Fue así como esos falsos hermanos judíos empezaron a introducirse a escondidas en las congregaciones para espiar la libertad que los nuevos creyentes tenían en Cristo Jesús (Gálatas 2:4). Lo mismo sucede hoy en muchas iglesias "cristianas".

han sido transformados por la renovación de su entendimiento, han sido convertidos en seres espirituales

¿Qué costumbres pertenecientes al antiguo pacto estaban volviendo a practicar los hebreos convertidos del siglo I, como para ameritar que alguien tuviera la osadía de escribirles esta epístola, amonestándoles, exhortándoles y corrigiéndoles al respecto? ¿Será posible que actualmente las iglesias estén viviendo en un error similar tan grande, sin percatarse de ello? ¿Es el enemigo lo suficientemente astuto como para crear tal engaño? 

En la iglesia primitiva, existían muchos judíos que decían haberse convertido al Señor Jesús; pero querían imponer la circuncisión y toda la ley a los gentiles (Hechos 15:1 y 5). Algo parecido sucede en la actualidad, pues existen muchos ministros de Dios que imponen a sus ovejas algunas ordenanzas de la ley de Moisés, ignorando que al someterse a esa ley, se desligan de Cristo (gálatas 5.4) convirtiéndose en hijos de la esclava; y que los esclavos no pueden heredar junto con los hijos de la libre (Gálatas 4:24 y 30), pues la gracia y la verdad, vienen solo a través de Jesús, no de la ley (Juan 1.17). Les sucedió lo mismo que a los gálatas: Habiendo empezado por el Espíritu al aceptar a Jesús, han terminado en la carne al someterse a la ley (Gál. 3:1ss). Esto lo hacen, porque su entendimiento está embotado (2ª. a Corintios 3:14-16  RVA).

Yo sé que la intención de los ministros está puesta en Jesús, que desean obedecerle, honrarle y seguir sus pasos; pero este anhelo y voluntad, aunque sean muy férreos, no constituyen un blindaje total que inutilice al enemigo. Pero alguien preguntará: ¿Qué puede hacer el adversario para lograr que quien quiere ser siervo fiel  en realidad esté viviendo como un rebelde y obstinado, y que además no se dé cuenta de ello? (1er. Libro de Samuel 15:23). ¿Tiene astucia y artimañas tan sofisticadas para conseguir eso? Sí, sí las tiene. Y en realidad es bastante sencillo para él, basta con hacernos creer que una verdad es mentira, o que una mentira es verdad.

¿En qué consiste “ministrar al Señor”? Si llegamos a entender esto correctamente, y en la actualidad el equipo de ministros que dirige una congregación (1ª. a Corintios 12:28 y efesios 4:11) hiciera lo que aquellos de Antioquía, de que cuando “ellos” están reunidos a solas, esto es apartados de la congregación, ministraran verdaderamente en el espíritu al Señor, podrían proclamar un evangelio a los inconversos, que no consistiera en  palabras sino en poder de Dios (1ª. a Corintios 4:20), para que la fe de las ovejas no esté fundada en cualidades humanas de los ministros (1ª. a Corintios 2:4-5).

Por lo tanto, todo aquello que hagan  los ministros, aunque sean legítimos y competentes, pero sin que Dios lo haya mandado,  es fuego extraño. Ahora bien, lo antes dicho está escrito en el antiguo pacto, y no aplica de manera exacta al nuevo pacto, así que conviene aclarar que solo se está tomando la expresión, ya que en el nuevo pacto no existe textualmente la frase “fuego extraño”; pero sí se realizan actos por parte de los ministros, que tienen la misma equivalencia equivocada.

Me entusiasma comprobar que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo trabajan en equipo, en armonía, sometidos unos a otros. Esto queda demostrado ante nosotros con el hecho de que Dios pone en la iglesia 8 personas para que ministren (sirvan) a la congregación de los santos (1ª. a Corintios 12:28-30), cada uno con una operación  específica asignada por el Padre (1ª. a Corintios 12:6). De entre esos  8 servidores, Jesús toma a los primeros 5 y les asigna diversidad de ministerios (1ª. a Corintios 12:5) para lo cual en concordia con el Padre los constituye apóstoles, profetas (cimiento de la iglesia según Efesios 2:20), maestros, evangelistas (los que hacen milagros) y pastores (los que sanan a las ovejas), con el encargo específico de ministrar entre todos ellos el  perfeccionamiento de los santos (Efesios 4:11-12). Luego el Espíritu Santo, sabiendo cuál fue la elección del Padre y del Hijo respecto a estos 8 servidores escogidos, dice: “Muy bien, si el Padre  y el Hijo les asignaron estas operaciones y ministerios en el Cuerpo, yo voy  a darles las manifestaciones del Espíritu que cada uno necesita para provecho de la congregación (1ª. a Corintios 12:7).

Desde hace casi 2 mil años Dios nos ha estado diciendo cómo deben edificar la iglesia de Cristo quienes quieran ser siervos fieles que persiguen galardón. Por lo tanto, es de suma importancia saber cómo se coloca la piedra angular, quiénes son el fundamento y cuál es la obra de sobreedificación,  de tal manera que –habiendo hecho estas etapas de la obra conforme a las instrucciones de Jesucristo- no seamos extranjeros ni advenedizos (Efesios 2:19-20).

Cuando le envié el estudio titulado "el fundamento y la sobreedificación", un pastor español me rogó que dejara de enseñar, para lo cual me presentó algunos argumentos. Aquí puede usted leerlos, junto con las respuestas que le envié.