6.- Equipos ministeriales completos

 

EQUIPOS MINISTERIALES

COMPLETOS

 (Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Unas son las herramientas que el carpintero de Nazaret utilizó en su taller para fabricar muebles, y otras muy diferentes son las herramientas –ministros- que usa el Señor Jesucristo para edificar Su iglesia. En ambos casos las herramientas son indispensables aún para el más hábil de los obreros.

 

  1. Decir que el Maestro usa martillo para sanar  las almas, puede ser una expresión poéticamente muy bella, como para incluirla en una canción; pero no deja de ser otro elemento más de los muchos que contribuyen para nublar la vista de los sentidos espirituales que debieran ser ejercitados en el discernimiento de la verdad.

 

  1. Para perfeccionar a los santos, o diciéndolo de otra manera, para edificar correctamente a Su iglesia, Jesucristo el apóstol de nuestra profesión (Hebreos 3.1) ha constituido cinco ministerios para que perfeccionen a los santos. Son ministerios básicos, elementales, indispensables; de manera tal que donde falte alguno de ellos o que solo haya uno, o que existan ministerios apócrifos inventados por el hombre; la construcción necesariamente tendrá muchas deficiencias, las cuales debieran ser corregidas (Tito 1.5).

 

  1. Para cada una de las etapas de la construcción existe un ministerio que es el adecuado. Cuando se utiliza una herramienta diferente a la que debiera usarse para cierta etapa, o la misma para todas las etapas, los resultados no pueden ser buenos.

 

  1. Los cinco ministerios indispensables que utiliza Jesucristo para edificar Su iglesia, están detallados en Efesios 4:11; y en 1ª. a Corintios 12:28 encontramos los mismos cinco aunque algunos con otros nombres. Veamos cómo se va llevando a cabo la construcción de la iglesia de Cristo de una forma correcta, de acuerdo con las instrucciones del Señor y con los ministros adecuados:

 

  1. Primeramente el Señor Jesucristo utiliza a su ministro apóstol. Este es un ministerio de uso muy especializado, muy preciso, que sirve para poner con mucha pericia a Jesucristo como el fundamento de la iglesia (1ª. a Corintios 3:10). A través de la herramienta apóstol, Jesucristo pone la mezcla de cemento y varillas, que son señales, milagros y prodigios, con los cuales se expresa la esencia del reino de Dios, que no consiste en palabras, sino en poder (1ª. a Corintios 4:20, Hebreos 2.4).

 

  1. Estas manifestaciones del poder de Dios le dan consistencia y solidez a los cimientos sobre los cuales ha de estar fundada la fe de los creyentes (1ª. a Corintios 2:4-5). Dicho en otras palabras, cuando en una iglesia no existen estas manifestaciones contundentes y ciertas como lo fueron a través de los apóstoles, evangelistas y diáconos de la iglesia primitiva, la fe de la congregación estaría edificada sobre la arena movediza de la elocuencia, la simpatía, la sabiduría de los ministros incompetentes, las ordenaciones o ungimientos provenientes de voluntad humana, los títulos académicos de algún instituto bíblico o inclusive de instituciones laicas. Ejemplo de esto último son los psicoanalistas clínicos, los consejeros profesionales, los psicólogos, psiquiatras, etc., que existen en algunas iglesias, y que atienden a la gente en base a esta sabiduría humana que Dios quiere destruir (1ª. a Corintios 1.18-19) .

 

  1. El ministro apóstol es utilizado por Jesucristo también para destruir y derribar algunas fortalezas, altiveces, argumentos que se oponen de manera natural en los seres humanos, para impedir que las ovejas lleguen al conocimiento de Dios y puedan obedecer los mandatos de Jesús (2ª. a Corintios 10:4-5), en lugar de seguir las tradiciones de hombres (Marcos 7.7-9). Las iglesias donde no exista apóstol con autoridad espiritual para ejercer esta función, podrán tener mucha información acerca de Jesús, y sin embargo no tener la experiencia de conocerle espiritualmente (Filipenses 3.8).

