Reflexiones 1 a 50

Reflexiones breves

 (Solo para ministros de iglesias cristianas)

 

1.      Siervo fiel

2.      Conforme al  modelo

3.      Contradicciones aparent

4.      Maquinaciones y arti

5.         A los pocos escogidos

6.      Defectos y pecados

7.      Buena tierra

8.      Verdad presente

9.      Tierra prometida

10.  Abortos involuntarios

11.  Lotería millonaria

12.  Judaizantes modernos

13.  Gran omisión

14.  Un velo que no va en el p

15.  Títulos y recomendacion

16.  El camino nuevo y vivo

17.  Llenos de amor y poder

18.  Vinos y odres

19.  Hagan discípulos

20.  Sana doctrina

21.  Ciencias humanas

22.  Ministerio de consejer

23.  Visión y misión

24.  Avivamiento que no divid

25.  Libres de la ley

26.  Último avivamiento

27.     Su anhelo: Uno

28.  Patrón de alabanza

29.  Evidencias del Espíritu

30.  Símbolos y sombras

31.  Distintivo del discípulo

32.     Discernir el cuerpo

33.  Las clases sociales

34.  Dar de lo propio

35.  Un pacto personal

36.  Charlatanes en casa

37.  Tatuajes y perforacion

38.  Tecnología no es arma

39.  Madurez espiritual

40.  Crecimiento numérico

41.  Ministros neófitos

42.  Perfeccionarlos para la o

43.  Siento en mi corazón

44.  Despertar los dones

45.  Creatividad inventiva

46.  Manuales para edifica

47.  Adoradores o levitas

48.  Nombres hermosos

49.  Lengua materna

50.  Llena; pero manchada

 

 

1.    Siervo fiel

 

Los siervos que quieran ser hallados fieles, deben obrar con obediencia completa tomando en cuenta no solamente el “qué” de lo que su Señor ha mandado, sino también el “cómo”, y más allá todavía, “quién”, “con qué” y “para qué”. Quienes se dan por satisfechos haciendo el “qué” y nada más, no son siervos fieles, y es muy probable que con el “qué” estén ellos obteniendo algunos beneficios para sí mismos. El “cómo” requiere una mayor obediencia de quien aspira a ser Su siervo. “Quién”, “con qué” y “para qué” expresan la voluntad verdadera y pura de agradar al Señor y no a los hombres (Gálatas 1.10), eliminando todo riesgo de que sea para sus propios vientres ó para recibir gloria de los hombres (Juan 12.43 y 5.44).

 

Si entre los millares y millares de siervos que hay alrededor del mundo, a usted le interesa ser de los pocos que ÈL encuentre fieles, tal vez usted necesite decidir si seguirá siendo fiel al hombre y a la denominación (Mateo 6.24), porque muchas son las tradiciones, filosofías y huecas sutilezas que se han infiltrado en las iglesias (Colosenses 2.8), porque ahora invalidamos el mandamiento de Dios siguiendo las nuevas tradiciones de hombres que aprendimos dentro de la iglesia (Marcos 7.7-9).

 

Los ministros que no han entendido la palabra del nuevo pacto, necesitan convertirse totalmente al Señor para que ÉL les quite el velo (2ª. a Corintos 3.14-17) y no se sigan equivocando en el qué, en el cómo, el quién,  el con qué o para qué. Si usted hace un repaso de los cuatro evangelios, poniendo mucha diligencia en encontrar estos 5 elementos en todas las enseñanzas y mandamientos de Jesús, se podría dar cuenta en cuál(es) de ellos está usted fallando, para que procediera a corregir lo deficiente (Tito 1.5).

 

¿Qué hará Jesús con los siervos fieles? (Mateo 24.45-47).

¿Qué hará Jesús a los siervos infieles? (Lucas 12.47).

 

Sobre esta reflexión, un ministro y yo entablamos correspondencia con los siguientes comentarios:

 

RAMÓN , jesus de nazareth no dará nada a ningún siervo , ya lo dio todo en la cruz : destruyo al diablo hebreos 2-14 , quito el pecado hebreos 9-16 ...

 

Le contesté que: Mateo 24.44-47 cuando vuelva Jesús, al siervo fiel  y prudente le pondrá sobre todos sus bienes. Lucas 12.45-47 cuando vuelva Jesús, a los siervos infieles les castigará duramente, los pondrá con los infieles (no en el cielo, en el infierno), y les dará muchos azotes.

 

ramón no lo espere mas juan 16.10 por cuanto voy al padre y no me veréis mas ., si alguien te dice  que no le veríais mas tu y los demás religiosos lo siguen esperando .ya DIOS en la manifestación de jesus de nazareth hizo su tarea , no le pidas mas , ya te dio todo y te dejo colosenses 2-10.

 

En el texto de Juan 16.10 Jesús de Nazaret está hablando de sí mismo como persona humana, natural, el hijo de María. Y no obstante esas palabras que a usted le limitan, a Jesucristo resucitado le volvieron a ver todos sus discípulos, no solo 7 de ellos, no solo los 12 apóstoles sino también los demás apóstoles (Lucas 10), en otra ocasión más de 500, y aún Saulo el perseguidor (1ª. a Corintios 15.4-8). Jesús de Nazaret dijo que va a volver (Mateo 25.31), y Jesucristo resucitado lo confirma a través del mismo apóstol y profeta Juan Zebedeo (Apocalipsis 1.7), y a través de su evangelio revelado a Pablo (1ª. a Tesalonicenses 4.16-17). Por lo tanto, aunque usted me considere religioso, LE sigo esperando. Yo todavía no estoy completo en ÉL (Colosenses 2.10), porque no he alcanzado SU estatura (Efesios 4.13), no es algo automático ni instantáneo.

 

2.    Conforme al modelo

 

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme (cómo) al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, (quién) si queremos ser siervos fieles y ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo con lo que quedó inconmovible (Hebreos 12.27-28) conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, para que la verdad del evangelio permanezca con nosotros (Gálatas 2.4-5). Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11)

 

Si usted quiere que la iglesia que está usted edificando sea la de ÉL, hágalo como ÉL dice, aunque no lo entienda, aunque a usted le parezca necia Su idea; pero si es nuestra iglesia, sigamos edificándola según nuestros mejores pensamientos.

 

¿Aceptará Jesucristo una iglesia edificada conforme a otro diseño?

 

3.    Contradicciones aparentes

 

En múltiples ocasiones pareciera que Pablo contradice a Jesús; pero si ambos pronunciaron palabra de Dios, eso no puede ser posible. Más bien cuando tengamos esa impresión, nos conviene mejor pensar que algo no estamos entendiendo, porque la palabra no se contradice, se complementa, y en algunos casos va más allá: Se sustituye. Esto es lo que ocurrió entre la verdad pasada y la presente, entre el viejo pacto y el nuevo (Hebreos 10.9); entre el vino y los odres viejos de la ley, y el vino y los odres nuevos del evangelio de Jesucristo (Juan 1.17).

 

Tengamos en cuenta que en los cuatro evangelios encontramos la palabra que dijo Jesús de Nazaret, el hijo de María, porque escuchó al Padre decirlas, y que en las cartas paulinas leemos el evangelio de Jesucristo revelado directamente a Pablo.

 

4.     Maquinaciones y artimañas

 

Yo sé que la intención de los ministros está puesta en Jesús, que desean obedecerle, honrarle y seguir sus pasos; pero este anhelo y voluntad, aunque sean muy férreos, no constituyen un blindaje total que inutilice al enemigo. Y alguien preguntará: ¿Qué puede hacer el adversario para lograr que quien quiere ser siervo fiel  en realidad esté viviendo como un rebelde y obstinado, y que además no se dé cuenta de ello? (1er. Libro de Samuel 15:23). ¿Tiene astucia y artimañas tan sofisticadas para conseguir eso?

 

Sí, sí las tiene. Y en realidad es bastante sencillo para él, basta con hacernos creer que una verdad es mentira, o que una mentira es verdad, basta con que tengamos embotado el entendimiento por leer a Moisés (2ª. a Corintios 3.14-15), basta con que nos pongamos a hacer la obra sin haber sido perfeccionados, sin que hayamos alcanzado la estatura de Cristo, para que los ministros fraudulentos nos engañen con las artimañas del error (Efesios 4.11-14), con doctrinas diversas y extrañas (Hebreos 13.9), que han llegado a ganarse un status de aceptación. Sus disfraces son de tal calidad que parecen auténticos.

 

¿Cómo es más fácil que nos engañe el enemigo: Conociendo nosotros sus artimañas, o ignorándolas? (2ª. a Corintios 2.11, 1ª. de Pedro 5.8). En las iglesias cristianas hay mucha ignorancia acerca de esto, y uno de los propósitos de estas reflexiones, es exhibirlas, descubrirlas, reprenderlas (Efesios 5.11); para que quienes quieran ser siervos fieles, corrijan lo deficiente (Tito 1.5).

 

Un ministro me preguntó: Cual es tu Dios? Hno. Dista mucho de ser un Dios Amor.

Le contesté que “El Dios de nuestro Señor Jesucristo es amor, y también es justicia que pagará a cada uno según lo que haya hecho estando en el cuerpo (2ª. a Corintios 5.10), porque horrenda cosa es caer en sus manos habiendo sido de los que pecan deliberadamente (Hebreos 10.29-31), pues ÉL además es fuego consumidor para los que menosprecian lo que Cristo dejó inconmovible -su nuevo pacto- y toman de lo que ya removió –el viejo pacto-(Hebreos 12.26-29)”.

 

5.    A los pocos escogidos

 

Extraviarse es algo que nadie quiere; pero el enemigo tiene maquinaciones, artimañas y argucias suficientes inclusive para engañar a los escogidos (Mateo 24.24), por lo cual nos conviene exhortarnos unos a otros (Hebreos 10.25), para no ignorar cuáles son sus artimañas del error (Efesios 4.14), ni sus maquinaciones (2ª. a Corintios 2.11). Si alguien hace volver de su error al ministro, salvará de la muerte el alma del ministro; pero también a las almas de la congregación de aquel ministro.

 

Estar extraviado de la verdad es pecado de muerte (1ª. de Juan 5.16), porque el ministro que se extravió, va hacia el mismo rumbo que cuando estaba en el mundo; pero ahora con mayor condenación porque tiene conocimiento. Y si toda la congregación camina tras de él, va hacia ese mismo destino.

 

“Señor: ¿son pocos los que se salvan?” (Lucas 13.23-24). Es necesario ser sobrios y velar (1ª. de Pedro 5.8). El que crea estar firme (1ª. a Corintios 10.12) y seguro de su salvación, medítelo (Mateo 7.21-23, Hechos 20.29), y corrija lo deficiente (Tito 1.5) para que su nombre no sea borrado (Apocalipsis 3.5), aunque haya sido heraldo para muchos (1ª. a corintios 9.27).

 

6.    Defectos y pecados

 

Cuando un creyente (oveja o ministro) hace algo incorrecto como consecuencia de un defecto, eso no le expone al infierno de fuego, porque los defectos no impiden la entrada al reino de los cielos, pero el pecado sí (Esto es el “qué”). Quienes no soportan los defectos ajenos, y se enojan, se hacen culpables de juicio, quedan expuestos al infierno de fuego, y deberían ser acusados ante el concilio de la iglesia (Mateo 5.22; 18.15ss) (Esto es “quién”).

 

Hay ministros que a Mateo 5.22 le oponen Efesios 4.26. Airarse significa llenarse de ira, la ira y el enojo son obras de la carne que debemos quitar de nosotros (Efesios 4.31 y Colosenses 3.8), que son producidas en nosotros por la ley (Romanos 4.15), porque la ley le da fuerza al pecado (1ª. a Corintios 15.56-57). He preguntado a muchos cristianos si cuando se han airado, pecaron o no pecaron, y todos reconocen que la ira les llevó a pecar ofendiendo a otros. No nos conviene tomar a Efesios 4.26 como una justificación, ni mucho menos como un mandamiento, que sea un deber airarse.

 

Más bien nos conviene darnos cuenta de que cuando Jesucristo nos haga verdaderamente libres (Juan 8.36), esta liberación se refiere al dominio del pecado sobre nosotros (Romanos 6.14 y 8.2-1), de manera que ya no seguiríamos pecando (1ª. de Juan 3.6) (Esto es el “Con qué”). Entonces florecerá el fruto del Espíritu, estará el amor (Gálatas 5.22), que no nos permitirá airarnos porque es benigno, compasivo, no se irrita (1ª. a Corintios 13.4-5), para que verdaderamente ya no haya ninguna condenación para nosotros.

 

Los enojos hacen perder la paz, lo cual es una derrota espiritual que quizá no hemos identificado (Efesios 6.15, Mateo 5.9, Romanos 14.17, Hebreos 12.14). No hay favoritismos, no hay excusas, no hay justificaciones, ni aun para los ministros (Mateo 7.23). Quien quiera ser discípulo fiel de Jesucristo, necesita aprender a soportar los defectos ajenos (Efesios 4.2, Colosenses 3.13); y a ser intolerante con el pecado propio (Esto es el “cómo”).

