46.- Las maquinaciones de Satanás

LAS MAQUINACIONES DE

SATANÁS

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. 1ª. de Pedro 5:8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar;

 

  1. 2ª. a  Corintios 2:11 para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones.

 

  1. Yo sé que la intención de los ministros está puesta en Jesús, que desean obedecerle, honrarle y seguir sus pasos; pero este anhelo y voluntad, aunque sean muy férreos, no constituyen un blindaje total que inutilice al enemigo. Y alguien preguntará: ¿Qué puede hacer el adversario para lograr que quien quiere ser siervo fiel  en realidad esté viviendo como un rebelde y obstinado, y que además no se dé cuenta de ello? (1er. Libro de Samuel 15:23). ¿Tiene astucia y artimañas tan sofisticadas para conseguir eso? Sí, sí las tiene. Y en realidad es bastante sencillo para él, basta con hacernos creer que una verdad es mentira, o que una mentira es verdad; y que cierto asunto de la vida del creyente es más prioritario que otro, cuando de acuerdo con el evangelio de Jesús, no lo es.

 

  1. Durante estos dos mil años que han transcurrido desde que Jesús vino a cumplir su misión de establecer la iglesia, el adversario no ha dejado de rugir y devorar; pero muy pocos ministros cristianos han sido  sobrios y vigilantes como para descubrir sus maquinaciones, por eso es que ha devorado multitudes dentro de las iglesias, engañando fácilmente a los muchos llamados, y quizá con dificultad pero también a algunos de los escogidos (Mateo 24.24).

 

  1. El más grande de todos los engaños que el adversario ha puesto en práctica con su astucia durante estos 20 siglos a través de sus ministros disfrazados de luz (2ª. a Corintios 11:13-15), y que le ha funcionado muy bien para devorar a millones, lo ha hecho así como él lo sabe hacer, en base a usar la palabra de Dios, en este caso algo que dijo Jesús (Mateo 5:17), haciéndonos creer que la ley continúa vigente. Es cierto que Jesús no vino a abrogar la ley, sino a cumplirla, y así lo hizo.

 

  1. Cristo resucitado cumplió el último requisito de la ley para que esta pasara, y al morir en la cruz, puso en vigor el nuevo pacto, derogando el viejo (Hebreos 9:16-17, 8:13). Cristo le puso el punto final a la ley para terminar con ella (Romanos 10:4), porque tenía una vigencia temporal, desde Moisés hasta Jesús la simiente (Gálatas 3:19), que es la generación trece; pero no hasta Cristo que es la generación catorce (Mateo 1:16). Así que no fue Jesús quien abrogó la ley, sino Cristo. Esta diferenciación entre Jesús y el Cristo podemos descubrirla en muchas referencias del apóstol Pablo.

 

  1. El engañador  nos ha llevado a ignorar la revelación dada posteriormente por Dios a Pablo acerca de cuál fue la obra de Cristo en la cruz, y nos ha hecho creer que es bueno sujetarnos a la ley, tomándonos de esa manera como aliados pertenecientes a su bando, convirtiéndonos en lo que él mismo es, en enemigos de la cruz de Cristo, porque el camino de la ley va en sentido opuesto al camino de Jesucristo. Cristo vino a redimirnos de la maldición de la ley, y el adversario nos ha engañado para someternos otra vez al yugo de la ley (1ª. a Corintios 15.56-57).

 

  1. Con este que es el más grande de todos los engaños, el enemigo nos ha llevado a la ruina espiritual, de la cual no nos deja ser conscientes, porque el entendimiento de quienes leen la ley está embotado y se les ha puesto un velo en el corazón. Cuando se conviertan de la ley a Cristo, el velo y el embotamiento se quitarán (2ª. a Corintios 3:14-17) y entonces el Espíritu tendrá libertad para actuar.

 

  1. Esta ruina espiritual viene porque cuando nos sujetamos a alguna ordenanza de la ley . . . . . . .

 

  1. Nos convertimos en hijos de la esclava, y perdemos todo derecho a recibir la herencia de gracia que solo es para los libres (Gálatas 4:24 y 30). Ni una sola gracia para los esclavos, ninguna,

 

  1. Estamos ignorando la justificación que Dios nos ofrece por medio de Cristo (Romanos 10:3), y establecemos la nuestra por la ley,

 

  1. Menospreciamos la muerte de Jesús, porque en la cruz Cristo abolió los mandamientos y ordenanzas dados por Dios a Moisés (Efesios 2:15),

 

  1. Estamos poniendo otra vez en vigor el acta de los decretos que había contra nosotros, la cual fue anulada cuando Cristo la clavó en la cruz (Colosenses 2:14), de tal manera que le devolvemos a los principados y potestades lo que Cristo ya les había quitado: El poder de seguir acusándonos de transgresores (Colosenses 2:15),

 

  1. Nuevamente le damos poder al pecado sobre nosotros (1ª. a Corintios 15:56),

 

  1. Nos ponemos otra vez bajo el yugo de la ley, como si no se hubiese cumplido el propósito que Dios había establecido para ella  de llevarnos a Cristo (Gálatas 3:24-25),

