32.- Diezmos y primicias

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto, ya!; pero eso no sucederá todavía mientras nosotros no hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25), y se halla predicado este evangelio del reino (Mateo 24.14). ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5). 

 

DIEZMOS Y PRIMICIAS

(Solo para ministros de la iglesia)

 

1 ¿Sabía usted que en el nuevo pacto, puesto en vigor por Jesu-Cristo. . . . . . . . .

 

. . . . no hay sacerdotes levitas?

. . . . no hay quienes presenten ofrendas, sacrificios ni holocaustos conforme a la ley?

. . . . no hay cantores assafitas que conduzcan la alabanza del pueblo?

. . . .  no hay sacerdotes levitas que presidan unas fiestas solemnes?

. . . .  no hay sacerdotes levitas que tomen los diezmos y las primicias?

 

2a Yo sé que esto es difícil de entender (2ª. a Corintios 3.14-16, Lucas 24.45) recibir y aceptar (Mateo 19.11-12). Y aunque algunos lo entiendan, tendrán dificultades para aceptarlo y corregir la deficiencia (Tito 1.5), pues la fuerza de las tradiciones es muy poderosa. Pero así lo establecen en general los libros y cartas del nuevo pacto, y en particular la carta a los hebreos. Y aunque lo dice textual y claramente; la realidad es que no lo hemos podido o querido entender.

 

2b Las razones para no entenderlo pueden ser muchas, pero ahora solo voy a citar dos: El mandamiento de la ley por el cual los levitas deben tomar el diezmo (Hebreos 7.5) nos ha fascinado (gálatas 3:1), porque a través de él se pueden construir enormes edificios materiales y realizar muchas otras cosas que aparentan éxito como iglesia. A tal grado llega esta dependencia del dios diezmo, que algunos ministros me han expresado su completo desacuerdo, porque ellos mismos reconocen que sin la obligación impositiva sobre las ovejas, los ingresos financieros de la iglesia caerían de tal manera que no podrían continuar operando su organización religiosa.

 

2c La otra razón es aplicable a aquellos ministros que son ávidos de ganancias deshonestas (Tito 1:11), y por lo tanto, enseñan lo que no conviene y no les importa trastornar de esta manera  casas enteras.

 

3 Vamos viendo algunos detalles que pueden parecer de entrada poco importantes. Por ejemplo:

 

  1. ¿Cobraba Pablo los diezmos a las iglesias que plantó? Explícitamente Pablo menciona que aceptaba ayuda de algunos hermanos; pero no lo refiere como diezmo, sino como ofrenda.

 

  1. ¿O Pedro? ¿O Juan? ¿O Felipe el evangelista? No hay evidencia de que ellos sí los cobraban; pero sí hay evidencias de que recibían otros ingresos.

 

  1. ¿Vemos a los 12 apóstoles o a los demás ancianos de la iglesia primitiva que en una sola ocasión hayan cobrado el diezmo del sacerdocio levítico bajo la ley del antiguo pacto? No.

 

  1. ¿Cómo le hicieron para desprenderse de esas costumbres? Pues vaya que sí le creyeron a Jesús lo que dijo acerca de hacer un “nuevo pacto” con ellos.

 

  1. ¿Vemos en el nuevo testamento a algún apóstol, evangelista, profeta, maestro o pastor cobrando los diezmos o las primicias? No, ni un solo caso.

 

4 Con una sola ocasión que en los documentos neotestamentarios de la iglesia primitiva nacida del nuevo pacto se mencionara como costumbre el cobro del diezmo, sería suficiente para considerarlo válido; pero no la hay.

 

5a Hubo un momento que fue totalmente oportuno para que el apóstol Pablo pidiera el diezmo de los diezmos a las iglesias, si es que hubieran tenido la costumbre de cobrarlo: Fue cuando entre los santos de Jerusalén había algunos en pobreza (Romanos 15.26), y que Pablo ordenó -por lo menos a Galacia y a Corinto- que juntaran una ofrenda para los santos (1ª. Corintios 16:1). Es muy importante resaltar aquí la palabra que el apóstol Pablo usó para designar al dinero que llevarían a Jerusalén, que es “ofrenda” y no “diezmo”. También es importante recalcar que no se entregará esta ofrenda cada semana a la iglesia para que los líderes lo guarden, sino que cada uno de los creyentes lo pondrá aparte.