 

¿Por cuáles defectos Dios no le aprobaría su obra del ministerio?

¿Por cuáles pecados Dios sí le aprobaría su obra del ministerio?

 

7.    Buena tierra

 

(“Quiénes”): Muchos son los ministros que creyendo ser buena tierra, así lo manifiestan en su iglesia para promover las ofrendas y los diezmos (“Qué”). Y hacia el exterior, grandes ministros afirman que su ministerio-iglesia, es buena tierra en donde a todo mundo le conviene $embrar, inclu$ive a los no creyentes (1ª. a Tesalonicenses 4.11-12). Sin embargo, el enfoque de la enseñanza de Jesús no es para dar a entender que a otros les convenga sembrar sus ofrendas, diezmos, etc., en quienes digan que son buena tierra.

 

Con esta parábola Jesús quiso enseñar a cada quién cómo descubrir de sí mismo qué clase de tierra es.  Y ÉL dijo que buena tierra es aquel que escuchando la palabra, primeramente la entiende (“Con qué”). Por lo tanto, quienes no entienden la palabra (2ª. a Corintios 3.14-16), no son buena tierra, aunque les parezca que están dando mucho fruto, porque los frutos que dan no son buenos (“Para qué”), pero se conforman con la cantidad sin tomar en cuenta la calidad. Y si los congregantes aceptan esos frutos no buenos, es porque tampoco ellos entienden la palabra.

 

¿Qué hace Jesucristo con los ministros que no son buena tierra? (Hebreos 6.8)

 

8.    Verdad Presente

 

La ley creadora del viejo pacto, fue dada por Dios a Moisés para que nos tuviera encerrados bajo pecado, para que cuando viniera el libertador, anheláramos esa libertad que solamente ÉL puede darnos, de manera que ya nunca más estuviéramos bajo el yugo de la ley (Gálatas 3.22-25), a condición de que permanezcamos firmes (“Cómo”) en la libertad de Cristo (Gálatas 5.1). Por eso es que la ley dada por Dios en Sinaí, fue para una vigencia temporal, desde Moisés hasta Jesús el Cristo (Gálatas 3.19). Con esa ley, Dios creó el judaísmo como una religión de esclavitud que a nadie justifica (Hechos 13.39), pues si la  ley pudiera justificarnos, la muerte de Cristo hubiese sido en vano (Gálatas 2.21).

 

Los profetas que vivieron durante los más de mil años de vigencia del viejo pacto, profetizaron con mucha precisión algunas características y acontecimientos acerca de Aquél que sería la simiente prometida a Abraham. Por esta circunstancia histórica es que aparentemente el cristianismo nace del  judaísmo, lo cual nos ha llevado a vivir en una mezcla de la verdad pasada de la ley, con la verdad presente del evangelio de Jesucristo. El resultado es que quienes todavía hoy practican algunas ordenanzas del sacerdocio levítico aunque se llamen “cristianos” (Juan 8.31-47), a ellos les parece que en la ley tienen vida eterna (Juan 5.39-40), son celosos por ella (Hechos 21.20) y no quieren desprenderse de esa ley con que le dan fuerza al pecado, aunque les causa muerte (1ª. a Corintios 15.56). Posteriormente Pablo escribiría sobre ellos, que tienen celos por los gentiles, pero no conforme a ciencia, porque ignoran la justicia que Dios les ofrece a través de Jesucristo (Romanos 10.1-3).  El celo por aplicar la ley a los gentiles es en la carne (Gálatas 4.17), y lo confunden o lo maquillan como celo que les consume por la casa de Dios (Juan 2.17).

 

Pero la verdad que puede hacernos libres solo está en el evangelio de Jesucristo, no en la ley dada por Dios a Moisés (Juan 1.17), por lo cual el nuevo pacto no nace del viejo pacto, nace con Jesús al morir en la cruz (Hebreos 9.16-17), por las promesas dadas a Abraham desde antes de aquella ley (Gálatas 3.18).  Por lo tanto, la verdad que puede hacernos libres (Juan 8.32), la podremos conocer buscándola en Jesucristo, y a quienes todavía la buscan en la ley, el Hijo no les dará la verdadera libertad (Juan 8.36).

 

Con Jesús que murió en la cruz, Dios nos brinda la oportunidad para que vivamos en libertad (Gálatas 5.1), lo cual en la ley es imposible, pues solo da hijos de esclavitud (Gálatas 4.21-25). Por lo tanto, todo ministro cristiano debiera estar confirmado en esta verdad presente (2ª. de Pedro 1.12), la cual permanecerá para mostrarse en todos los siglos venideros (Efesios 2.7), porque es lo que quedó después de que Cristo removió (Hebreos 12.27) el viejo pacto de la condenación (2ª. a Corintios 3.9-11). Y no existe una palabra profética en el nuevo testamento que hable de una verdad adaptable para cada siglo, para cada cultura, para cada iglesia; así que el evangelio de Jesucristo tal como está escrito, es lo único que permanece para todos.

 

¿Puede usted recibir alguna herencia espiritual a través de la ley? (Gálatas 4.30).

 

9.    Tierra prometida

 

En Éxodo 33.14 vemos que Dios le había dado dos promesas a Moisés, y sin embargo, la segunda no se la cumplió, pues el descanso (“Qué”) era entrar en la tierra prometida. Esa no fue infidelidad de Dios, sino de Moisés porque pecó contra Dios en Meriba (Deut. 32.52). En el viejo pacto, los judíos tenían la promesa de Dios de entrar en la tierra de Canaán, descansar en ella al asentarse allí y ya no andar vagando por el desierto.

 

El nuevo pacto contiene mejores promesas que el viejo, y una de ellas es el descanso en el Paraíso (Hebreos 4.8-9), mismo que algunos (“Quién”) no alcanzarán (Hebreos 4.1), por deslizarse a lo que ya pereció (Hebreos 2.1). Más bien dicho: Muchos ministros no podrán entrar por la puerta estrecha a descansar, aunque quieran, por no esforzarse (Lucas 13.23-24), pues aunque hayan tenido fe como para obrar milagros y prodigios (Marcos 16.17), nunca dejaron de hacer maldad (Mateo 7.21-23). No es lo mismo ser perdonados de los pecados anteriores, pero seguir pecando por estar bajo el dominio de la ley (Romanos 6.12 y 7.21-24),  que ser limpiados con la sangre del Cordero de toda maldad (1a. de Juan 1.9), para ya no pecar (1a. de Juan 3.6 y 9).

 

¿Son verdaderamente libres los ministros que todavía están bajo el dominio del pecado? (Juan 8.34).

 

10.    Abortos involuntarios

 

El aborto involuntario es una de las maldiciones de la ley dada por Dios a Moisés, y es resultado de la visita que Dios le hace a una mujer por la maldad de ella y sus generaciones anteriores. Dado que la paga del pecado es muerte, y siendo evidente que un feto, un embrión, un bebé recién nacido no ha pecado; luego entonces muere por la maldad de sus 4 generaciones, cuya carga y deuda de muerte se le acumulan a él (Éxodo 20.5).

 

Por lo tanto, el aborto involuntario en una mujer supuestamente cristiana, es consecuencia de que ella no ha sido hecha verdaderamente libre por Jesucristo (Juan 8.36), no ha sido redimida de las maldiciones de la ley (Gálatas 3.10 y 13), por lo cual sigue habiendo condenación para ella (Romanos 8.1ss). Dado que la ley es carne, quienes se someten a alguna de sus ordenanzas no pueden andar en el Espíritu (Gálatas 5.18), y siguen sujetas al poder del pecado y de la muerte (1ª. a Corintios 15.56-57).

 

¿Le ha alcanzado a usted y su familia alguna de esas maldiciones de la ley? (Deut. 28.14ss). Necesita ser redimido por Jesucristo (Gálatas 4.5), para que ya no siga siendo hijo de la esclava (4.24-25), porque el esclavo no puede heredar ninguna gracia (4.30).

 

11.    Boleto de la lotería

 

Si usted tuviera un sueño, una visión, una revelación o una palabra profética referente a que comprara cierto número de boleto para el sorteo de la lotería nacional, porque Dios le quiere bendecir con 1 millón de pesos, ¿Qué haría usted? ¿Lo compraría aunque el Señor no le dijera que lo va a castigar si no lo compra?

 

En la gran mayoría de las iglesias “cristianas” se practican ritos, tradiciones y costumbres a las que se les considera boleto de mucho valor, pero de las cuales Jesús nunca dijo que habría premio por hacerlas. Por el lado contrario, muy poco se predica, y no se le concede importancia ni se estimulan unos a otros a hacer ciertas buenas obras (Efesios 2.10, Stgo. 2.14-16, 1ª. de Juan 3.17), que a quienes las hayan practicado en esta vida mientras estaban en el cuerpo (2ª. a Corintios 5.10), en aquel día Jesús los llamará “benditos” y les dará el premio mayor por herencia: su salvación. Pero a quienes no las hayan hecho, los llamará “malditos” y los enviará al fuego eterno (Mateo 25.34ss).

 

El boleto más valioso que pudiera comprar un ministro (Apocalipsis 3.18) -inclusive de más valor que ganar a otros- es entrar al reino de los cielos (Lucas 13.24), es ganar a Cristo para mismo (Filipenses 3.8), alcanzar el premio del supremo llamamiento, que es su propia salvación (3.14). Para comprar ese boleto, debe hacer lo que sea necesario para no llevarse la sorpresa de que fue eliminado de la carrera (1ª. a Corintios 9.27), y también deberá no hacer lo que podría causar que su nombre fuera borrado del libro de la vida (Apocalipsis 3.5).

 

A nadie le valdrá decir: “Señor, no hice esas obras porque yo era tu siervo, y estaba muy ocupado haciendo la obra del ministerio que tú me encargaste”. O esto otro: “Tú sabes bien que yo iba a la iglesia todos los domingos, que cantaba y danzaba para ti”. Ni esto: “Señor, yo asistí a muchas conferencias con boleto pagado para bendecir a tus siervos”. Tampoco podrá justificarse con aquella cita que dice “no es por obras, . . . . . . “ porque está muy mal entendida.

 

¿Por qué no es muy apreciado por los cristianos comprarle este boleto de entrada al Señor? (Mateo 25.31-45).

 

Nota: Hasta aquí he resaltado en negritas o entre paréntesis como apoyo para su identificación los 5 elementos que ha de tomar en cuenta un siervo que quiera ser fiel. Aunque ya no lo seguiré haciendo -pues considero que no es indispensable- allí están incluidos en cada una de las reflexiones.

 

12.    Judaizantes modernos

 

Existen muchas iglesias que se denominan cristianas; pero son dirigidas por ministros practicantes del sacerdocio levítico que en esta vida  disfrutan de las concesiones de la ley dada por Dios a Moisés (Mateo 5.27ss, 19.8, 20.25; 2ª. a Corintios 11.20, Tito 1.11, 1ª. de Pedro 5.3, Apocalipsis 2.6, 14 y 20; entre otras). El precio del deleite de sus vientres (Romanos 16.18) lo empezarán a pagar cuando en el momento del juicio sean declarados culpables de la Sangre de Cristo. Entonces entenderán que ninguna gracia pudieron heredar por medio de la ley (Juan 1.17, Gálatas 4.24-25 y 30), gracia de las cuales la más valiosa es la salvación, que no habrán alcanzado por vivir y predicar otro evangelio, otro Jesús, otro espíritu: El de la ley (2ª. a Corintios 11.4 y Gálatas 1.6-8).

 

¿Cuál es la causa principal de que se embote el entendimiento y de que sean fascinados igual que los gálatas? (2ª. a Corintios 3.14-16).

 

13.    La gran omisión

 

A todos nos entusiasma mucho lanzarnos a realizar la obra del ministerio conocida como “La gran Comisión”, porque anhelamos que todos sean salvos, llevarles el mensaje de salvación. Jesucristo resucitado ordenó a sus discípulos que hicieran esta obra en Jerusalén, en Samaria  y hasta los confines de la tierra, para que en toda nación hubiera discípulos de ÉL. Sin embargo, también ordenó esperar, y esta orden ha sido desechada por muchísimos ministros.

 

De acuerdo con las palabras de Jesús, cuando se presenten delante de Dios, recibirán la gran sorpresa de ser declarados culpables. Y ellos le dirán: “Pero Señor, si la iglesia que yo formé para ti tiene tantos miles de gentes”. Y Él quizá contestará: “Sí; pero no te esperaste, y por no haberte esperado, los hiciste discípulos tuyos, no míos. Retírate, no te conozco” (Mateo 7.21-23).

 

¿Hasta cuándo debiéramos esperar? Hasta ser investidos de poder de lo alto (Lucas 24.49). Eso es lo que hicieron los 12, y también los 120. Por eso pudieron ser testigos de Cristo (Hechos 1.8).

