para sí mismos la perfección, y por lo tanto, imposibilitados también para poder perfeccionar a los congregantes (Mateo 15.14).

 

  1. De esta manera, muchos líderes están edificando la iglesia según sus propios caminos,  fuera del modelo marcado por Jesucristo. Y esto, aún a sabiendas de que lo mejor del hombre no alcanza ni lo más necio de Dios. No obstante lo anterior, muchos líderes persisten en hacer supuestamente la obra de Dios, con sus propias mejores ideas, o como fueron enseñados por otros obreros incompetentes venidos de otra nación.

 

  1. En estas circunstancias, se hace imprescindible que surjan ministros competentes del nuevo pacto (no del viejo ni de una mezcla de ambos). Ministros que no militen según la carne, cuyas armas sean poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, argumentos y altiveces que de manera natural obran en todas las personas, oponiéndose al conocimiento auténtico de Cristo (2ª. Corintios 10:4-5). Esta ministración es lo que ha faltado en muchas iglesias para perfeccionar a los santos, para que se corrija lo deficiente (Tito 1:5).

 

  1. ¿Se imagina usted qué hermoso sería tener una iglesia con ministros competentes y con santos perfeccionados? Una iglesia así sería capaz de crecer hasta en más de 3 mil personas en un día. ¿Imposible? Sí, mientras sigamos haciendo la obra de Dios a nuestra manera.

 

  1. Cuando los santos seamos perfeccionados por la labor eficaz de los ministros que trabajan en equipo, alcanzaremos la estatura de Cristo y entonces sí, a Dios no le quedará otra que reconocernos y dirá: “Estos son mis hijos amados, en quienes tengo complacencia”. Y nos ungirá con la misma Gloria que le dio a Jesús, y nos manifestaremos verdaderamente como Hijos de Dios (Romanos 8:19).

 

  1. Los ministros que hacen la obra imponiendo autoridad, control y sometimiento a sus colaboradores, son nicolaítas cuyas obras Jesucristo aborrece, y no pueden traer perfeccionamiento a la congregación por su misma condición espiritual de ser dominantes.

 

  1. En muchas denominaciones han tenido la brillante idea de suprimir apóstoles y profetas. ¿Podrá algún ministro hacer una maldad (Mateo 7:23) mayor, que esta de reprobar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo? ¿O de ofrecer fuego extraño que Él nunca mandó? ¿Recibirán algún galardón por las muchas obras que están haciendo “para Dios”? ¿O serán castigados todavía más por esto que lo que serán por someterse a la ley de Moisés? (Hebreos 10:29).

 

  1. Para conocer más acerca de la condición actual de las iglesias, solicite usted los estudios “Líderes y cristianos parcialmente convertidos” y “Hebreos del Siglo XXI”.

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado a febrero de 2014