 

5b Otro momento que fue oportuno para que se ordenara el pago de los diezmos, si es que la iglesia primitiva hubiera tenido tal práctica como obligatoria, es cuando estando reunidos los apóstoles y los ancianos en Jerusalén con motivo del asunto aquél de la circuncisión y la ley de Moisés que los judaizantes querían imponer a los gentiles, lo que ellos ordenaron a las iglesias fueron otros puntos; pero no se les ordenó pagar los diezmos (Hechos 15.20).

 

6a En la segunda carta a los corintios vuelve Pablo a hablar de este asunto (9:1 ss). El versículo 6 se refiere a sembrar escasamente o generosamente, y está hablando de una ofrenda en dinero, por lo tanto no puede referirse al diezmo por dos razones: Una es que el diezmo establecido en la ley se paga en especie, no en dinero, y la otra es que al estar determinado que es el 10% impuesto como obligación para entregarlo a los sacerdotes levitas, no puede ser escaso, ni generoso, ni abundante.  Y dice en el versículo 7 que “cada uno dé como propuso en su corazón”, no dijo “que cada uno pague el diezmo que le corresponde”. O bien gálatas 6:6 podría decir: “el que es instruido en la palabra, pague el diezmo a quien lo instruye”.

 

6b En el pensamiento de Cristo Jesús, el salario del cual es digno el obrero que trabaja en el evangelio (1ª. a Corintios 9.14), no consiste en dinero, sino en comida, agua y cama (Mateo 10.10 y Lucas 10:7). Es la misma idea a la que se hace referencia cuando dice “no pondrás bozal al buey que trilla”, pues cuando el ministro lleva el evangelio, necesita comer, beber agua y dormir. Pero hoy, los ministros que son muy solicitados de otras partes, no solamente cobran ofrenda jugosa o diezmo, sino que además se hospedan y comen en los mejores hoteles y restaurantes, desobedeciendo así el mandato expreso de Jesús, con lo cual queda demostrado que no son Sus discípulos, sino que únicamente usufructúan su nombre porque proporciona muy buenas ganancias.

 

7 Alguien preguntará “¿De qué van a vivir los ministros que se dedican de tiempo completo a la obra? Porque el obrero es digno de su salario, ¿qué no?”. No es lo mismo vivir del diezmo, que vivir del evangelio. El diezmo se estableció en la ley, y tiene cuatro características:

1.- es obligatorio,

2.- es el 10% del fruto de tus ganados, tus cosechas, etc.

3.- No se establece en dinero, sino en productos, y

4.- se debe pagar al sacerdote levita.

 

Por lo contrario, en el evangelio de Jesucristo la ofrenda es voluntaria, indeterminada en su monto, y la da directamente el instruido al que le enseña.

 

8 Hay dos citas que muchos ministros de las iglesias han preferido ignorar:

 

  1. Una es de Pablo, y dice que “no deben atesorar los hijos para los padres, sino los padres para los hijos” (2ª. a Corintios 12:14).  Está muy claro, no necesita explicaciones; pero los que son ávidos de ganarse la vida cómodamente no quieren esta cita.

 

Vemos ciertamente que Pablo sí aceptó ofrenda de algunas iglesias, seguramente aquellas en las que miraba un corazón muy generoso y dispuesto a dar; pero en otros casos la rechazó tajantemente. Más adelante veremos sus razones espirituales y prácticas.

 

  1. La otra cita es de Jesús, y se utiliza mucho en las predicaciones; pero sacándole la vuelta a aplicársela para sí mismos. Dijo Jesús:

 

Mas el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, cuando ve venir al lobo deja a las ovejas y huye. Así que muchos pastores  huyen porque son asalariados, y no les importan las ovejas” (Juan 10:12-13).

 

Aquí Jesús está diciendo cómo quiere Él que sean los pastores: No asalariados, así como lo fue Él. Nadie le pagaba por ser el buen pastor. ¿Recibía ofrendas? Sí, había algunas mujeres acomodadas que contribuían para los gastos del grupo.

 

Jesús quiere que los pastores no sean asalariados, que sean dueños de las ovejas, para que las defiendan como propias. He sabido de pastores asalariados que no solamente huyen cuando ven venir al lobo, es decir a los demonios, sino que incluso ponen a la oveja en las garras de los demonios, y hacen esto creyendo que están en lo correcto.

