4.- Los dos pactos

DOS PACTOS

(Solo para ministros de la iglesia)

 

1 Son solo dos pactos, diferentes.  No existe un tercer pacto, el cual resulte de hacer mezclas del vino nuevo con el vino viejo, o de servir vino nuevo; pero en odres viejos.  Aquí tenemos otro punto por el cual muchas iglesias han levantado  un altar al dios de la vanidad, prefiriendo los líderes edificar la iglesia según sus propias mejores ideas, pero que no son las que expone Jesucristo en SU diseño del nuevo pacto.

 

2 El viejo pacto, que consiste en comidas y bebidas, en diversas abluciones y ordenanzas acerca de la carne; aquel, que no puede hacer perfectos a quienes lo practican; aquel, que solo es sombra de los bienes venideros; pero no la imagen misma de las cosas, se manifestó con gloria a través de Moisés, Josué y otros. Era una gloria efímera (2ª. a Corintos 3:11), era un pacto débil e ineficaz (Hebreos 7:18), pues sus estatutos no eran buenos, ni por sus decretos se podía vivir (Ezequiel 20:25).

 

3 El nuevo pacto, que está sellado con la Sangre de Cristo, que no consiste en costumbres, ceremonias, ritos y tradiciones religiosas; sí puede hacer perfectos a quienes lo firman (Efesios 4:11-13), transformándolos  por medio de la renovación del entendimiento (Romanos 12:2). A grado tal debe suceder esta transformación, que se pueda afirmar acerca de los que han sido perfeccionados que verdaderamente son nuevas criaturas (2ª. Corintios 5:17); pero no como una expresión vana, ilusoria, irreal; sino que resulta comprobable en hechos visibles, tangibles, palpables, innegables, sólidos, reales.

 

4 Este nuevo pacto fue puesto en vigor por Dios en el momento en que Jesús murió en la cruz (Hebreos 9:16-17), para que el pueblo de Israel según la carne  –primeramente- tuviera la oportunidad de abandonar el viejo pacto, tal como lo hizo Saulo para ganar a Cristo para sí mismo (Filipenses 3:8), para adherirse al nuevo, mediante una decisión libre y consciente. Dado que  el viejo pacto solo da hijos para esclavitud (Gálatas 4:24-25), los ministros que enseñan a guardar mandamientos de la ley,  no podrán recibir la herencia del reino (Gálatas 4:30), porque al no estar redimidos de la ley, tampoco han sido adoptados como hijos (Gálatas 4.5). Serán echados fuera.

 

5 Los primeros creyentes de la iglesia cristiana, habiendo aceptado a Jesús como único medio de salvación y con señorío sobre sus vidas, decidieron hacer pacto con Jesucristo, por lo cual sometieron su comportamiento al proceso de transformación mencionado anteriormente, de manera que ya no seguirían viviendo según la propia manera de pensar de cada quien, ni bajo la ley dada a Moisés (Gálatas 3.21-26), porque al sujetarte a ella le das poder al pecado sobre ti (1ª. a Corintios 15.56); sino conforme a los pensamientos de Cristo (1ª. a Corintos 2.16).

 

6 Quienes tuvieron la osadía de firmar este nuevo pacto en la Sangre de Jesús, habiendo sido redimidos de la maldición de la ley, pudieron ver en sí mismos la manifestación gloriosa de verdaderamente ser adoptados como hijos por Dios (Gálatas 4.5), con poder y autoridad para realizar milagros, señales, prodigios, sanidades, etc. Esto resultó visible, palpable, innegable en toda Jerusalén y sus alrededores, no eran vanas ilusiones, no eran emociones, no era una apariencia de la gloria o de la presencia de Dios -como actualmente se engaña por parte de muchos ministros- sino hechos tangibles que todos podían comprobar.

 

7 De esta manera, la autenticidad del nuevo pacto en Jesucristo se estuvo manifestando durante algún tiempo a través de diversas personas a las que los demás empezaron a llamar “Christos”, es decir, ungidos, porque a través de ellos se manifestaba el poder real de Dios, para que la fe de la gente estuviera basado sólo en las demostraciones del poder de Dios, no en cualidades humanas (1ª. a Corintios 2.4-5, 1a. a Tesalonicenses 1.5). Pero esta unción se fue diluyendo, se fue perdiendo.

 

8 Ahora pasemos a ver la realidad actual. Se supone que las iglesias cristianas están viviendo bajo el nuevo pacto en la sangre de Jesús; pero lamentablemente no es así. Y no se trata de una afirmación inconsistente, sino basada en pruebas constituidas por los frutos que da el árbol. Para que podamos encontrar las causas de esta situación, es necesario que comparemos ambos pactos y revisemos lo que hacen las iglesias para “firmar el nuevo pacto”.