 

  1. Volvemos a estar bajo la maldición de tener que cumplir la ley (Gálatas 3:10-13); pero toda, no solamente algunas ordenanzas de nuestra preferencia,

 

  1. Perdemos las mejores promesas contenidas en el nuevo pacto,  de las cuales todas, absolutamente todas, son mejores que las del viejo pacto (Hebreos 8:6). No hay ninguna promesa del viejo pacto que pueda ser mejor que las del nuevo, ni siquiera la sobreabundancia prometida por Dios para los diezmadores (Romanos 4:4), por la cual quienes verdaderamente -no ilusoriamente- reciben la adopción de hijos, son mucho más bendecidos,

 

  1. Volvemos a estar bajo condenación, porque no estamos en Jesús sino en la ley (Romanos 8:1),

 

  1. Perdemos el libre acceso al trono de la gracia, porque verdaderamente no estamos en ÉL, sino en la ley,

 

  1. No podemos ser  verdaderamente transformados en nuevas criaturas (2ª. a Corintios 5:17), porque la ley a nadie puede perfeccionar (Hebreos 7:19 y 9:9),

 

  • Nos convertimos en esclavos que no pueden recibir la adopción de hijos (Gálatas 4:5),

 

  1. Y otros casos más.

 

  1. Estos engaños  los podemos ver desde los acontecimientos de la mismísima iglesia primitiva, los cuales se han ido repitiendo por generaciones, hasta llegar a nuestros días:

 

  1. Fueron devorados los gálatas, que se dejaron fascinar por la ley predicada por los judaizantes, logrando imponérselas a ellos que habían empezado por el Espíritu al aceptar el evangelio de Jesucristo crucificado; pero fueron acabando en la carne al someterse a la ley (3:1-3). De esta misma manera son devorados hoy los nuevos gálatas porque muchos ministros “cristianos” supuestamente convertidos a Jesús, predican la ley y la imponen,

 

  1. Fueron devorados muchos hebreos, quienes habían sido iluminados y gustaron del don celestial (6:4-6), pero se volvieron a las prácticas de sujetarse a la ley, como había sido su costumbre antes de Cristo (Toda la carta a los hebreos es una severa reprimenda por ello). Así son devorados hoy los hebreos del siglo XXI,

 

  1. Fueron devorados muchos corintios, porque el entendimiento se les embotó y un velo fue puesto en el corazón de ellos por leer a Moisés, enseñados por la predicación de los falsos apóstoles hebreos (2ª. a Corintios 11.4, 20-22). Se esclavizaron a la ley y no pudieron vivir en la libertad del Espíritu (2ª. a Corintios 3:14-17).  Multitudes de corintios contemporáneos son devorados hoy por sujetarse a algún mandamiento de la ley. El embotamiento y el velo se les quitarán cuando se conviertan de la ley a Cristo,

 

  1. Fueron devorados los contumaces que engañaban hablando vanidades acerca de la vigencia de la ley, y que por afán de ganancia deshonesta, enseñaron lo que ya no debía enseñarse en la iglesia (Tito 1:10-11), lo cual muchos creyentes toleran de buena gana (2ª. a Corintios 11:20). Así son devorados hoy los que enseñan la obligación de pagar el diezmo, y los que aceptan  someterse a esa enseñanza, porque al hacerlo así, se convierten en hijos de la esclava (Agar), y aunque sean hijos de Abraham, no pueden heredar ninguna de las gracias a través de Jesús, pues estas, son solamente para los hijos de la libre (Gálatas 4:24 y 30),

 

  1. Fueron devoradas las congregaciones que nunca aprendieron a probar a los que decían ser apóstoles, y por lo tanto no descubrieron a los mentirosos (Apocalipsis 2:2). Así son devoradas hoy, porque se les infunde miedo al enseñarles que los “ministros de Dios” son intocables, no se les puede juzgar; pero ellos tuercen la palabra a su conveniencia, porque no es lo mismo juzgar, que probar,

 

  1. Son devoradas las ovejas por los lobos rapaces, porque muchos “ministros de Dios” no tienen discernimiento para reconocerlos, ni valor para enfrentarlos y sacarlos, por lo cual en realidad no están cuidando de la grey (1ª.  de Pedro 5:2), porque solo son pastores asalariados (Juan 10:12-13) que huyen, cobardes que tendrán su parte en el lago de fuego (Apocalipsis 21:8),

 

  1. Son devorados los nuevos balaamitas, nicolaítas y jezabeles que hay en las iglesias ejerciendo liderazgo, y las congregaciones junto con ellos (Apocalipsis 2:6, 14 y 20),

 

  1. Y otros casos más.

 

  1. De ese que es el mayor de los engaños, se han derivado muchos otros, algunos antiguos y otros que el enemigo ha ido inventando recientemente, porque sus recursos son insospechados, y no se le acaban. Algunos ejemplos de ello, son:

 

  1. Quienes escudriñan las escrituras del viejo pacto, esperando encontrar vida en ellas (Ezequiel 20:25), tienen impedimento para adherirse a la vid verdadera (Juan 5:39-40), porque la vida no está en la ley de Moisés, sino en Jesús (Juan 1.17).