 

9 Hay una cosa muy interesante respecto al dinero en la iglesia. Esto lo vemos en el libro de los hechos. Los primeros apóstoles no cobraban el diezmo, tampoco lo insinuaban ni proferían amenazas a los no diezmadores;  y sin embargo había para cubrir las necesidades de todos y hasta sobraba. ¿Por qué? Exactamente ya se acordó usted: Porque algunos de los nuevos convertidos que tenían propiedades, las vendían y ponían a los pies de los apóstoles no el 10% de la venta sino el monto total. ¿Lo hacían acaso por obligación, por mandato de la ley? No, sino que lo hacían por generosidad, en obediencia a un mandato específico de Jesús (Lucas 18.22).

 

10 ¿Cómo es posible que sucediera eso? ¿Cómo podrían hacerle hoy los ministros para no cobrar el diezmo y sin embargo vivir administrando la abundancia? El secreto está en que los primeros apóstoles predicaban un evangelio de poder. Pero a muchos ministros de hoy Dios no los respalda con su poder (1ª. Corintios 4:20, hebreos 2:4), y algunos incluso niegan que hoy pueda alguien tener el poder de Dios. Están prefiriendo tomar el 10% que es ilegal en el nuevo pacto, y están quedándose sin el 100% de las ventas por no hacer lo que debieran hacer para vivir un evangelio de poder.

 

11 En otras palabras, para los ministros de hoy es más imprescindible el diezmo que el poder de Dios. Las iglesias pueden vivir sin el poder de Dios; pero los ministros no pueden vivir sin el diezmo. Y en estas circunstancias, el diezmo se ha convertido en un ídolo. ¡Otro dios más! ¡Qué becerro de oro tan grande nos hemos forjado!

 

12 ¿Y qué es lo que falta hacer para que los ministros reciban el poder de Dios? Esperar, hasta recibirlo (Hechos 1:8). Sin embargo, con muy buenas intenciones, y viendo que la mies es mucha y los obreros son pocos, los “ministros” no pueden esperar y se lanzan por su cuenta a hacer la  obra, desobedeciendo la orden de Jesucristo de esperar hasta ser investidos de poder.

 

13 Estoy de acuerdo con usted en que con lo que he escrito hasta este momento, no acepte usted lo que afirmo sobre el diezmo, pues solo he expuesto algunos puntos al respecto; pero enseguida paso a darle otros fundamentos bíblicos:

 

14 En primer lugar, recordemos que el diezmo es una ordenanza, un mandamiento que está estipulado en la ley del sacerdocio levítico, y sabemos que tal ley ya está derogada por el nuevo pacto. Por lo tanto, si la ley está abrogada, lo están también sus contenidos (Hebreos 7:11-12, 19).

 

15 ¿No le parece suficiente lo anterior? Muy bien, estoy de acuerdo, tampoco para mí sería suficiente. Pasemos a otro aspecto: La orden de cobrar el diezmo se le dio a los sacerdotes descendientes directos de Leví; pero en las iglesias cristianas de los gentiles no hay ninguna persona que reúna este requisito, entonces ¿quién podría cobrar el diezmo si no hay levitas de sangre?

 

16 Quizá usted me diga: “Eso solo son conjeturas religiosas, no tienen suficiente validez, a menos que lo diga la Biblia en alguna parte del nuevo testamento”. Muy bien, pase usted a leer Hebreos 7:5 y verá que precisamente lo que se le está haciendo ver a los judaizantes hebreos supuestamente “convertidos” al cristianismo, es que el diezmo se paga a los levitas, por sometimiento a la ley. Luego en el versículo 12 dice que “cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. Es decir que el sacerdocio levítico y la misma ley que lo instituyó ya están cambiados, ya  no están en vigor.

 

17 Y todavía hay algo más contundente: Hebreos 13:10. Léalo usted y la conclusión es esta: Quienes practican algo del sacerdocio levítico, como es el caso por ejemplo de cobrar el diezmo –entre otras cosas más- porque es una ordenanza de la ley, no tienen derecho a tomar la cena del Señor, por cuanto están violando el nuevo pacto. Aquí está una de las razones por las cuales en muchas iglesias se toma la cena indignamente (1ª. a Corintios 11.29), con la consecuencia de que haya muchos enfermos.