 

9 Hay un aspecto esencial en este asunto: ¿Qué es lo que cambió en el nuevo pacto, y qué es lo que continúa vigente del anterior? Según lo que he observado, muchos líderes “cristianos” consideran que solamente una cosa cambió al ponerse en vigor el nuevo pacto: Ya no hay holocaustos de animales para obtener el perdón de los pecados, porque ahora Jesús es el cordero inmolado por cuya muerte somos reconciliados, por cuya sangre somos ahora limpiados.

 

10 Sí, eso es cierto; pero no es lo único que cambió. En realidad ha sido derogada toda la ley de Moisés dada a los judíos, con sus mandamientos y ordenanzas (Gálatas 3:19, Efesios 2:15, Colosenses 2:14, Hebreos 7.12), no solo alguna parte de ella, como algunos ministros afirman. Fueron removidas las cosas creadas en el mundo natural, para que pudiera quedar lo inconmovible: El nuevo pacto en Jesucristo, con un reino que permanece para siempre (Hebreos 12.27-28).

 

11 Una característica esencial del antiguo pacto es que es “débil e ineficaz” (Hebreos 7:18). Este defecto es la causa de que se haya procurado lugar para el segundo (Hebreos 8:7). Al ponerse en vigor un nuevo pacto, el anterior se da por viejo y pierde su validez (Hebreos 8:13). Es necesario notar que desde los tiempos de Isaías y Jeremías, Dios dio por viejo el antiguo pacto y anunció el nuevo. Estuvo próximo a desaparecer durante 600-700 años, hasta que vino Jesús, la simiente a quien fue hecha la promesa (Gálatas 3.19).

 

12 Las prácticas de las ordenanzas del viejo pacto fueron impuestas por Dios hasta el tiempo de reformar las cosas (Hebreos 9.10). Ese tiempo ya llegó en el momento en que Jesús muere, y ya resucitado, entra en el Lugar Santísimo (Hebreos 9:10, 17 y 12). Por lo tanto, los ministros que siguen practicando costumbres del viejo pacto, están  violando el nuevo pacto, son enemigos de la cruz de Cristo (filipenses 3.18).

 

13 En consecuencia, el nuevo pacto  tiene que ser poderoso y eficaz, es decir que debe dar resultados visibles, palpables, innegables, reales; no imaginarios, no vanos. Transformaciones y renovaciones que se manifiesten de tal manera que se pueda afirmar respecto a los perfeccionados que verdaderamente son auténticas nuevas criaturas (2ª. Corintios 5:17).

 

14 En el antiguo pacto de la ley, los transgresores eran sacados fuera del campamento y apedreados hasta la muerte, así tenía qué ser para darle cumplimiento a la ley. Ahora estamos en un nuevo pacto, muy conocido como pacto de gracia, y los “cristianos” consideran que por ser pacto de gracia, ya no existe la muerte para el pecador. Ciertamente en el nuevo pacto no se apedrea al trasgresor hasta que muera; pero eso no significa que puede estar viviendo impunemente como si nada. En el nuevo pacto de gracia hay un castigo mayor  para los trasgresores:

 

15 “Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda otro sacrificio por los pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios. El que viola la ley de Moisés, por el testimonio de dos o tres testigos muere irremisiblemente. ¿Cuánto mayor castigo piensan que merecerá el que pisoteare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciera afrenta al Espíritu de gracia? Pues conocemos al que dijo: “Mía es la venganza, Yo daré el Pago” dice el Señor. Y otra vez: “El Señor juzgará a su pueblo”. ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!”. (Hebreos 10:26-31). Está claro ¿no?

 

16 El sacerdocio levítico ha sido derogado por el sacerdocio de Jesucristo, según el orden ya no de Aarón sino de Melquisedec. Esto es a través de la tribu de Judá. La ley de aquel sacerdocio también ha sido derogada totalmente, no en forma parcial (Hebreos 7:12-13).

 

17 ¿Cuáles son las funciones del sacerdote en el nuevo pacto? Como ya se cambió el sacerdocio levítico, ya no hay ley que cumplir acerca de todas las funciones que desempeñaban los levitas en el antiguo pacto. Es decir que en el nuevo pacto ya nada obliga a alguien para que presente ofrendas, holocaustos, y alabanzas conforme a la ley (Hebreos 10.8), etc. De la misma manera, en el sacerdocio de Jesucristo no hay levitas que cobren los diezmos ni las primicias (Hebreos 7:5).

 

17b El sacerdocio en el nuevo pacto es totalmente distinto (1Pedro 2:9, Apocalipsis 1:6 y 5:10). Ya no consiste en ceremonias, tradiciones, cultos, etc. En la iglesia de Cristo no hay división entre clero y laicos. Y sin embargo, esto es lo que se practica en muchas iglesias.