 

Recibí el siguiente planteamiento de parte de un pastor: “Si todos los cristianos pensaran como tú, habría muchos obreros que nunca hubieran tomado las riendas del ministerio. Por lo menos el 70% de los obreros inicialmente se enviaron a sí mismos hasta que un día Dios confirmó su ministerio”.

 

Le respondí que “Si todos los cristianos obedecieran el mandato de Jesucristo de esperar hasta ser investidos de poder, los ministros de hoy harían lo mismo que hicieron aquellos. La intención de lanzarse puede ser muy buena; pero no es el modelo establecido por Cristo Jesús en su evangelio. Cuando miró a las multitudes, sintió compasión y dijo que eran pocos los obreros; pero no les preguntó a sus muchos discípulos quiénes querían ir, sino que escogió solamente a doce, y les dio poder y autoridad para . . . . . . Es muy diferente la obra que puede hacer un autoenviado a la que hace uno que esperó hasta ser investido de poder (Hechos 1.8). Y la obra de cada uno, será probada. La de aquellos es heno, madera, hojarasca. La de estos es oro, plata, piedras preciosas (1ª. a Corintios 3.12). No tiene sentido esforzarse tanto en lo que va a ser quemado, más útil es esforzarse en entrar por la puerta estrecha, lo cual no se refiere a llevarle el evangelio a otros, sino en cambiar tu manera de vivir amoldándola al evangelio de Jesucristo”.

 

14.    Un velo que no va en el pelo

 

Es posible estar haciendo la obra de “edificar la iglesia de Cristo”, y tener un velo espiritual en el corazón, invisible para nosotros y para la congregación. Esto le puede suceder a quienes leen, enseñan y practican algunas ordenanzas del viejo pacto, lo cual hace que se les embote el entendimiento. Son ministros que fueron fascinados por la ley al igual que los ancianos de Galacia (3.1-3) y los creyentes de Corinto (2ª. 11.4 y 20).

 

El velo se les quitará cuando se conviertan al Señor (2ª. a Corintios 3.14-16), cuando vuelvan a nacer otra vez, y que Cristo sea completamente formado en ellos (Gálatas 4.19), a través de ministros no judaizantes, para que puedan permanecer en la libertad de Cristo (Gálatas 5.1), que ya no se desliguen de Él (5.4).

 

¿Qué necesitan hacer los ministros religiosos de las iglesias cristianas para que sea quitado el velo de su corazón?

ENVIAR LA RX 198

 

15.    Títulos y recomendaciones

 

Los ministros que a su nombre personal le anteponen el título universitario secular aún por adelante del de su ministerio, están mostrando que aquél es más valioso para ellos, es lo que les da imagen, status, aceptación. Otros tienen su fundamento en títulos de teología y demás materias religiosas. Y muchos que dicen estar haciendo la obra del ministerio, lo hacen poniendo en práctica algunos conocimientos de las ciencias humanas relacionadas con la personalidad, cosas que Dios quiere destruir y desechar. De esta manera demuestran que para ellos, la palabra de la cruz es locura, y por lo tanto, se van a perder (1ª. a Corintios 1.18-19), pues hacen de su título y sabiduría humana un ídolo, un altar, aunque no sean conscientes de ello.

 

¿Con qué debe usted ministrar para que verdaderamente Jesucristo le dé la gloria al Padre? (1ª. de Pedro 4.11).

 

16.    El camino nuevo y vivo

 

Hace más de 2 mil años, el único medio para relacionarse con el Padre era la ley dada por Dios a Moisés. A partir de Jesús, Él es el único camino para llegar al Padre -y por lo tanto- quienes siguen caminando según alguna ordenanza de la ley que ya está derogada (Efesios 2.15, Colosenses 2.14), se han equivocado de camino, no van a llegar a la habitación celestial que Él tiene preparada. Todos los ministros creen que predican a Jesús como único camino; pero muchos no se dan cuenta que al practicar la ley, no van por el camino nuevo y vivo (Hebreos 10.20), sino que están caminando por otro lado, escuchando a quienes el Padre dijo que ya no oigamos (Mateo 17.5), y desechando a Jesús que es mediador del nuevo pacto, no del viejo (Hebreos 8.6, 9.15 y 12.24).

 

Quienes practican algo del sacerdocio levítico ¿Van por el camino nuevo y vivo, o por el camino viejo y muerto? (Hebreos 12.2).

 

17.    Llenos de amor y poder

 

Las iglesias que afirman estar llenas del poder de Dios, no necesitan buscar a las almas perdidas, solas van a llegar, porque es imposible que el poder de Dios pase desapercibido (Hechos 8.5-8, 9.33-35). Lo mismo ha de suceder con las iglesias que afirman estar llenas del amor de Dios, puesto que es algo de lo cual el mundo está necesitado, y en cuanto sepa dónde lo puede hallar, irá. Lamentablemente, muchas iglesias tienen una opinión de sí mismas, más alta de lo que en realidad son (Romanos 12.3), pues afirman ser lo que quizá apenas sea su anhelo de llegar a  ser.

 

¿Puede alguien estar lleno del Espíritu y no dar el fruto? (Gálatas 5.22-23, 1ª. a Corintios 13.1s).

 

18.    Vinos y odres

 

El evangelio de Cristo Jesús es un vino nuevo que debemos servir en odres nuevos. Sin embargo, es una práctica muy generalizada dentro de las iglesias “cristianas” que varios de los mandamientos de Jesús los hemos convertido en ceremonias, en rituales, y al hacer eso, estamos vaciando el vino nuevo en los odres viejos de la ley. (Leer cuidadosamente este principio básico, para no malinterpretar el mensaje).

 

Las ceremonias religiosas, el culto, la liturgia, el vestuario especial, el exclusivismo sacerdotal, la obediencia obligatoria al jerarca religioso, etc., son odres del viejo pacto, pertenecen al sacerdocio levítico, que lamentablemente se están utilizando para servir en ellos algunos vinos nuevos como el bautismo, la cena del Señor, la ordenación de ministros, lavar los pies, el discipulado, la alabanza, la adoración, la presentación de ofrendas, etc.

 

Y está sucediendo exactamente como dijo Jesús: Estos vinos nuevos pierden su calidad, su esencia, su eficacia; se echan a perder al ser servidos en odres viejos.

 

¿Cuál es la causa de que los evangelios que se predican hoy, no tienen el mismo resultado que se dio en la iglesia primitiva?

Enviarla con la rx 231

 

19.    Hagan discípulos

 

La acción de hacer discípulos para Jesús no consiste en impartir conocimiento intelectual de la palabra con un curso de 3-6 meses siguiendo el manual de discipulado “xyz”, sino siendo fieles al MANUAL de Jesucristo: Lograr una vida transformada a través de un proceso de experiencias que empiezan con poner como fundamento para la fe (1ª. a corintios 2.4-5) las demostraciones del poder de Dios (Mateo 4.23, Juan 3.2) que hacen el apóstol y/o el evangelista con sanidades, milagros  y prodigios (Hechos 5.16, 8.5-8 y 2ª. a corintios 12.12), pudiendo suceder que en ese mismo acto algunos sean bautizados (Mateo 28.19, Hechos 2.41, 8.38-39, 16.15 y 16.33) sin necesidad de un curso de preparación.

 

Luego, el proceso de discipulado continuará en quienes acudan a reunirse con la iglesia, al vivir nuevas experiencias reales de lo que es el reino de Dios (1ª. a corintios 4.20) cuando también los profetas les descubran los secretos de su corazón (1ª. a corintios 14.25). El siguiente paso será que alguno de los pastores les ministren liberación y sanidad conforme al poder que Dios da (1ª. de Pedro 4.11), a fin de transformarlos en ovejas. Cuando no se corrige esta deficiencia tan común en las iglesias (Tito 1:5) nos ponemos en desobediencia a Jesús, porque le estaremos dando lo santo a los perros y las perlas a los cerdos (Mateo 7.6).

 

La obra eficaz de hacer que las multitudes sean discípulos para Jesús, continúa ahora por parte de los maestros, en manadas pequeñas (Lucas 12.32) que se reúnen en casa de alguno (romanos 16.5, 10, 11, 14 y 15) aunque sean de la misma ciudad. Allí se leerán los 4 evangelios versículo por versículo, poniendo el enfoque principalmente en lo que Jesús manda que hagamos o no hagamos, en ver lo que ÉL hizo para que lo imitemos, y en descubrir cuáles son las tradiciones a las que hemos dado mucha importancia; pero que invalidan el mandamiento de Dios (Marcos 7.7-9), y a descubrir las filosofías y huecas sutilezas que son contrarias al evangelio de Cristo (colosenses 2.8), para no caer en ellas.

 

Cuando las ovejas hayan sido transformadas en discípulos fieles que permanecen en SU palabra, habrán conocido la verdad –no de una manera intelectual, sino por experiencias- (Juan 8.31-32), entonces Jesucristo hará la otra parte: Hacerlos verdaderamente libres (Juan 8.36, romanos 6.6, 11-12, 17-18, 22; 7.24, 8.2-1), para que ya no pequen (1ª. de Juan 3.6 y 9), para que ya no sigan estando destituidos de la gloria de Dios (romanos 3.23 vs. 2ª. a corintios 3.18), y se manifiesten como hijos de Dios (romanos 8.19).

 

De esta manera, los cinco ministerios de perfeccionamiento constituidos por Jesucristo (Efesios 4.11-12), cumplen con la gran comisión de hacer discípulos SUYOS porque se les enseñó a guardar sus mandamientos (Mateo 28.20), haciendo cada uno la actividad que le es propia (Efesios 4.16). Así podremos comprobar que este es un proceso individual, que no tiene resultados simultáneos en todos, razón por la cual no se puede predeterminar el tiempo que habrá de durar en cada persona.

 

Ejemplo: ¿Fue hecho discípulo de Jesús un hombre o mujer que murió sin que se le haya enseñado a perdonar? (Mateo 18.34-35 y Marcos 11.25-26).

Enviarla con la rx 236

 

20.    Sana doctrina

 

“Esta iglesia es de sana doctrina, la Biblia es nuestra única regla de fe y práctica“, afirman muchos ministros, y redactan correctamente los textos de sus dogmas; pero aún así, en sus decisiones cotidianas para edificar la iglesia, algunos se desvían fácilmente y no perseveran ni en lo que ellos mismos dicen que es la doctrina de Cristo.

 

Una de las artimañas del enemigo -que provoca no permanecer en la doctrina de Cristo- es embotarles el entendimiento (2ª. a Corintios 3.14-16), a otros convertirlos en balaamitas a quienes el afán de ganancias deshonestas les lleva a enseñar lo que no debieran (Tito 1.10-11); a otros los seduce con obras nicolaítas porque persiguen todo aquello que les distinga y les ponga por encima de los demás (Apocalipsis 2.15). Otros tienen doctrina diferente por echar el vino nuevo en odres viejos; otros porque se constituyen en amos y señores de la grey; otros por creer y enseñar que tienen la salvación asegurada, ignorando muchas palabras de Jesús y de la revelación dada a Pablo.

 

Unos más por eliminar ministerios constituidos por Jesucristo (Efesios 4.11) y sustituirlos con ministerios apócrifos inventados por el hombre; otros por apagar el Espíritu ó menospreciar las profecías; por predicar un evangelio cómodo a gusto de las gentes; por edificar con materiales que Dios quiere destruir (1ª. a Corintios 1.18-19); por consentir el pecado propio y de los congregantes; por convertirse en ídolos como si fueran artistas del mundo; por hacer discípulos suyos, no de Jesús; por recibir gloria de los hombres (Juan 5.41 y 44); por el engaño de las riquezas que acumulan en propiedades, edificios y equipos considerados indispensables; otros más por convertir a la iglesia en un lugar de mercaderías; por “edificar” la iglesia con ciencias humanas; otros porque siendo cobardes (Apocalipsis 21.8), toleran lo que no debiera tolerarse en la iglesia (Apocalipsis 2.14, 15 y 20, 2ª. a Corintios 11.4 y 20); etc.

 

¿Hacia dónde van quienes con un pequeño deslizamiento (Hebreos 2.1) se han extraviado de la verdad? Hacia la muerte, igual que cuando “eran” inconversos (Santiago 5.19-20).

 

21.    Ciencias humanas

 

Las licenciaturas, maestrías y doctorados en ciencias humanas relacionadas con la personalidad, no son herramientas establecidas por Jesucristo para ministrar liberación, sanidad interior, perfeccionamiento, etc.,  son manifestaciones de la falsamente llamada ciencia (1ª. a Timoteo 6.20), cuyos argumentos han ido ganando terreno en el ánimo de muchos ministros “de Dios”. Estas ciencias humanas son contrarias a la ciencia de Cristo, y los ministros “cristianos” que las utilizan en la iglesia glorifican al hombre, negando en los hechos que el evangelio sea poderoso para destruir la sabiduría y desechar el entendimiento humanos (1ª.a Corintios 1.18-19).