 

18 En lo que se conoce como el primer concilio en Jerusalén (Hechos 15:1-29), algunos de la secta de los fariseos, que habían creído (pero que no habían sido transformados por medio de la renovación de su entendimiento, no se habían convertido al evangelio de Jesucristo) se levantaron para exigir que a los gentiles se les mandara guardar la ley de Moisés a fin de poder ser salvos. En esa ocasión lo proclamaron abiertamente; pero la autoridad de los apóstoles y de los ancianos de la iglesia prevaleció. Mas sin embargo, sabemos que después de la partida de Pablo (y los demás apóstoles), esos lobos rapaces que no perdonaron al rebaño (Hechos 20:29), se fueron convirtiendo en los nuevos líderes de las iglesias.

 

19 Estos judaizantes, que en Jerusalén lo habían hecho abiertamente falseando la doctrina (Hechos 15.1), cambiando de táctica a una manera encubierta (Judas 4), han ido ganando terreno durante el transcurso de los siglos, de manera que en la actualidad no solamente en la iglesia católica sino también en muchísimas  iglesias cristianas, ya están establecidos como prácticas normales muchos mandatos y actitudes de los ministros judaizantes que se presentan como ministros de Jesucristo; pero en realidad son sacerdotes levitas del judaísmo.

 

20 Por lo tanto, puesto que nos llamamos a nosotros mismos “discípulos de Jesús” y no discípulos de Moisés como lo hicieron los religiosos de aquellos tiempos, nos convendría  aprender a escuchar a Jesús y ya no seguir escuchando a Moisés (Mateo 17:5), pues aunque aquel ministerio de condenación se manifestó con gloria y era en base a la ley (2ª. a Corintios 3.9), la nueva doctrina de Jesucristo y su nuevo pacto dan por desaparecido a aquél (Hebreos 8:13), siendo necesario para nosotros  en los hechos decidir a cuál de los dos pactos vamos a servir (Hebreos 13:10, 12.27-28), en vez de hacer una mezcla de vinos nuevo y viejo, lo cual es una abominación a Jehová.

 

21 Algunos ministros me han argumentado que su diezmo en la iglesia es el que Abram dio a Melquisedec. Es necesario que conozcamos las diferencias entre uno y otro, pues el de Abram tiene seis características:

 

  1. Melquisedec no lo enseñó a Abram, ni lo insinuó, ni lo exigió,
  2. No se dio a hombre mortal, sino a uno de quien se da testimonio de que vive (Jesucristo),
  3. Se dio voluntariamente, por iniciativa de Abram, no por cumplir un mandato,
  4. No existe maldición por no darlo,
  5. Se dio una sola vez, y
  6. Se dio, no se pagó (puesto que no intervino un mandamiento) Es decir que se trata de una ofrenda, equivalente al 10%.

 

22  Quienes lo entreguen hoy bajo estas seis características -lo cual sí es posible- (Mateo 25.40), no estarían haciéndolo por cumplir la ley. Sin embargo, los líderes que amenazan a las ovejas con que Dios no les puede bendecir, o que se van a ir al infierno si no pagan los diezmos porque Le estarían robando (Malaquías 3:8), están enseñando a cumplir un mandato de la ley de Moisés, y por lo tanto, deberían enseñar a cumplirla toda (Santiago 2:10 y gálatas 3:10). Además, ya no pertenecen al cristianismo, sino al judaísmo, pues se están desligando de Cristo (Gálatas 5:3-4). No debieran decir que son cristianos.

 

23a Ahora bien, debemos considerar además que, si usted paga el diezmo basándose en que Abram lo dio, y eso fue antes de la ley, entonces usted también debería circuncidarse, sobre todo porque el diezmo de Abram fue voluntario; pero la circuncisión fue un mandato de Jehová. Más si así lo hiciera, estaría usted pretendiendo justificarse por obras, siendo que en el nuevo pacto la justicia es solo por fe en Jesucristo, y no por obras de la ley (Romanos 10:3).

 

23b Aparte,  Pablo ni por un momento accedió a someterse a los falsos hermanos que querían imponer la ley a los gentiles. Cuando los ministros judaizantes logran esta imposición, la verdad del evangelio de Cristo no permanece con ellos (Gálatas 2:4-5).