 

  1. Los ministros “cristianos” que todavía hoy presentan ofrendas según la ley, están sirviendo a lo que es solo figura y sombra de las cosas celestiales, al sacerdocio levítico, vituperando el mejor ministerio de Jesús, y estableciéndose en las inferiores promesas del viejo pacto (Hebreos 8:5-6). Han leído que las ofrendas que se presentan según la ley, nunca le agradaron al Padre (Hebreos 10:8); pero inexplicablemente lo continúan haciendo en pleno siglo XXI.

 

  1. Tampoco se ha entendido que quienes verdaderamente sean hijos de Dios, porque cumplen la condición de que ya son guiados por el Espíritu Santo, y por lo tanto han recibido la adopción de hijos, deberían de ser bendecidos en todos los aspectos, mucho más que lo que los diezmadores lo son solo en el terreno económico,

 

  1. Todos los obreros entienden que tienen derecho a cobrar por hacer la obra, porque son dignos del salario; pero el enemigo les ha impedido entender cuál es la verdadera obra que debieran hacer y cuál el salario que les sería digno cobrar por esa obra (Mateo 10:7-11). Muchos ministros cobran un salario mayor al mencionado por Jesús, a cambio de hacer una obra que en nada se compara con aquella,

 

  1. Así mismo, muy pocos entienden que quienes cobran en esta vida por su obra, cualquiera que esta sea y cualquiera que sea el modo en que lo cobran (aplausos, reconocimientos, diplomas, discos grammy, tarifas por evento, ofrendas, diezmos, etc.), no recibirán galardón (1ª. a Corintios 9), porque la carrera por los premios que entregará Jesús, tiene sus reglas (2ª. a Timoteo 2:5),

 

  1. Quienes reciben gloria de los hombres (Juan 5:41) en cualquiera de sus múltiples formas, no pueden verdaderamente creer. Por lo tanto, la supuesta fe que tienen es vana. Tampoco pueden recibir la auténtica gloria de Dios, porque están buscando otra gloria que no es la que viene de Dios (Juan 5:44), sino que tienen por mayores riquezas a los tesoros que pueden darles los hombres, que los galardones (Hebreos 11:26) que vaya a darles el Cordero en la fiesta de sus bodas.

 

  1. En los últimos 50 años se ha desarrollado un “ministerio” que no existe en el plan de Dios para Su iglesia del nuevo pacto. Son muchísimos los “ministros” que realizan esa obra “para Dios”. ¿Cuál pueda ser la causa principal de que un “ministerio” no constituido por Dios, tenga tantos obreros, quienes además saben cobrar muy bien por esa obra? Las glorias humanas que cosechan, porque son abundantes  y muy atractivas para las emociones del alma.

 

  1. Me refiero al ministerio de los salmistas, los alabadores, los levitas, los adoradores; otra ordenanza tomada del viejo pacto, de la cual Jesús mismo dio testimonio implícito que no llegó a ser adoración en Espíritu y en verdad (Juan 4:24). Además, en muchos casos de estos, se hace evidente que los “salmistas” no conocen el mandamiento de Jesús de someterse unos a otros, pues existen letras de cantos que dicen cosas muy bonitas; pero que son falsa enseñanza. Si por lo menos sometieran sus letras antes de publicarlas, al escrutinio de los maestros que hay en la congregación a la que pertenecen, no tendrían este mal agregado.

 

  1. La adoración en Espíritu y en verdad se queda anónima en la congregación donde el Espíritu Santo la inspiró (1ª. a Corintios 14:26). La alabanza que  pasa por el mercantilismo, solo es entretenimiento religioso cuyos sonidos se diluyen en la atmósfera y no llegan al trono de la gracia.

 

  1.  Usted que es “ministro” de alabanza, para conocer un poco acerca de su motivación al componer cantos, pregúntese lo siguiente: Si usted no comercializara su inspiración, ¿Tendría el mismo amplio repertorio que si fueran nada más para que usted las cantara en las reuniones de su congregación una sola vez? ¿Sin aplausos? ¿sin reconocimientos, sin premios grammy? ¿sin ofrendas o tarifas preestablecidas?

 

  1. Y otros más, algunos de los cuales ya he tratado en  escritos por separado.

 

  1. Para todos aquellos que están inmersos en alguno de estos engaños –o cualquier otro-  les recomiendo el siguiente escrito titulado “Ministrar al Señor”, el cual enviaré dentro de un mes, o inmediatamente a petición expresa. En ese escrito encontrará una orientación acerca de lo que es conveniente hacer para que cada quien se ubique en lo que el Señor quiere que usted haga para Él, como corresponde a los auténticos siervos; para ya no seguir en lo que cada quien quiera hacer “para el Señor”, como lo hacen los falsos siervos, tomando ministerio por su propia cuenta (Hebreos 5.4-5).

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Julio de 2011