 

Estas ciencias humanas son fortalezas, argumentos y altiveces que se oponen al conocimiento de Cristo, las cuales son utilizadas por quienes militan en la carne, pero deberían ser destruidas por los auténticos ministros de Dios que tienen armas poderosas del Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5), porque quienes ministran conforme al poder que Dios da, son instrumentos para que Jesucristo verdaderamente glorifique al Padre todavía hoy (1ª. de Pedro 4.11) con hechos, no con palabras.

 

¿Qué sucederá con las muchas obras de quienes edifican la iglesia con materiales que Dios quiere destruir? ¿Qué sucederá con las obras –aunque sean pocas- de quienes edifican conforme al poder que Dios da? (1ª. a Corintios 3.12).

 

22.    Ministerio de consejería

 

En muchas iglesias cristianas existe el denominado ministerio de consejería, comúnmente desempeñado por el pastor y su esposa, quienes en algunos casos son de profesión universitaria relacionada con las ciencias humanas de la personalidad, y aconsejan en base a este conocimiento. Inclusive algunos ministros envían a sus ovejas y/o ayudantes con un consejero profesional, psicoanalista clínico, psicólogo, psiquiatra, conferencista motivacional, cursos de superación personal, hipnosis, consejería matrimonial, juvenil, etc.

 

La consejería es un ministerio apócrifo que no fue constituido por nuestro Señor Jesucristo, no es necesario para el perfeccionamiento de los santos (Efesios 4.11-12), ni el Padre puso en la iglesia a quienes den consejería (1ª. a Corintios 12.28), ni el Espíritu Santo ha repartido el don de consejo (1ª. a Corintios 12.7-11).

 

Quienes en la iglesia ministran consejo en base a sus habilidades naturales o a conocimiento de estas ciencias humanas, están utilizando la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos. Aunque de labios digan que la honra es para Dios (Mateo 15.8-9), con ese hecho se la están robando a ÉL y dándosela a los sabios de este mundo. Esta es una de las múltiples formas que se practican en las iglesias “cristianas” por medio de los ministros Jezabelitas que enseñan y seducen a creyentes ingenuos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos (Apocalipsis 2.20). Un pequeño (¿?) extravío de la verdad (Santiago 5.19-20).

 

Si usted quiere agradar a Dios y no a los hombres (Gálatas 1.10), es indispensable que no edifique la iglesia con materiales que Dios quiere destruir (1ª. a Corintios 1.18-19), que no predique con palabras persuasivas ni lisonjas, ni con ministerios apócrifos, sino más bien que ministre con demostración del Espíritu (1ª. a Corintios 2.4-5, Romanos 16.18), con el poder que Dios da, primeramente para que en verdad la gloria sea para el Padre de parte de Jesucristo (1ª. de Pedro 4.11), y también para que la obra de usted pase la prueba de fuego (1ª. a corintios 3.12-13).

 

La función de hacer libres a los congregantes de sus conflictos emocionales, traumas, heridas, rencores, temores, etc., corresponde a todo ministro que ministre conforme al poder que Dios da (1ª. de Pedro 4.11), que verdaderamente milite en el Espíritu para destruir fortalezas, argumentos y toda altivez que se oponga al conocimiento de Cristo (2ª. a Corintios 10.4-5).

 

Cuando la palabra se trasmite con adulteraciones (1ª. de Pedro 2.2), pierde su eficacia y poder (Hebreos 4.12) a causa del ministro, quien será sentenciado por ello (Gálatas 5.10). Pero si usted trasmitiera la Palabra fielmente tal cual es, por sí sola podrá limpiar a las ovejas (Juan 15.3), y entonces usted estimará por basura los tesoros de la sabiduría de los hombres (Filipenses 3.8).

 

Una vez que los creyentes han sido liberados a través del ministro que ministra conforme al poder que Dios da (1ª. de Pedro 4.11, 1ª. a corintios 4.20) y limpiados por la Palabra de Jesucristo (Juan 15.3), ellos podrán tomar sus propias decisiones, sin necesidad de que le aconsejen los “expertos” de la falsamente llamada ciencia (1ª. a Timoteo 6.20).

 

23.    Visión y misión

 

En SU manual de edificación, Jesucristo ya tiene establecidas la visión, la misión y otras cosas más que debe cumplir SU iglesia. Ambas son completas, por lo cual a ningún ministro se las da en parcialidades; ambas son únicas y permanentes, no varían según las circunstancias, ni según las culturas de los pueblos, ni por cada congregación, etc. Dios no tiene visión y misión diferentes, clasificadas por denominaciones o para cumplir anhelos personales. En el modelo de la iglesia de Cristo, lo que sí hay diferente son las actividades propias de cada miembro, a fin de que todos nosotros cumplamos la función/ministerio que Dios tiene asignada a cada persona, hasta que todos alcancemos la visión de Dios.

 

Alcanzar la estatura de Cristo, no ser llevados por vientos de doctrinas (Efesios 4.11-16) diversas y extrañas (Hebreos 13.9), dar un culto a Dios que Le agrade (Hebreos 12.28), etc., son partes importantes de esa visión única.

 

¿Cuál es la misión de Dios para SU iglesia en este mundo? (Efesios 3.10).

Enviar las  rx 65 y 67

 

24.    Avivamiento que no divida

 

El avivamiento es un clamor, un anhelo de muchas iglesias. Y la experiencia de otras que ya han pasado por allí, es que se han dividido. Según la sana doctrina de Jesucristo -que muchísimas iglesias afirman profesar- el anhelo de Jesús es que no nos dividamos, que seamos uno (Juan 17.21). Dios nos dice que es preciso que entre nosotros haya disensiones; pero ninguno de los dos o más grupos en que se divide la congregación reconoce que es el reprobado (1ª. a Corintios 11.19). 

 

Los divisionismos son la evidencia de algo que hemos querido ocultar, inclusive que hemos tratado de aparentar que no existe. Son la prueba de que la satisfacción de nuestros vientres ha tenido prioridad en la iglesia (Romanos 16.18), aún por encima de la voluntad de “nuestro Señor”. Son la evidencia de que no hemos sido solícitos en guardar la unidad de la fe, son la comprobación de que no tenemos en nuestro espíritu el vínculo de la paz (Efesios 4.1-5) con nuestros “hermanos”, ni con Dios; y por lo tanto, no pudiendo ser pacificadores, Dios no nos ha llamado “hijos” (Mateo 5.9).

 

Existen ministros que creen que el avivamiento lo desarrollan ellos, lo cual es una doctrina diversa y bastante extraña (Hebreos 13.9), otro evangelio (Gálatas 1.6) predicado por los judaizantes modernos (2ª. a Corintios 11.22); pero muy aceptada, muy bien tolerada por los “cristianos cuerdos” (2ª. a Corintios 11.4 y 20).

 

Si usted anhela en su congregación un avivamiento que les resulte de edificación y provecho espiritual, y sea una obra de usted que pase la prueba de fuego, es necesario que se esfuerce en lograr antes las mismas dos condiciones que sucedieron en la iglesia primitiva antes del avivamiento: 1.- Estaban juntos -lo cual es relativamente fácil de lograr-; pero también 2.- estaban unánimes: Un solo sentir, un solo ánimo, un mismo pensar. Muy pocas congregaciones alcanzan esta condición espiritual, y no es para todos los de la congregación (1ª. a Corintios 15.6, Hechos 1.15). 

 

Es necesario corregir lo deficiente (Tito 1.5) para que Dios pueda traer un avivamiento. El resultado será que su congregación no se divida (Hechos 2.42), ni siga siendo solo apariencia de iglesia (Hechos 4.33, 5.15, 6.8, 8.5-8, 1ª. a Corintios 2.4-5 y 4.19-20, Hebreos 2.4, etc.). 

 

25.    Libres de la ley

 

Saulo de Tarso aunque era judío, vivió un tiempo ignorando la ley, no le interesaba para nada (Romanos 7.9). Cuando se hizo fariseo, los mandamientos de la ley le resultaron para muerte, porque al conocer el mandamiento,  el pecado lo engañó y lo mató (7.10-11). Aunque la ley es buena, produce muerte (7.12-13), porque la ley le da fuerza al pecado sobre nosotros (1a. a Corintios 15.56).  Así que los ministros que siguen siendo celosos por la ley (Hechos 21.20) –tal como lo fue Saulo- son esclavos del pecado aunque creen en Jesús (Juan 8.31-34), por eso hacen lo que no quieren y no pueden hacer lo que quieren (Romanos 7.18-24). Llegan inclusive a afirmar que no es posible dejar de pecar (1ª. de Juan 3.6-9), con lo cual niegan que Cristo pueda hacerlos libres (1ª. de Juan 2.22).

 

Lo que le sucedió a Saulo cuando se convirtió al evangelio de Jesucristo, es que fue librado de esa ley del pecado y de la muerte, por la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús. Por eso es que para él ya no había condenación (Romanos 8.2-1), pues al ser guiado por el Espíritu, ya no estaba bajo la ley de Moisés (Gálatas 5.18), pero sí bajo la ley de Cristo (1ª. a Corintios 9.21). En otras palabras: El Saulo obediente fiel de la ley, estaba espiritualmente muerto, y así se hubiera quedado, de no haber sido porque Dios tuvo misericordia de él en su ignorancia e incredulidad (1ª. a Timoteo 1.13). Mas Pablo, habiendo alcanzado un conocimiento excelente de Cristo, ganó a Cristo para sí mismo, y fue hallado en ÉL, porque tuvo a  la ley por basura (Filipenses 3.8-9). Es decir que la letra de la ley lo mató, pero su espíritu fue vivificado en el evangelio de Cristo (2a. a Corintios 3.6, Juan 1.17, Gálatas 4.30).

 

Quienes creyendo que ya no hay condenación para ellos (Romanos 8.1), aunque continúan bajo el dominio del pecado igual que cuando eran inconversos (Romanos 7.18-24), es porque la ley del Espíritu de vida no les ha librado de la ley del pecado y de la muerte (Romanos 8.2), y por lo tanto, siguen bajo la condenación por andar conforme a la carne (Romanos 8.1). Esto demuestra que en realidad, Jesucristo no les ha hecho libres del pecado (Juan 8.33-35), no les ha redimido de la ley (Gálatas 3.10-13 y 4.5), todavía están bajo el yugo de la esclavitud (Gálatas 3.25, 4.24-25), bajo el dominio del pecado, por la ley (1ª. a Corintios 15.56), que les mantiene encerrados, como si todavía no tuvieran fe en el Salvador (Gálatas 3.22-25).

 

Si usted -fascinado por la ley como lo están muchos ministros- sigue sometido bajo la ley del pecado y de la muerte, y en consecuencia le ha alcanzado alguna de sus maldiciones (Deuteronomio 28.15ss), necesita ser redimido de esa maldición (Gálatas 3.10 y 13; 4.5), volver a nacer y que Cristo verdaderamente sea formado en usted (4.19), para que pueda permanecer firme en la libertad de Cristo, no estando sujeto nunca más al yugo de esclavitud de la ley (5.1). ¿En qué consiste esa libertad? A quienes el hijo ha hecho verdaderamente libres del pecado (Juan 8.36), ya no pecan, y por eso permanecen en Él, como evidencia de que le conocen, como prueba de que tienen esa semilla (1ª. de Juan 3.6 y 9).

 

Si usted ministro quiere ser hecho libre de la ley del pecado y de la muerte por el conocimiento de la verdad (Juan 8.31-32), y que los congregantes también sean libres, no practique usted, ni les enseñe, ni mucho menos les imponga ninguna ordenanza de la ley, ya que todos esos rudimentos son solo para esclavizar (Gálatas 3.1-3, 3.23-25, 4.9-10, 4.21-25). Esto es lo que están promoviendo los falsos hermanos ministros judaizantes que hay en muchas iglesias, para reducir a esclavitud a las congregaciones, a quienes ni por un momento debemos acceder a someternos, si es que queremos que la verdad del evangelio permanezca con nosotros (Gálatas 2.4-5).

 

¿De qué necesita usted que Jesucristo le haga libre?

 

Un joven ministro me escribió diciendo que “Lo único que nos aparta de Dios es el pecado, nada más”. A lo cual yo le contesté: “Aunque los ministros no lo consideran pecado, quienes se extravían de la verdad del evangelio de Jesucristo hacia cualquier otro evangelio (Gálatas 1.6-9), van rumbo a la muerte, igual como si hubieran pecado (Santiago 5.19-20). Como ejemplo de esto tenemos a los gálatas, quienes ya no obedecían a la verdad (5.7-9) porque fueron fascinados por las obras de la ley (3.1-3), no porque estuvieran en algo reconocido como pecado”.

 

26.    Último avivamiento

 

Siendo que nadie puede saber el día ni la hora, ¿cómo es que muchos ministros manifiestan estar esperando el último avivamiento? Si acaso a este mundo actual todavía le quedaran varios siglos antes de que vuelva Jesús, están afirmando implícitamente que las próximas generaciones no conocerían lo que es un avivamiento. ¿Acaso conocen a detalle los planes secretos de Dios? Los profetas sí pudieran saber algunos de esos planes. Y si así fuera, ¿Cómo es que todos esos ministros –viviendo en lugares tan distantes uno de otro- afirman que ese último avivamiento empezará en su ciudad, en su iglesia, para expandirse a todo el mundo?