 

24 Si me hiciera usted el favor de leer Tito 1:11, 2ª. a corintios 11.20 y 1ª. Pedro 5:2 y luego contestarme ¿cuál es la ganancia deshonesta por avidez de la cual muchos líderes balaamitas enseñan lo que no conviene, predican lo que no debiera predicarse en las iglesias? ¿De qué manera puede devorarse una casa entera o devorar a las ovejas?

 

25 ¿Todavía tiene usted alguna duda? Existen muchos líderes  que enseñan a las iglesias a fornicar en otras cosas más (Apocalipsis 2:20).  Para conocer a fondo lo que dice el nuevo testamento acerca de otros asuntos no menos importantes, solicite usted el estudio de la carta a los hebreos titulado “Hebreos del siglo 21”.

 

26 En cuanto al sostenimiento de los ministros de tiempo completo, la palabra no dice que el que es enseñado le pague el diezmo a quien lo enseña, sino que comparta con él toda cosa buena (Gálatas 6:6) lo cual consiste en comida y alojamiento (Mateo 10:11), no se especifica una cantidad o un porcentaje y, además, la ofrenda es directa y espontánea del neófito al ministro, no porque éste se lo pida, lo amenace o le niegue la enseñanza suya o la bendición de Dios.  

 

27 La iglesia por su parte (que no es el edificio sino los creyentes), se sostiene de las ofrendas generosas de los convertidos, que se maravillan y se gozan por los milagros que hace Dios a través de los ministros auténticos. Ambas ofrendas –al ministro y a la iglesia- pueden ser superiores al 10%,  motivadas por generosidad o agradecimiento (2ª. Corintios 9:6). Solo los ministros y las iglesias que no tienen el poder de Dios, se ven en la necesidad de imponer con amenazas el pago obligatorio del diezmo.

 

28a Algunos ministros me han manifestado su desacuerdo respecto a que el diezmo está derogado, porque dicen que solo se anuló la ley ceremonial; pero no la ley moral. ¡qué interesante! Pero su argumento es inconsistente, pues resulta que la obligación de que el pueblo le entregue los diezmos a los sacerdotes levitas, está estipulada en lo que ellos llaman la ley ceremonial (Hebreos 7.11), no en la moral. Y aún la misma diferenciación entre ley ceremonial y ley moral no tiene sustento bíblico, porque el apóstol Pablo habla siempre de la ley que le dio Dios a Moisés como de una sola cosa. La ley establece que el diezmo se paga a los levitas, porque ellos no recibieron heredad, y el evangelio de Jesucristo dice que nos ocupemos de nuestros negocios y trabajemos con nuestras manos. Quienes no lo hacen así, no se conducen honradamente (1ª. a Tesalonicenses 4.11-12).

 

28b Por lo que respecta a Mateo 23:23 cuando Jesús está hablando con los escribas y fariseos en esta ocasión, nótese que dice: “Esto era necesario hacer . . . . .” Es decir, cuando la ley estaba vigente, era necesario pagar el diezmo. Jesús mismo nació bajo la ley,  estuvo sujeto a la ley, y por lo tanto pagó el diezmo. Nadie antes que él la cumplió toda. En otra ocasión Jesús dijo que la ley no pasaría, hasta que se cumpliera en lo más mínimo. Jesús la cumplió en lo más mínimo, por lo tanto, la ley ya pasó, acerca de lo cual existen muchas citas bíblicas que se tratan en los estudios bíblicos “Significado de la ley”, “Espionaje religioso” y “Esclavos de la ley”.

 

29 Voy a compartirle la cita donde textual y claramente dice que el diezmo está derogado. Lea usted Hebreos 7:18 y vamos averiguando a cuál mandamiento anterior se refiere. Si nos devolvemos de esta cita versículo por versículo hacia atrás (17, 16, 15, etc.), no encontraremos referencia a ningún mandamiento sino hasta que lleguemos al versículo 5, el cual precisamente se refiere a que en la ley está ordenado el mandamiento de que los levitas tomen el diezmo, aclarando también que son los hermanos de raza salidos de Abraham quienes deben pagárselo al sacerdote levita. De esta manera queda demostrado que el mandamiento anterior al que se refiere 7:18 es el del diezmo en 7:5.