 

18 Una de las manifestaciones de la “debilidad e ineficacia” del antiguo pacto, es que “nunca puede hacer perfectos a los que se acercan, aunque lo hagan continuamente” (Hebreos 10:1). Por el contrario, el nuevo pacto, siendo poderoso y eficaz,  es para “perfeccionar a los santos” (Efesios 4:12) y debe “transformar por medio de la renovación del entendimiento” (Romanos 12:2) a quienes lo firman. Tan poderosa y eficaz es la naturaleza del nuevo pacto, que como consecuencia de esa transformación, lleva a quienes verdaderamente entran en el pacto a “ser nuevas criaturas” (2ª. Corintios 5:17).

 

19 Pero ¿qué es lo que sucede en la realidad? La mayoría de la gente que está en las iglesias cristianas, solo cambia superficialmente, parcialmente. Así es: El que era drogadicto, ya no lo es; pero sigue siendo chismoso, mentiroso, tranza, etc. El que era borracho deja de beber; pero sigue siendo lujurioso, avaro, injusto, etc.  Eso no es transformación, eso no es ser nueva criatura.

 

20  Otra cosa sorprendente es que en el nuevo pacto, si verdaderamente estuviera vigente en las iglesias, ya no sería necesario que “ninguno enseñara a su hermano” (Hebreos 8:11).

 

21 El pacto en la Sangre de Jesucristo no se firma mediante la vana repetición de una oración, como lo  hace la gran mayoría de las iglesias. Es indispensable situar al discípulo en la encrucijada de tomar una libre decisión: O continúa viviendo como antes, o acepta pagar lo que cuesta seguir a Jesús (Lucas 14:28-33. Esta es una cita sobre la cual nunca he escuchado una predicación).

 

22 ¿Acaso es mentira que el nuevo pacto en Jesucristo es poderoso y eficaz? ¿O somos nosotros quienes “algo” hemos estado haciendo mal y por eso es que no se manifiesta la gloria del nuevo pacto con todo su esplendor? Los ministros que permanecen en alguna ordenanza de la ley, son estafadores que no podrán entrar en el reino de los cielos (1ª. a Corintios 6.9-10).

 

23 Lo que los líderes de las iglesias han estado haciendo mal en términos generales, es llevar a las ovejas a vivir en una mezcla de prácticas y costumbres del viejo pacto, con rituales y ceremonias atribuidos al nuevo. Están mezclando el vino nuevo del evangelio de Jesús, con el vino viejo de la ley de Moisés, y están sirviendo esta mezcla en el odre viejo de las tradiciones, ceremonias, ritos y cultos. Esta mezcla es una abominación a Jehová, y además es un impedimento para participar de la cena del Señor (Hebreos 13:10), por eso es que muchos ministros están comiendo y bebiendo juicio  (1ª. Corintios 11:29).

 

24 Si usted tiene el anhelo de que su iglesia se manifieste como hijos de Dios con la gloria del nuevo pacto, corte con las ligaduras que lo atan al viejo pacto y sométase solamente al nuevo pacto. Al continuar viviendo en la mezcla de ambos, no tendrá usted la gloria del nuevo pacto ni la sombra del viejo pacto, porque los hijos de la esclava no podrán heredar las promesas del reino (Gálatas 4.24-25 y 30), porque para recibir la adopción de hijo es indispensable ser redimido de la ley (gálatas 4.5).

 

25 Ahora bien, para que nosotros podamos conocer al Dios (Juan 17.3) de Jesucristo en quien creemos, no es indispensable que leamos y meditemos todo lo que dice el antiguo testamento; antes bien es conveniente que nos pongamos alertas, dado que la ley del antiguo pacto tiene un poder enorme de fascinación religiosa (gálatas 3:1-3), y leerla conlleva un peligro en el cual muchos ministros han caído (2ª. Corintios 3:14-17). Esta es la razón por la cual muchísimos líderes cristianos que confiesan y predican el nombre de Jesús en el cual creen, en realidad viven desligados de Cristo por caer en sometimiento a la ley (Gálatas 5:4). Están procurando entrar, pero son de los muchos que no podrán (Lucas 13.24).

 

26 Algunos líderes consideran que solamente fue anulada la parte de la ley referente a los sacrificios, el sacerdocio levítico; pero esa afirmación no tiene suficiente fundamento bíblico, porque para justificar esa idea, se toman “algunas” citas. Por el contrario, afirmar que fue abolida toda la ley de Moisés, tiene consistencia y congruencia con las citas bíblicas ya mencionadas y además con efesios 2:15 y colosenses 2:14, no quedando lugar a dudas de que toda la ley ha sido abolida. Por lo tanto, el ministro que enseña a practicar cualquier mandamiento de la ley está bajo maldición y debiera cumplirla toda él mismo, al costo de hacerse transgresor del nuevo pacto (Gálatas 3.10-13).

 

27 Para conocer más a fondo sobre lo aquí manifestado, solicite usted el estudio titulado “Líderes y cristianos parcialmente convertidos” y “Hebreos del siglo XXI”.

 

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno.   Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado a Febrero de 2014