 

Un ministro me escribió que “un avivamiento tendría que ser para todo el cuerpo alrededor del mundo, no solamente n una congregación”.

 

A lo cual le contesté: Tomemos en cuenta además, que ninguna congregación por sí sola constituye todo el Cuerpo del Señor. En base a esto, hay quienes afirman que un avivamiento auténtico tendría que ser en todo el cuerpo, no en una parte. Vamos dándonos cuenta que no todos los que creen ser parte del cuerpo, verdaderamente lo son. Veamos el caso de que Jesús tenía más de 500 discípulos (1ª. a Corintios 15.6), y sin embargo, solamente 120 fueron participantes de aquel avivamiento. ¿Acaso eso significa que los otros trescientos y pico de discípulos eran discípulos pero no eran parte del cuerpo? Interesante. Y el avivamiento en la calle de Azuza, Los Ángeles (1905), si solo sucedió allí, entonces nos planteamos dos preguntas: ¿Era esa congregación todo el Cuerpo del Señor en todo el mundo? ¿O sucedió como respuesta de Dios al clamor de una sola persona? ¿O fue solo una experiencia emocional? ¿O en realidad sí puede haber avivamientos para una parte del cuerpo y las demás quedarse en lo mismo?

 

Pablo fue transportado al tercer cielo (2ª. a Corintios 12.2), ¿por qué solo él y no todo el cuerpo? Dios establece relaciones personales con los creyentes, según la condición de cada quien, aunque también permanece su relación con el cuerpo como tal. Una congregación en la que todos alcancemos la unidad de la fe (Efesios 4.13), estando unánimes tendríamos la condición espiritual necesaria para experimentar un avivamiento; pero si las otras partes del cuerpo alrededor del mundo no estuvieran listas, ¿entonces Dios no habría de concedérselo a una congregación que sí lo esté ? (Romanos 9.27).

 

27.    Su anhelo: Uno

 

Sería una buena muestra de que quieren ser siervos fieles, si algunos ministros cambiaran su escala de valores, para adecuarla al anhelo de Jesús expresado en vísperas de su martirio. Primero vivir la experiencia de sumisión de unos ministros a otros, de servirse unos a otros, de no ejercer señorío unos ministros sobre otros ni sobre la congregación (Mateo 20.25-27, 1ª. de Pedro 5.1-3), de amarnos como Él nos amó (Juan 13.34), con amor fraternal (Hebreos 13.1) no fingido (1ª. de Pedro 1.22).

 

Cada ministro dentro de su sinagoga afirma amar a Jesús; pero . . . . . . ¿Por qué el mundo no nos reconoce como discípulos de Jesús (Juan 13.35), si tanto se lo hemos gritado de muchas maneras? ¿Es que están miopes? ¿o ciegos? No en este punto, porque Jesús dijo que cuando el mundo mira el amor, lo reconoce. Perseguimos con mayor esmero otras cosas de las que no hemos leído que es el camino excelente (1ª. a Corintios 12.31), y afirmamos amar a Dios (1ª. de Juan 3.10, 14 y 4.20), aunque permanecemos indiferentes y compasión ni misericordia ante las calamidades del ser humano. Es evidente que no hemos sido muy solícitos en este asunto, ni en otros.

 

¿Qué está usted dispuesto a ser para que los “cristianos” lleguemos a ser uno?

Enviarla con la rx 109

 

28.    Patrón de alabanza

 

Dice una iglesia: “. . . . . reconocemos que nos falta mucho por aprender en cuanto al patrón celestial de la alabanza y adoración . . . .” En el antiguo pacto, Dios mostró un patrón o modelo que debería tomarse para la presentación de alabanza y todas las demás ofrendas y holocaustos; considerando quiénes, qué puestos, cuáles instrumentos, formas, vestimentas, fechas, etc. En el nuevo pacto, Dios nos declaró SU diagnóstico acerca de aquella alabanza y adoración, y lo hizo con las palabras que Jesús le dijo a la samaritana: Que apenas a partir de ese momento había llegado la hora de la adoración que busca el Padre. Eso significa que la alabanza y la adoración que se le presentan según la ley, no es en verdad ni en el espíritu, por eso no le agradan (Hebreos 10.8). Y aún así, todavía hoy en muchas iglesias “cristianas” ambas cosas se siguen presentando según la ley.

 

Acto seguido, Jesús establece el nuevo modelo, el nuevo patrón, que consta de dos características (espíritu y verdad) que no las hubo en el viejo pacto. Esto concuerda con lo proclamado en el evangelio de Jesucristo: que Gracia y Verdad no pueden ser halladas en la ley (Juan 1.17), porque la ley provee para la carne, no para el espíritu (Romanos y Gálatas).

 

Es interesante descubrir que Jesucristo no haya constituido ni salmistas, ni cantores, ni ministros de alabanza para perfeccionar a los santos hasta llegar a SU estatura (Efesios 4.11-13). Ni tampoco el Padre los puso en la iglesia (1ª. a Corintios 12.28), sino que cuando los creyentes se congregan, “cada uno tiene . . . . . .” (1ª. a Corintios 14.26).

 

¿Cómo es posible que muchos ministros puedan afirmar que un ministerio apócrifo no constituido por Jesucristo es el encargado de llevar a la congregación hasta SU presencia? Eso pertenece al grupo de las cosas removidas (Hebreos 12.27).

 

Sobre esta reflexión recibí el siguiente comentario: La música es uno de los medios sutiles que Satanás esta utilizando para corromper a los ignorantes he inconstantes haciéndoles creer que adoran y alaban a Dios, cuando es a ellos mismos y a sus pasiones.

 

Hay una tendencia a "judaizar" que se piensa que el estilo llamado "música hebrea" es el mejor para expresar adoración a Dios, ignorando que no estamos en el AT y que Cristo vino, luego entonces, cantamos diferente que los israelitas, En el pueblo de Cristo tenemos un canto nuevo, lamentable también es que le llaman "adoración" a los cantos lentos y "alabanza" a los cantos con ritmos rápidos, siendo este último el genero que mas prefieren las masas porque el enfoque no es Dios sino el populacho, de ahí que el énfasis de muchas congregaciones sea la música con estilo "pop" que es el que mas gusta junto con la "balada romántica" y otras congregaciones piensan que el "heavy metal" es el canto que Dios quiere escuchar.

Algo que he observado, es, que al igual que a la iglesia católica, en la actualidad, si le quitamos a Cristo, no pasa nada porque no están fundamentados en Él, pero si les quitamos a la virgen de Guadalupe, se acaba la iglesia católica, las congregaciones fundamentadas en la música no están realmente en Cristo, utilizan el nombre de Cristo para hacer negocio, y si les quitamos la música se acaban porque es lo único atractivo que tienen, ya que la Palabra de Dios no es su alimento. 

 

Así como las demostraciones del poder de Dios tampoco son el fundamento de su fe (1ª. a Corintios 2.4-5). Y si Pablo viniese a hacer la misma prueba, muchos ministros de Dios quedarían reprobados porque solo predican palabra elocuente; pero sin poder (1ª. a corintios 4.18-20).

 

29.    Evidencia del Espíritu

 

Se cree comúnmente que el hablar en lenguas es evidencia de la presencia del Espíritu Santo. Quizá intencionalmente o no, el caso es que olvidamos que las lenguas en la iglesia deben ser siempre interpretadas, que pueden ser simuladas, que no son prueba de santidad, que pueden no ser celestiales, etc. Otros consideran que son los milagros, pero estos también pueden ser de imitación. Sin embargo, hay una evidencia que al enemigo no le gusta simular, ni puede imitar: El fruto del Espíritu (Gálatas 5.22-23), el camino excelente (1ª. a corintios 12.31).

 

Esto sí es evidencia de andar en el Espíritu, de que eres nueva criatura (2ª. a Corintios 5.17).

Enviar con la rx 203

 

30.    Símbolos y sombras

 

Cuando se tiene lo original, no hace falta utilizar simbologías, logotipos, emblemas, estandartes, etc. Estas cosas representan lo que se anhela; pero no se tiene. Los símbolos proporcionan una satisfacción vana, y quienes están satisfechos con ellos no buscan más allá. Quienes gastan inútilmente su tiempo en inventar estas representaciones, están sirviendo a lo que solo es figura y sombra de las cosas celestiales (Colosenses 2.17).

 

Los vinos nuevos que podrían alcanzar si perseverasen en la búsqueda del reino, los están sustituyendo con vinos viejos de la ley. Son desobediencia a un mandato específico (Éxodo 20.4), son rebeldía disfrazada de piedad, son idolatría.

 

Una sierva de Dios me comentó: Y a ud. que tanto le interesa criticar a las otras iglesias, sigue viviendo en pecado de juzgar y criticar, acuérdese de no tirar la primera piedra porque lo mas seguro que el castigo viene de Dios.

 

Yo le contesté que “La obra que yo estoy haciendo puede interpretarse de varias maneras, dependiendo exclusivamente de cómo el lector quiera interpretarla: Juicio, crítica, amonestación, exhortación (Hebreos 10.25), corrección (Tito 1.5), reprensión, intolerancia (Tito 1.10-11), intentos de hacer volver a la verdad (Stgo. 5.19-20), contención ardiente por la fe recibida (Judas 1.3-4), etc.

 

En todas las épocas, en todas las culturas, los religiosos nunca han querido que se mencionen para nada sus extravíos. Ocurrió con Jeremías y los líderes religiosos que lo metieron al pozo, con Isaías y otros profetas ante el pueblo de Dios, ocurrió con Jesús de Nazaret ante los escribas y fariseos intermediarios de Dios, ocurrió con Pablo frente a los “cristianos” judaizantes, etc. Nada extraño es que siga sucediendo lo mismo entre los “cristianos” de hoy.

(ENVIAR ESTA REFLEXIÓN ACOMPAÑADA DE LA 204.- LOS INTOCABLES)

 

31.    Distintivo del discípulo

 

No son las multitudes reunidas, no es la ropa elegante, no es la prosperidad económica, no es la elocuencia o cualquier otra cualidad humana o conocimiento científico, no son los enormes y lujosos edificios, tampoco los costosos programas de televisión. Lo que distingue a un auténtico ministro de Cristo, es otra cosa que al parecer no es muy apreciada por algunos  “siervos de Dios” (Juan 13.35, Gálatas 5.14, Romanos 13.8, 1ª. de Juan 4.20).

 

Un ministro me comentó que “yo no tengo problemas con los que tiene edificios grandes, congregaciones grandes . . . . “ Le contesté que “yo tampoco, porque en realidad el problema lo tienen ellos con quien dicen que es su Señor, pues el evangelio de Jesucristo habla de vender lo que se tiene. Nunca he leído un texto que hable de acumular riquezas, y a quienes dicen ser ricos porque viven en la abundancia económica, Jesucristo les dice que son desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos (Apocalipsis 3.17).

 

32.    Discernir el Cuerpo

 

Los que participan de la Cena del Señor sin discernir el cuerpo de Cristo, se ponen en una situación de alto riesgo, y les vienen castigos sin que generalmente entiendan por qué les suceden, ya que sobre esto hay una deficiencia enorme en la enseñanza.

 

Uno de los factores en que consiste discernir el cuerpo del Señor es que, sabiendo intelectualmente que somos miembros de SU cuerpo, debiéramos aprender vivencialmente a tratarnos como tales, no siendo indiferentes a las necesidades de los demás congregantes, lo cual lamentablemente es muy común. Los que están bien suplidos por el Señor en lo material, le dicen al que carece de mucho: “Dios te bendiga, que te vaya bien” (Stgo. 2.14-16), y no hacen la obra de justicia para la cual Dios les abundó (2ª. a Corintios 9.9). Se justifican pensando que están bien delante de Dios, y en que el hermano está en pobreza porque algún pecado tendrá.

 

Un ministro me comentó que “está usted equivocado, porque en el contexto, discernir el cuerpo no está ligado para nada con la relación que haya entre los hermanos”.

 

YO le contesté que “En el v. 27 Jesucristo nos dice la consecuencia de participar indignamente, en el v. 28 nos dice lo que debemos hacer antes de participar, en el v. 29 nos dice que la indignidad consiste en no discernir el cuerpo, y el contexto del asunto (20-22) nos muestra una evidencia de que discernir el cuerpo está ligado a la relación que hay entre los miembros de la congregación.  Hay armonía, están aprobados, hay desavenencias o falta de perdón, están reprobados. Esta es la prueba que cada quién debe hacer de sí mismo (v.28). Los enfermos que hay en la iglesia son otra evidencia de la falta de discernimiento del cuerpo (v.30).

 

Por eso es que relaciono Santiago 2.14-16 con discernir el cuerpo. Ahora bien, suponiendo que yo estoy totalmente equivocado al hacer esta relación, no creo que a alguien le perjudique hacer lo que Jesucristo nos dice en esta última cita mencionada que hagamos; pero si no lo haces, tu fe es muerta y no te vas a salvar. Luego entonces, la participación en la Cena resultará en juicio y castigo para ti (v.29.32a), y al no corregir eso, serás condenado con el mundo (v.32b), por participar indignamente, por haberte extraviado de la verdad (Santiago 5.19-20).