 

30 Permítaseme agregar este comentario sobre la misma cita de hebreos 7:18, en donde se menciona que la causa por la cual se abroga el mandamiento, es por debilidad e ineficacia. Ciertamente, para los sacerdotes levitas, por supuesto que no tenía estas características, ya que para ellos era medio de sustento ordenado por Dios. En cambio, en los asuntos del reino en los cuales debieran ocuparse los ministros del nuevo pacto, el diezmo obligatorio es débil e ineficaz en el ámbito espiritual (Este asunto se trata ampliamente en el estudio titulado “Batallas y Galardones”).

 

31 Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto de apacible justicia a los que en ella han sido ejercitados. Miren que no desechen al que les exhorta, porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escapará usted, si desecha al que le amonesta desde los cielos.

 

32 En fin que, si usted quiere seguir cobrando el diezmo, lo hará sabiendo conscientemente que está levantando un ídolo al cual le está quemando incienso, porque esa no es la manera como Jesucristo manda que se edifique su iglesia.

 

33 De todos los mandamientos y ordenanzas de la ley de Moisés, el que tiene un mayor poder de fascinación obviamente es el relativo al diezmo, por algo será. Le sigue el que se refiere a las ceremonias, de tal manera que las reuniones de los miembros del cuerpo de Cristo, en la actualidad se han convertido en una ceremonia, un rito, una liturgia, al igual que algunos otros actos ordenados por Jesús, como por ejemplo el bautismo.

 

34 En el antiguo pacto, el principio de la prosperidad económica para el pueblo judío lo estableció Dios en la ley, y consiste en el pago del diezmo obligatorio. En el nuevo pacto existe la ofrenda generosa, entendiéndose por generosa no la cantidad sino la actitud, aunque existen muchos ministros que ponen el énfasis de lo generoso en la cantidad. Sin embargo, el principio de la prosperidad en el nuevo pacto para todos los aspectos, no solamente el económico, no está basado en dinero (Hechos 8.20), sino como dice Dios:

  1. En haber sido redimido de la maldición de la ley, (Gálatas 4:5),
  2. en haber recibido la adopción de hijo, (Gálatas 4:5),
  3. en  no permanecer en condición de infantilismo espiritual (4:1),
  4. en que llegue el tiempo (madurez) señalado por el Padre, (4:2),
  5. en no ser hijo esclavo de Agar (la ley), sino de Sara la libre (4:24),
  6. en permanecer firme en la libertad con que Cristo nos hizo libres, (5:1a),
  7. en no sujetarnos otra vez a ninguno de los yugos de la ley (5:1b),
  8. en no desligarnos de Cristo, para no caer de la gracia (5:4), y
  9. en recibir bendición de Dios como gracia al hijo, no como deuda al esclavo (Romanos 4.4).

 

Este tema se tratará más ampliamente en un estudio bíblico por separado, que llevará el título de “La adopción de hijos de Dios”.

 

35 Muchos líderes me han expresado estar muy satisfechos porque al pagar el diezmo Dios les ha bendecido abundantemente. Cierto, así es. A quienes se someten al pago del diezmo estipulado en la ley del sacerdocio levítico, Dios está obligado a bendecirles porque ese es su compromiso, pero lo hace como dándole a usted un salario de deuda, no una bendición de gracia (Romanos 4:4). Es decir que Dios no lo está bendiciendo a usted como hijo, sino como esclavo obrador de la ley, porque la gracia y la verdad no se encuentran en la ley, solo en Jesucristo (Juan 1:17).

 

36 Es posible que usted esté nadando en la opulencia por las bendiciones económicas  y de otra índole de parte de Dios, pero al ser hijo de la esclava no podrá heredar el reino de los cielos, porque esa herencia es solamente para los hijos de la libre (Gálatas 3.18, 4:24 y 4.30). Realmente el mandato de la ley acerca del diezmo es fascinante (Gálatas 3:1), porque el compromiso de Dios en ese punto es muy atractivo para muchos (Malaquías 3:10), y por eso resulta sumamente fácil y conveniente someterse a  ello en cuanto a las finanzas, al muy alto costo de las pérdidas espirituales.

 

37 Reflexionemos sobre la realidad que se vive en las iglesias: A los que diezman, Dios los bendice abundantemente en lo económico porque Él es fiel a su compromiso; pero los bendice como deuda de obreros, no como gracia a hijos (romanos 4:4). Y viendo que a los que no diezman, Dios los bendice muy apenitas, entonces hay ministros que llegan  a la conclusión equivocada de que es correcto y agradable delante de Dios el diezmar (Hebreos 10.8). Esto sucede así porque los que no diezman, aunque no están desligados de Cristo por someterse a este punto de la ley, resulta que tampoco han recibido la adopción de hijos, porque son esclavos de la ley en otros puntos. No han sido redimidos de la ley (Gálatas 4.5).