(ACOMPAÑAR ESTA REFLEXIÓN CON LA 223.- ENFERMOS EN LAS IGLESIAS, Y EL ESTUDIO 17.- LA CENA DEL SEÑOR).

 

33.    Las clases sociales

 

Sucede en todos los núcleos y actividades del ser humano, y lamentablemente, también en las iglesias “cristianas” (1ª. a Corintios 12.24-26), y a causa de ello, vienen a ser en realidad un club social-religioso. Inclusive existen iglesias que promueven la atención que se les da a los creyentes, a través de grupos que sustentan como principio la separación por clases sociales, y a esto ellos le llaman “hacer discípulos conforme al modelo de Jesús”.

 

Pero Jesús no hizo varios grupos de discípulos, separándolos conforme a estos principios humanos que muestran la vanidad en que viven muchos ministros. Entre los doce, estaban varios pescadores, hombres de muy poca cultura; también Simón el cananista (Zelote), perteneciente a una guerrilla de insurrección en contra de los romanos, acusado de sedición igual que Bar-abás (Imagínese usted al sub-comandante Marcos entre los doce, o a Lucio Cabañas).

 

Así mismo estaba Mateo el publicano, todo un muy respetable funcionario público recaudador de impuestos para Roma. Imagínense ustedes estas clases sociales tan dispares, mezcladas en un grupito de doce que en tres años debería de aprender a aceptarse, a tolerarse, a simpatizar unos con otros, a estar unánimes en un mismo pensar y sentir. Muchos cristianos pasan años en la iglesia, y no aprenden a vivir estas experiencias, porque tienen su grupito de afinidades naturales. Jesús fue mucho más lejos que todo lo anterior: Les dijo que “se amaran” siendo así, tan diferentes.

 

Una pequeña (¿?) infidelidad de algunos siervos de Dios, la cual les puede llegar a costar muchos azotes (Lucas 12.47). ¿Quiere evitarlos? Haga lo mismo que Jesús: Manadas pequeñas, donde se mezclen todas las diferencias, hasta que sean aprobados en el amor y en el servicio. Jesucristo va a premiar más la calidad, que la cantidad.

 

¿Será posible que los ministros no se den cuenta de esta situación? (Santiago 2.1-10).

 

34.    Dar de lo propio

 

Jesús no le dijo al joven rico: “Vende todo lo que tienes, luego traes el dinero, lo entregas a mis discípulos, y ellos lo repartirán entre los pobres, o lo utilizarán para poder llevar adelante el evangelio”. Quienes recaudan fondos ajenos para supuestamente cumplir con el mandato de Jesús, muy probablemente no tengan tesoro en el cielo. Una razón es que al crear una organización religiosa, filantrópica o caritativa –el nombre es lo de menos- necesariamente se tienen qué acumular riquezas en propiedades, muebles, equipo, etc.

 

En otra ocasión Jesús le dijo a un fariseo: “Den limosna de lo que tienen, y entonces todo les será limpio”. De manera que a quienes dan de lo que no es de ellos porque promueven y consiguen abundantes donaciones, esa acción no les limpia. A través de una carta paulina dice Jesucristo que quienes piden dinero a los de afuera no se conducen honradamente (1ª. a Tesalonicenses 4.11-12), y en el extremo de la falta de entendimiento o la desobediencia consciente, hay iglesias que reciben presupuesto del gobierno.

 

¿A quién ha de darle usted para ser limpio y hacer frutos de justicia?

 

Comentario recibido: “siempre he considerado que no se debe pedir al mundo para la ayuda social o para un ministerio en particular aunque los fines sean  buenos, no podemos decir como los comunistas "el fin justifica los medios". Le respondí: “Parece que muchos ministros no toman en cuenta estas palabras del evangelio de Jesucristo”.

 

35.    Un pacto personal

 

La ley dada por Dios a Moisés fue creada para encerrarnos en la esclavitud del pecado, ya seamos judíos o gentiles (1ª. a Corintios 15.56, gálatas 3.22-25, romanos 4.15 y 5.13). Hacer pacto con Jesucristo para vivir en  la verdad que solo viene por medio de ÈL (Juan 1.17)  para que nos haga  libres del pecado (Juan 8.32-36) y de las maldiciones de la ley (Gálatas 3.10-13), no consiste en pronunciar algunas palabras. Es necesario que los ministros que se han dejado fascinar por algunas ordenanzas de la ley (Gálatas 3.1-3), o sea por otro evangelio (2ª. a Corintios 11.4 y Gálatas 1.6-8), vuelvan a nacer de nuevo hasta que Cristo sea verdaderamente formado en ellos (Gálatas 4.19), para que conozcan la verdad, sean hechos verdaderamente libres, y permanezcan firmes en esa libertad (Gálatas 5.1).

 

¿Existe algún pecado del cual Jesucristo no pueda hacernos libres? (Romanos 8.2-1, 1ª. de Juan 3.6 y 9).

 

36.    Charlatanes en casa

 

Decimos que quienes viven del horóscopo, la bola de cristal, la lectura de las cartas, el tarot, etc., son charlatanes. Ellos tienen mucha clientela en el mundo porque los “cristianos” no le hemos hecho llegar el verdadero evangelio de Jesucristo.

 

Acá entre nosotros, existen muchos ministros que predican otros evangelios (Gálatas 1.6 y 3.1-3, 2ª. a Corintios 11.4, 20-22). Y también tienen muchos clientes en las iglesias. ¿Qué son ellos?

 

37.    Tatuajes y perforaciones

 

Que un ministro traiga tatuajes, es algo que no se ha de tomar en cuenta como malo si se los dibujó cuando era mundano, puesto que son imborrables. Pero que encima de aquellos tatuajes aparezca la estrella de David o cualquier otro símbolo religioso, eso demuestra ignorancia o desobediencia (Levítico 19.28),  o entendimiento embotado (2a. a Corintios 3.14) o cegado (2a. a Corintios 4.4).

 

En cuanto a los objetos que se usan en diversas partes del cuerpo causando perforaciones, rasguños, horadaciones, esos se debieran quitar, y en ello están incluidos los tradicionales aretes (1ª. a Timoteo 2.9 y 1ª. de Pedro 3.3). Estas son palabras de Dios con las que nos dice cómo cuidar de nuestro cuerpo, del cual Él es creador y soberano. Enseñar estas cosas en la iglesia, no equivale a estarse metiendo en terreno prohibido cuando la hace alguien que ha sido constituido como maestro, pues al final de todo, las enseñanzas se dan y cada quién decide qué obedece y qué desecha.

 

En realidad, los ministros de las iglesias escogen cuáles citas les gustan, y de entre ellas, una que es su favorita, de manera que alguien puede llevar ya 20 años congregándose, y habrá muchas citas sobre las que nunca ha escuchado una predicación o una enseñanza. Esto se puede evitar enseñando la Palabra versículo por versículo.

 

Acerca de esta reflexión, recibí el siguiente correo: Cantar de los cantares 1.10 

Y yo le contesté: Me parece equivocado que un texto poético inspirado bajo el pacto de esclavitud (Gálatas 2.23-25 y 4.24-25), se tome como doctrina para quienes se supone que viven bajo un nuevo pacto, que contiene mejores promesas (Hebreos 8.6), como si aquella palabra anulara la del evangelio de Jesucristo relacionada con la vida casta y modesta de las mujeres creyentes.

 

Luego el ministro me contestó: Usted tampoco puede anular esa palabra poética, sencillamente porque ese sea su querer y su estilo religioso de imponer dogmas, creo que debe leer bien los dos textos que cita. Se dará cuenta que no es una prohibición sino que esa no sea la manera de mostrar la personalidad.

 

Hno. pastor xxxxxxxx: Le mando mis comentarios, esperando que sigamos en contacto. A mí me es útil escuchar a otros que me recuerden la palabra (2ª. de Pedro 1.12), para volver a examinarla. Atendiendo a su recomendación, he vuelto a leer el texto de Pablo a Timoteo, en su contexto desde el v. 5 al 10. No encuentro que el texto haga alusión a la personalidad; pero de acuerdo a la interpretación que usted hace, entonces en el v. 8 usted ha de entender que por ejemplo camino a la iglesia el ministro que acaba de airarse y contender con la esposa, sí puede levantar sus manos, aunque estén manchadas (Mateo 5.22). Y además, Pablo dice "quiero", y por lo tanto, como se trata de un deseo de él, no habríamos de estar movidos a hacer lo que él quiera. Pero lo escrito por Pablo no es de él, es de Jesucristo, así que el ministro que quiera ser siervo fiel, tomará en cuenta la voluntad de su Señor aunque no la exprese como mandato. Así mismo, al que ha sido aprobado en fidelidad, ya no le es necesario que se le hable con prohibiciones.

 

En cuanto al texto de Pedro, y retomando el aspecto de la personalidad como si eso fuera determinante para tener la interpretación correcta, entonces en el v. 1 pues que las esposas se sujeten a sus esposos solamente si esa es su personalidad. Y en el v. 2, las que nunca habían sido castas, que así sigan vistiendo sin pudor y con ropa de varón (Deut. 22.5), y que continúen siendo irrespetuosas. Los varones de personalidad dominante, que sigan tratando a su mujer con aspereza (v.7). En todo caso, entonces ya deberíamos dejar de enseñar el evangelio como un estilo de vida, y que cada quien sea lo que quiera ser.

 

Y él me respondió: Mire usted hermano lo que Dios hace con Israel de una manera figurada: Ezequiel 16, 6-12. Si esto fuera malo Dios no lo hubiera hecho, otra cosa es que la persona se envanezca y caiga en descrédito.

 

He releído el texto que me dice desde el v. 1, y encuentro que de ninguna manera se refiere a algo figurado. Del 1 al 5 habla de la triste realidad que vivió el pueblo de Dios, del 6 al13 menciona Jehová cómo la restauró. Le recomiendo que lea del 15 en adelante, porque allí Dios nos hace saber cómo fue que Israel se prostituyó precisamente por todo lo que Jehová le había hecho para bien, y que nos sirva de ejemplo a nosotros para no hacer lo mismo (1ª. a Corintios 10.11). Por lo tanto, los ministros que no sean diligentes en exhortar a las mujeres a la castidad, a la modestia, a la sencillez, de ellos será demandada la perdición de estas almas, porque lo más probable es que caigan en hacer lo mismo (Ezequiel 3.18-20, Hebreos 13.17).

 

38.    Tecnología no es arma

 

Ciertamente la tecnología es una herramienta  auxiliar que puede ayudarnos a la proclamación del evangelio, a la enseñanza en la congregación local y para la iglesia universal, a la exhortación, etc.; pero absolutamente de ninguna manera es correcto considerarla como un arma, y menos como fundamental, porque nada puede sustituir al poder de Dios, que es la esencia del evangelio del reino (1ª. a Corintios 4.20 y 2.4-5).

 

Si la tecnología fuera fundamental, los ministros de la iglesia primitiva, y aún hasta los recientes del siglo pasado, habrían sido ineficaces, no podrían haber vencido (Apocalipsis 2.7, 17, 26; 3.12 y 21), y se habrían quedado sin premio.

 

39.    Madurez espiritual

 

La madurez se alcanza no por el paso del tiempo, ni por las muchas predicaciones elocuentes que se pronuncien con cosecha de entusiasmados aplausos, ni por las grandes multitudes que reúna; inclusive tampoco por las señales que se manifiesten, ya sean estas reales o disfrazadas por el enemigo. La madurez se adquiere por ejercitar los sentidos espirituales al examinar todo cuanto se hace en la iglesia, para retener lo bueno (1ª. a Tesalonicenses 5.21), para saber si está bien o mal (Hebreos 5.12-14, 2ª. a Corintios 2.11).

 

Muchos de los judíos que dijeron haber creído en Jesús (Juan 8.31, Hechos 6.7); después de que llevaban ya varios años “en el evangelio”, todavía necesitaban que se les diera leche, que se les enseñaran los rudimentos del evangelio de Cristo (Hebreos 5.11-12). Esta condición de niñez espiritual (Gálatas 4.1-2), les sobrevino porque seguían siendo celosos por la ley (Hechos 21.20 y 25).

 

Lo mismo sucede en la actualidad con muchos ministros judaizantes que hay en  las iglesias “cristianas” de hoy: siguen sin alcanzar la madurez, porque no disciernen que al presentar ofrendas según la ley, no le agradan a Dios (Hebreos 10.8), que si el nuevo pacto contiene mejores promesas (Hebreos 8.6), no tiene sentido buscar las del viejo; que obedecer la ley les impide el perfeccionamiento que ya deberían haber alcanzado para sí mismos (Hebreos 7.18-19); que por practicar la ley su conciencia nunca va a ser limpiada (Hebreos 9.9),  que al someterse a la ley le dan fuerza al pecado y a la muerte sobre ellos (1ª. a Corintios 15.56-57), entre otras cosas más.