 

38 Si los que no diezman verdaderamente fueran hijos, miraríamos que Dios bendice más a los hijos de la libre, que a los que obran la ley. Pero en las iglesias existen muchísimas personas que son esclavos de la ley, que no han sido adoptados por Dios como hijos, por lo cual Dios los sigue bendiciendo en lo natural de la misma manera que antes cuando no iban a la iglesia (Mateo 5.45), ya sea estrecha, suficiente o abundantemente. Usted sabe que hay impíos tan bendecidos por Dios en lo económico aunque no paguen el diezmo, que son multimillonarios. Dicho de otra manera: Si usted es de los que no diezman, pero Dios no le bendice a usted más que antes, y más aún que a los diezmadores, esa es una prueba contundente de que usted no ha recibido la adopción de hijo.

 

39 Tal vez no me he expresado con la suficiente claridad que requiere este asunto tan escabroso, por lo cual voy a expresarlo con otras ideas, a riesgo de ser repetitivo en algunas: Hablando exclusivamente de las bendiciones que Dios otorga a sus creaturas, en cuanto a la raza humana, vamos distinguiendo tres diferentes maneras en que Él nos mira: A unos como impíos, a otros como esclavos de la ley, y a otros como hijos adoptados por gracia a través de Jesucristo.

 

40 Sabemos que Dios bendice a justos e injustos, por ser sus creaturas (Mateo 5:45), sean creyentes o ateos, piadosos o impíos. Como prueba de ello veamos que existen muchísimos empresarios ateos que son exitosos. Luego, a los esclavos de la ley que pagan el diezmo, Dios los bendice de una mejor manera que antes, con mayor abundancia en bienes económicos, abriendo las ventanas de los cielos hasta que sobreabunde; pero sin que puedan acceder a las abundantes riquezas espirituales que solo son por gracia, no por obras de la ley (Juan 1.17, Gálatas 4.30).

 

40b Por último, a los hijos adoptados, Dios los bendice en todos aspectos de una manera más abundante todavía que a los impíos y a los esclavos juntos, agregando que los hijos adoptados sí pueden acceder a las riquezas espirituales de la gracia, en la medida que vayan creciendo espiritualmente para ser aptos de darles un uso adecuado a esas riquezas (Efesios 2.7), porque mientras son niños, no reciben herencia (Gálatas 4:1-2).

 

41 Si el nuevo pacto de gracia a través de Jesucristo, -no de la ley- (Juan 1.17) contiene mejores promesas para nosotros que aquellas del antiguo (Hebreos 8.6), ¿qué cree usted que hará Dios con quienes desligándose del diezmo, se injerten nuevamente en Jesús (Gálatas 4.19 y 5:4), reciban la adopción de hijos sin ningún otro impedimento (gálatas 4:5), y empiecen a ofrendar voluntariamente a los necesitados con actitud generosa (Mateo 25.33ss), la cantidad que cada quien se proponga? ¿Les cerrará las ventanas? ¿Les cerrará sus manos? No, más bien les bendecirá, pero ya no como un salario de deuda para el esclavo de la ley, sino como una bendición de gracia para el hijo de la libre (Romanos 4.4). ¿Para que ellos disfruten la abundancia sin compartir? No, para que aumenten sus frutos de justicia supliendo lo que a otros santos falta (2ª. a Corintios 9:6-12).

 

42 ¿Ya quedará usted convencido de que el nuevo pacto verdaderamente contiene mejores promesas, inclusive en las finanzas?

 

43 Siendo que el presente causa ceguera y pervierte las palabras del justo (Éxodo 23.8), siendo que el santo ha de ser además justo, siendo que los cristianos que no hacen obras de justicia son insensatos que no entrarán a la boda (Mateo 25.2), siendo que el amor al dinero es raíz de todos los males, y además causa extravío de la fe (1ª. a Timoteo 6.10), entonces ¿por qué existen tantos ministros que se deleitan en cobrar? (Mateo 6.21).

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado a Febrero de 2014