 

40.    Crecimiento numérico

 

Aunque puede conseguirse por medios humanos y creer vanamente que Dios lo ha dado, a los ministros que quieran ser siervos fieles no les corresponde proyectar el crecimiento numérico de la iglesia, porque eso lo da Dios (1ª. a Corintios 3.6-7), y la estrategia que ÉL tiene para este propósito no es a base de publicidad, de mercadotecnia, de inventar métodos, sistemas, ideas innovadoras, etc., sino que las multitudes llegarán por las manifestaciones del poder de Dios (Hechos 8.4-8 y 9.35), sobre lo cual debiera basarse la fe de los congregantes (1ª. a Corintios 2.4-5).

 

Algunas iglesias se ponen metas específicas de crecimiento numérico en tiempo determinado, basadas en estrategias humanas, ignorando que de esa manera muy probablemente será el enemigo quien aumente la membresía. La fidelidad de un siervo no está en lograr el crecimiento numérico, sino en lograr el crecimiento de todos hasta la estatura de Cristo, ya sean pocos o muchos los congregantes (Efesios 4.13).

 

Un ministro me envió el siguiente comentario: Quisiera acotar a su articulo que en los versos citados lo primero que hacian los apostoles era hablar la Palabra del evangelio y luego venian las señales, no eran las manifestaciones de poder solamente porque no podemos ser seguidores de señales sino de La Palabra. asi lo testifican muchos versos del NT, estoy de acuerdo que el crecimiento lo da Dios, prueba de ello en relacion a lo dicho antes es este verso: "Hech 6:7    Y la palabra de Dios crecía, y el número de los discípulos se multiplicaba en gran manera en Jerusalén, y muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. Es interesante que dice discipulos.

 

Le contesté que: “Su comentario me ha resultado muy útil, pues al volver a considerar la Escritura precisamente con el enfoque que usted menciona, entendí un poco más en relación a cómo se dio el crecimiento de la iglesia primitiva:

 

·              Hechos 6.7 el crecimiento de la palabra está ligado con 6.1a, y a su vez este crecimiento del número de discípulos fue consecuencia de la manifestación del poder de Dios cuando un ángel hizo salir de la cárcel (Hechos 5.18-19) a todos los apóstoles (Hechos 5.29), no solamente a Pedro y a Juan (subtítulo erróneo de RVR1960).

·              Hechos 12.24 aquí el crecimiento de la palabra está ligado a la muerte súbita de Herodes, por un castigo inmediato de Dios, una manifestación de SU poder.

·              Hechos 19.20 el crecimiento de la palabra está ligado a la manifestación del poder de Dios contra los hijos de Esceva, y al muy poco común caso de que muchos magos quemaron sus libros. Otra manifestación del poder de Dios.

·              1a. a Corintios 3.6 la iglesia de Corinto recibió de Dios el crecimiento numérico –no en estatura (1ª. a corintios 3.1-4)- a través de las señales, milagros y prodigios realizados allí por Pablo (2a. a Corintios 12.12), durante los 18 meses que estuvo con ellos en su primera visita (Hechos 18.11).

·              1a. a Corintios 15.58 Los ministros en quienes no se ha realizado el milagro de que Jesucristo les libere de la ley que le da fuerza al pecado (v.56-57, Romanos 8.2), el crecimiento numérico que miran en hacer la obra del Señor, podría no corresponder con un crecimiento en estatura, de manera que quizá tengan de sí mismos una opinión más alta de lo que en verdad son (Romanos 12.3).

·              Efesios 2.20-21 el crecimiento de la iglesia comparada con un edificio, se sustenta en que apóstoles y profetas ponen a Jesucristo como fundamento con señales, milagros y prodigios.

·              Efesios 4.16 el crecimiento en estatura de la iglesia comparada con un cuerpo, está relacionado con el milagro portentoso de que varios ministros logren estar unánimes haciendo una misma obra, sometiéndose unos a otros, tal como corresponde a verdaderos siervos del Señor.

·              2a. de Pedro 3.16-18 el crecimiento en estatura está condicionado a no torcer las escrituras, a guardarse de no caer en el error de los inicuos.

·              Los ministros que tienen fama fuera de su congregación en base a palabra sin poder, muy probablemente están envanecidos (1ª. a Corintios 4.18-20). En eso serían también probados aquel día, y ese envanecimiento podría ser lo que determine que sus obras sean de heno, madera, hojarasca (1ª. a Corintios 3.13-14).

 

Le animo a que siga usted enviando sus comentarios con toda confianza y franqueza, como lo ha hecho en esta ocasión.

(ENVIARLA CON EL ESTUDIO BÍBLICO 9.- ESTRATEGIAS DE CRECIMIENTO).

 

41.    Ministros neófitos y experimentados

 

Las personas recientemente llegadas a la iglesia no deben incluirse pronto en ninguna de las actividades ministeriales (1ª. a Timoteo 3.6) en base a sus dones naturales, o porque digan que la voz del E.S. se los dijo directamente; sino hasta después de que hayan sido transformadas de cabrito en oveja y de oveja en discípulo. Es necesario que quien anhela un ministerio, sea sometido a prueba primero por los actuales ancianos/ministros que conocen su vida (1ª. a Timoteo 3.10), sabiendo que tiene buen testimonio afuera (3.7, 1ª. a Tesalonicenses 4.11-12),  y también adentro (Hechos 16.2).

 

Luego en adición a lo anterior, los 5 ministros competentes del nuevo pacto que están perfeccionando a los santos de la congregación, deberán haber terminado de realizar en esa persona la obra de perfeccionamiento (Efesios 4.11-12), para que algún día el Señor Jesucristo, por medio de palabra profética (Hechos 13.1-3, 1ª. a Timoteo 4.14 y 2ª. 1.6) o por buen testimonio (Hechos 6.3, 2ª. a Timoteo 2.2), le constituya con alguno de los nueve ministerios (1ª. a Corintios 12.28-30). Hay ministros que no son neófitos, que tienen muchos años de experiencia acumulada en una o varias iglesias . . . . . . . , pero es experiencia viviendo en tradiciones de hombres (Marcos 7.7-9).

 

Nadie en la iglesia puede tener programado cuándo el Espíritu Santo dará esta palabra profética, ni aun los mismos profetas. Si fuéramos respetuosos de la soberanía de Cristo tan solo acerca de “cómo” lo hace ÉL, no habría manera de que convirtiéramos esto en una ceremonia programada para ordenar o para ungir ministros.

 

¿De qué material viene siendo la obra de alguien que ejerce la obra del ministerio siendo neófito o conforme a tradiciones de hombres? (1ª. a Corintios 3.13).

 

42.    Perfeccionarlos para la obra

 

Los ministros competentes del nuevo pacto edifican la congregación juntos, en equipo, el apóstol, el evangelista, los profetas, los pastores y los maestros (Efesios 4.11), ninguno solo. Al hacer esa labor, ellos no entrenan a los santos con técnicas, metodologías, cursos de motivación, de teología, evangelismo eficaz, etc., sino que los deberán perfeccionar en su interior a fin de hacerlos aptos para que hagan la obra del ministerio (Efesios 4.12).

 

Esto se hace viviendo en la iglesia la experiencia de estar en comunión unos con otros; pero no les corresponde a los ministros ni a los santos escoger en qué quieren servir en la iglesia, cuál ministerio quieren desarrollar, porque eso es decisión soberana de Jesucristo, que se da a conocer a la iglesia mediante palabra profética. Luego, por la imposición de las manos del presbiterio, el Espíritu Santo imparte –no activa- en ese momento los dones necesarios (1ª. a Timoteo 1.18 y 4.14, 2ª. a Timoteo 1.6 y 1ª. a Corintios 12.7-10, Romanos 1.11).

 

Es decir que no se les debe escoger en base a los dones naturales que ya tienen -lo cual lamentablemente ocurre con mucha frecuencia- porque de esa manera, Dios no los hará ministros competentes del nuevo pacto, puesto que ya son competentes por sí mismos, en base a sus dones y talentos naturales (2ª. a Corintios 3.4-7).

 

¿De qué material vendrá siendo la obra de alguien que fue perfeccionado para el ministerio? (1ª. a corintios 3.13).

(ENVIARLAS CON EL ESTUDIO BÍBLICO 6.- EQUIPOS MINISTERIALES COMPLETOS).

 

43.    Siento en mi corazón

 

Muchos ministros afirman que la obra que están haciendo, nació en el corazón de Dios. La Biblia no dice esto ni siquiera respecto a la obra de Jesús, y por ese motivo pregunto: ¿Cómo saber que nació en el corazón de Dios y no en el nuestro? Por eso resulta muy común leer testimonios de personas que empezaron la obra del ministerio, porque ellos sintieron en su corazón que . . . . . . (Jeremías 17.9). Quizá la realidad es que ese es su sueño muy personal.

 

Si observamos con cuidado los textos del nuevo pacto, nos daremos cuenta que los ministerios para edificar la iglesia de Cristo, se constituyen por palabra profética e imposición de manos del presbiterio (Hechos 13.1-3, 1ª. a Timoteo 4.14 y 2ª. a Timoteo 1.6). Todo ministro que haya sido enviado por los deseos de su corazón o por los hombres, ¿realmente fue constituido por Dios? ¿No estará glorificándose a sí mismo al tomar algo que no le corresponde? ¿No estará ofreciendo fuego extraño? (Levítico 10.1-3). Ni siquiera Cristo Jesús se constituyó a sí mismo como ministro (Hebreos 5.4-5). ¿No debiéramos nosotros tomar este ejemplo del Señor como una advertencia para no ejercer un ministerio por nuestra cuenta?

 

Sabemos que aquellos murieron inmediatamente, y muchos ministros piensan que como estamos en el evangelio de la gracia, aquí no hay muerte para los desobedientes (Hebreos 10.29). Yo prefiero cuidar mi salvación antes que la ajena (1ª. a Corintios 9.27) siendo fiel a las instrucciones del Señor.

 

44.    Despertar los dones

 

De acuerdo con la palabra de Dios, no es función del Espíritu Santo despertar los dones en la iglesia, pues no es ella quien los tiene, sino que el E.S. los da en forma individual a los creyentes para provecho propio y de los demás, como ÉL quiere (1ª. a Corintios 12.7-9). La manera expresada por Dios para que el E. S. dé un don, es que primeramente se anuncia por palabra profética, y luego se imparte por la imposición de las manos del presbiterio (1ª. a Timoteo 4.14, Hechos 13.1-3), por lo tanto los dones no se despiertan, no se activan, como si ya hubiesen estado ahí.

 

También Jesucristo nos dice que un apóstol comunica dones espirituales para confirmar a los creyentes (Romanos 1.11), pero algunos apóstoles se han adueñado en exclusiva  de esta función. En Hechos 9.10-17 vemos que Ananías el de Damasco era solamente un “discípulo”, y cuando Timoteo fue enviado a Tesalónica (1ª. a Tesalonicenses 3.2), confirmó a los creyentes, aunque su ministerio no era el de apóstol (2a. a Timoteo 4.5).

 

Somos nosotros quienes debemos avivar el fuego del don de Dios que nos haya sido dado conforme a las instrucciones de Dios (2ª. a Timoteo 1.6). Los dones naturales que cada persona tiene, no le sirven para ser hecho ministro competente del nuevo pacto. Las personas que funcionan como ministros en base a sus dones naturales, son competentes por sí mismos (2ª. a Corintios 3.4-7).

 

45.    Creatividad inventiva

 

Para que la iglesia funcione conforme al modelo de Jesucristo, solo se requiere que en cada congregación estén constituidos los 5 ministerios de perfeccionamiento (Efesios 4.11-12), que son los mismos puestos por Dios en la iglesia, agregando dos funciones complementarias de ayuda y administración, y dos más de edificación (1ª. a Corintios 12.28-30).

 

Pero en la era moderna, la creatividad de los “hombres de Dios” se ha manifestado ampliamente, pues han inventado ministerios apócrifos y funciones que no están determinados por Dios para la iglesia (Efesios 4.11-16 y 1ª. a Corintios 12.28-30): Directores, presidentes, pastor principal, co-pastores, secretarios, pastor auxiliar, pastor gobernante, pastores asociados, pastor de jóvenes, supervisores regionales, ministros de liberación, ministros de alabanza, células, grupos de jóvenes, ministerio de matrimonios, g12, socios financieros, ministerio profesional, familia pastoral, sacerdotes evangélicos, superintendentes, consejeros clínicos, consejeros matrimoniales, psicoterapeutas, institutos bíblicos,  directorio, tribunal eclesiástico, ministerio del humor, reverendos, padre espiritual, consejo territorial, organización por representación democrática, obreros, conferencistas, músicos rap o reggaetoneros, ujieres, misioneros, cuerpo ejecutivo, evangelistas de púlpito, el sacerdocio de los padres en su casa, ministerio de las artes, licenciado predicador, cobertura jurídica, cobertura espiritual, ministerio de danza, encuentristas, reverendísimo, etc.

 

Quien quiera ser siervo fiel, no necesita inventar nada, solo obedecer a quien dice ser su Señor, haciendo lo que Él mandó, como Él lo mandó, con lo que Él mandó y para lo que Él lo mandó.

 

Un ministro me envió el siguiente comentario: Hermano ¿y entonces yo que hago si la congregación me nombró con el cargo de Administrador con funciones pastorales?

 

Le contesté: Hno. xxxxxx: Mi función en la iglesia no es dar consejería personal. De hecho, anteriormente ya le mandé la reflexión 21.- Ministerio de Consejería, el cual también es un ministerio apócrifo. Los que administran tienen un ministerio (1ª. a Corintios 12.28-30), y los pastores tienen otro ministerio (Efesios 4.11). ¿Puede alguna persona desempeñar ambos? Sí, los siete servían las mesas; pero además hacían grandes prodigios y señales entre el pueblo conforme al poder de Dios (Hechos 6.1-8).

 

Ahora bien, a la congregación no le corresponde dar nombramientos, pues conforme al evangelio de Jesucristo los ministerios se constituyen por palabra profética, tal como lo afirmé en la reflexión 42 que le hice llegar recientemente. Ciertamente, la congregación tiene facultades explícitas de señalar y buscar a quiénes, después de que los ministros/ancianos hayan establecido los requisitos (Hechos 1.18-23, 6.1-5, 15.22).

(ENVIARLA CON LA REFLEXIÓN 219.- MINISTERIOS APÓCRIFOS).

 

46.    Manuales para edificar

 

Un ministro me envió un correo en el cual me solicita “Material para: un evangelismo eficaz, un discipulado adecuado, capacitación de líderes, destrucción de fortalezas del demonio, consejería juvenil, consejería matrimonial, liturgia, exégesis, escatología, y tantos otros temas en los que muchos consiervos realmente necesitan ayuda”.

 

Sobre este punto, le contesté lo siguiente:

 

En cuanto a manuales que enseñen a poner en práctica las diferentes actividades necesarias en la iglesia, le diré que existen muchísimos, y pareciera que la idea de producirlos es buena, sin embargo en la práctica yo miro que al contar con esos manuales, las congregaciones se enfocan mucho en ellos y quitan sus ojos del MANUAL de Dios:

 

Manual de evangelismo eficaz, está en Hechos 8.4-8, palabra y poder (1a. a Corintios 2.4-5 y 4.20). Los que hablan de lo que Jesús hizo en sus vidas, está muy bien que lo hagan, pero no son evangelistas. Ejemplos: La samaritana del pozo y el endemoniado gadareno.

 

La base para el Manual de discipulado adecuado, está en Mateo 28.19-20 y las citas relacionadas escritas en los evangelios de Marcos, Lucas, Juan y Hechos 1.1-8. Muchas denominaciones envían misioneros a las naciones, y bautizan; pero no conozco una iglesia que cumpla en su país de origen con la parte de enseñar a guardar las cosas que Jesús mandó. Enseñan muchas otras cosas, con las cuales les hacen discípulos de ellos, no de Jesús.

 

Manual para capacitación de los líderes: Está en efesios 4.11-16. Es indispensable que 5 ministros hagan cada uno su labor en los santos para perfeccionarlos a fin de que después de eso, ellos estén aptos, aprobados por Dios para hacer la obra del ministerio. Me he encontrado con algunas pocas iglesias que dicen creer en el funcionamiento de los 5 ministerios; pero oh sorpresa: no los tienen funcionando.

 

Manual para la destrucción de las fortalezas del demonio: Este asunto no es cuestión de técnicas, aunque algunos manuales surgidos de huecas tradiciones así lo presentan. Es asunto de tener la condición de que militas en el Espíritu. Ejemplo, los hijos de Esceva aplicaron la técnica de mencionar el nombre de Jesús; pero no militaban en el Espíritu. Así lo hacen hoy muchos "ministros de liberación".

 

Manual de consejerías. En el nuevo testamento no aparece ninguna instrucción de Jesucristo acerca de que la función de sus ministros sea dar consejos. Lo que es necesario cuando una persona llega a la iglesia y manifiesta intención de acercarse a Jesús, primero es que un pastor le atienda, sanándole sus heridas, sus traumas, sus vicios, sus rencores, etc., pero no con consejos, sino ministrándole conforme al poder que Dios da (1a. de Pedro 4.11).  Este pastor(a) atenderá a todos los miembros de la familia, a veces en grupo, a veces solo a la pareja, a veces solo a algún hijo(a) ó dos, según la situación del conflicto que se presenta.

 

Después de lo anterior, habiendo sido transformado de cabrito en oveja, para no darle las perlas a los cerdos y lo santo a los perros, si es que desea ser hecho discípulo de Jesús, el pastor lo enviará con el maestro, no para que le enseñe teoría del evangelio de Cristo, sino para que le enseñe con su ejemplo a guardar los mandamientos del Señor.

 

Manual de liturgia: El evangelio de Cristo Jesús es un vino nuevo que ha de echarse en odres nuevos. La liturgia, el culto, la ceremonia, son odres viejos del antiguo testamento, estipulados por Dios para cumplimiento de la ley del sacerdocio levítico. Quienes se dedican a estas cosas, se extravían de la verdad y de la gracia (Stgo. 5.19-20 y Juan 1.17), que habían encontrado originalmente cuando se les predicó a Jesús; pero que fascinados por algunas ordenanzas de la ley, fueron a terminar en la carne al igual que los gálatas (3.1-3).

 

Manuales de Exégesis, escatología, hermenéutica, apologética, y cosas parecidas: Según lo que he observado, quienes se ocupan de estas cosas, se extravían de la verdad muy fácilmente, porque son tradiciones de hombres, filosofías y huecas sutilezas que se han infiltrado en las iglesias (Colosenses 2.8).

 

Manual para el apostolado: Lo encontramos en Mateo 10 y Lucas 10, donde Jesús nos dice qué hacen SUS apóstoles, cómo viven, en qué confían, cuál es el salario que merecen por hacer esa obra, etc.

 

Todos estos puntos han sido abordados en estudios bíblicos completos que están a disposición de quienes gusten profundizar más en ellos.

 

47.    Adoradores o levitas

 

La adoración en espíritu y en verdad no está en la música ni en la letra, tampoco en la calidad artística de los “ministros” de alabanza, ni en la marca de los instrumentos musicales, ya sean estos modernos o de los utilizados en el antiguo pacto. La enseñanza de que aquellos instrumentos (shoffar, pandero, túnica, mitra, etc.), te ayudan a elevar el nivel de adoración,  es una práctica que en los últimos tiempos ha adquirido gran auge, es un evangelio contrario al de Jesús, es preferir los odres viejos para servir en ellos lo que podría ser un vino nuevo.

 

Los cantores levitas, con todo su instrumental, vestimenta especial, ensayos de muchas horas y magníficas voces, no alcanzaron la adoración que busca el Padre (Juan 4.23-24). Tampoco la alcanzarán los supuestos levitas “cristianos” de hoy que ofrezcan su alabanza conforme a la ley (Hebreos 10.8).

 

Alguien que todavía no ha crucificado sus pasiones y deseos (Gálatas 5.24), que no ha aprendido a vivir conforme a los mandamientos de Jesús, o que todavía no ha sido hecho libre de la ley del pecado y de la muerte, está imposibilitado para ser el adorador que busca Dios, porque permanece en la carne (Romanos 8.1-8, Gálatas 3.10-13), porque la carne se opone al espíritu (Gálatas 5.18), porque aunque quiere tomar vino nuevo, lo sirve o se lo ofrecen en odre viejo. Las veladas de oración y adoración que he observado, y aún aquellas en las que yo participé en un tiempo, son vino viejo servido en odres viejos.

 

Un ministro me planteó las siguientes preguntas: ¿Entonces que propones? ¿Cual es el propósito de tus reflexiones? ¿Quieres que te seguimos a ti?

 

Esto es lo que le contesté: Lo que propongo es que seamos siervos fieles a quien decimos que es nuestro único Señor, porque ÉL es mediador del nuevo pacto no del viejo (Hebreos 8.6, 9.15, 12.24); que oigamos a Jesús (Mateo 17.5), lo cual implica que ya no escuchemos a Moisés el mediador del ministerio de condenación, cuya gloria ya pereció (2a. a Corintios 3.7-11), porque al leer el antiguo pacto se embota nuestro entendimiento y demuestra que no estamos totalmente convertidos al Señor (2a. a Corintios 3.14-16). Que volvamos de nuestro extravío a la verdad del único evangelio (Santiago 5.19-20), que ya no prediquemos el evangelio de la ley (Gálatas 1.6-10) para no seguir siendo anatema, que no mezclemos vino nuevo con vino viejo.

 

Quienes sigan haciendo tales cosas, están pecando deliberadamente y serán castigados (Hebreos 10.28-31), porque no permanecen en el reino inconmovible, y por lo tanto, Dios mismo los consumirá (Hebreos 12.28-29).

 

¿Y eso a ti de qué te sirve, cuál es tu interés?

 

Estar extraviado de la verdad es pecado de muerte. Hacer volver a la verdad a alguien que se extravió es otra gran comisión, porque estaría rescatando de la muerte a un alma que cree haber sido ganada para Cristo, y que cree estar ganando a otras almas, que en realidad yendo tras de él, van rumbo a la muerte. Eso tiene el premio de cubrir muchos pecados (Santiago 5.19-20), y además, me libra de que sea culpado de su sangre (Ezequiel 3.18-21).

 

48.    Nombres hermosos

 

Los nombres de las iglesias no siempre anuncian lo que verdaderamente son. Por ejemplo una iglesia puede llamarse “nueva Jerusalén”, y sin embargo, por sus tradiciones y costumbres, ser la vieja Jerusalén, la que está en esclavitud de la ley (Gálatas 4.24-25). O llamarse “portadores de Su gloria”; pero no poder recibirla porque son hijos de la esclava (Gálatas 4.30), que no han sido fieles en lo poco. O llamarse “Filadelfia”, aunque se trate de una megaiglesia con mucha fuerza humana, y que no ha guardado la palabra porque con sus tradiciones ha invalidado el mandamiento de Dios (Marcos 7.7-9). Puede llamarse “Remanente”, y sin embargo estar por tradición doblando sus rodillas ante ídolos. O “Solo por Gracia” y estar practicando obras de la ley. Inclusive para colmo, hay iglesias que se llaman “del nuevo pacto”, y practican ordenanzas del viejo.

 

En ninguno de los cuatro evangelios miramos a Jesús ocupándose en ponerle nombre al numeroso grupo de sus discípulos, que no eran doce (Lucas 6.13), ni ciento veinte (Hechos 1.15 y 21), eran más de quinientos (1ª. a Corintios 15.6). Luego en la iglesia primitiva, tampoco vemos ocupados en eso a los apóstoles, que tampoco eran solamente doce, pues también hubo otros setenta con la misma comisión (Lucas 10.1-17, 1ª. a corintios 15.5 y 7), ni a los ancianos (Hechos 15.6). Los religiosos judíos les llamaban el camino de la herejía (Hechos 24.14), y la secta de los nazarenos (Hechos 24.5). Así mismo, los discípulos de Antioquía no se pusieron ellos el nombre de cristianos, sino que así se les llamó por los de afuera (Hechos 11.26).

 

¿Cuál es el fundamento bíblico bajo el cual se tiene la costumbre de ponerles nombre a las congregaciones? Si no lo hay, entonces es una hueca sutileza tomada del mundo (Colosenses 2.8).

 

49.    Lengua materna

 

Cuando usted vaya de viaje a una región en donde se hable otro idioma, puede asistir a cualquier iglesia, de cualquier denominación, aunque usted no entienda la predicación. Incluso si se predica algo que usted considera no es la verdad del evangelio de Cristo, ambas cosas no son impedimento para que usted adore a Dios en espíritu y en verdad, si es que ya alcanzó esa condición, aunque ese lugar fuera sinagoga de Satanás (Apocalipsis 2.13), o un altar pagano (1er. Libro de los Reyes 3.4ss).

 

El único requisito es que usted no ande en la carne, no esté en el evangelio de la ley (Gálatas 3.1-3, 3.25 y 5.18), sino en la verdad presente (2ª. de Pedro 1.12), Jesucristo, único camino por el cual se puede encontrar gracia y verdad (Juan 1.17).

 

50.    Llena; pero manchada

 

En ninguna parte de la Biblia nos dice Dios que Jesucristo va a regresar por una iglesia llena del poder de Dios y de Su presencia, como afirman algunas iglesias. Es posible que una congregación viva esas dos características y sin embargo no sea santa, que sí tenga manchas y arrugas (Efesios 5.27), que no esté  vestida de novia del cordero porque sus ministros no hacen acciones justas (Apocalipsis 19.8), y por lo tanto, se va a quedar a la gran tribulación, incluso aunque esas señales, milagros y prodigios fueran auténticas (Mateo 7.21-23).