 

  1. El apóstol es utilizado por Jesucristo también para comunicar dones espirituales, a fin de confirmar a los creyentes en la fe (Romanos 1:11). Cuando un apóstol ejerce esta función en forma adecuada, trae crecimiento espiritual a la congregación, pues todos los creyentes reciben dones de parte del Espíritu (1ª. a Corintios 12:7-11) y los ponen al servicio de la iglesia para edificarla, ayudándose mutuamente según la actividad propia de cada miembro (Efesios 4:16,  y 12:28-30), no siendo uno solo quien edifica, sino todos los ministros.

 

  1. Actualmente en muchas denominaciones se está restituyendo el ministerio de apóstol. Lamentablemente, en la mayoría de los casos, el ministerio de apóstol se desempeña ejerciendo un puesto de mando jerárquico sobre los demás ministros. Esto lo hacen interpretando que Dios ha puesto ese orden de jerarquía en la iglesia, en base a 1ª.a Corintios 12.28, que dice: “. . . . . . primeramente  . . . . “.

 

  1. La palabra griega “protón”, ciertamente significa “primero”; pero puede referirse a tiempo, lugar, orden ó importancia. Y como el Padre no puede contradecir al hijo, y Jesús muy claramente dijo que entre sus discípulos no se ejercería dominio, mando, control, etc., sino que el que quisiera ser el mayor de todos, que le sirviera a todos,  tenemos por lo tanto que de los cuatro significados posibles de la palabra griega, podrían ser correctos en este caso “tiempo” ó “lugar”; pero de ninguna manera un orden de mando jerárquico.

 

  1. Por lo que respecta al ministerio de profeta, este es absolutamente indispensable en la iglesia, ya que a través de ellos, Dios comunica planes específicos que ÉL tiene para la congregación en lo particular como parte del Cuerpo de Cristo, de manera que no se extravíen en sus propios proyectos (Proverbios 29:18). Además, los profetas consuelan y confirman a los hermanos (Hechos 15:32), edifican, exhortan (1ª. a Corintios 14:3) y descubren lo oculto del corazón para dar testimonio irrefutable de que verdaderamente Dios está en medio de ellos (1ª. a Corintios 14:25). En cada congregación debe haber por lo menos tres profetas (1ª. a Corintios 14:29-32).

 

  1. El apóstol y el profeta son el fundamento de la construcción (Efesios 2:20-21). Toda iglesia nueva debe ser plantada por la pareja apóstol-profeta. Un edificio sin cimientos, caerá con un pequeño terremoto. Una iglesia sin apóstol ni profeta, no resistirá cuando Dios remueva las cosas (Hebreos 12:27). ¿Ya se dio cuenta usted de que estas dos herramientas son imprescindibles?

 

  1. Además de lo anterior, usando a cualquiera de estos dos ministros, Dios realiza la función también indispensable en el  Cuerpo, que consiste en descubrir las intenciones y secretos del corazón de cada uno de los ministros que integran el equipo ministerial completo y de las ovejas, los cabritos y los lobos que hay en la congregación (Hechos 5.3 y 1ª. a Corintios 14:23-25). Nada escapa al escrutinio de Dios, y a todo aquel que tenga una vida oculta reprensible, ciertamente Dios lo va a descubrir a través del apóstol o del profeta, porque a ellos les revelará oportunamente la realidad, si es que son auténticos, si fue Él y no el hombre quien los nombró ministros (Hechos 5.1-11).

 

  1. En una pequeña iglesia o en una mega iglesia en donde no exista verdadero profeta ni verdadero apóstol, sino que los que hay son mentirosos (Apocalipsis 2:2), los ministros y la congregación entera pueden llevar una doble vida, y el Espíritu no encontrará a quién revelárselo. Eso es lo que sucedió hace aproximadamente diez años en una gran iglesia con más de diez mil gentes: El líder principal estaba en prácticas homosexuales durante muchos años, y el pseudo profeta de la casa nunca lo supo por medio de Dios, sino que vino a descubrirse todo cuando uno de los participantes en esas perversiones lo denunció públicamente.

 

  1. Ser evangelista no es utilizar estrategias publicitarias para realizar un evento multitudinario en el que se predique solamente palabra que entusiasme con gran elocuencia. Tampoco es presentar obras de teatro (o cualquiera otra expresión de las artes culturales) para reunir  y entretener a la gente. Ni aún consiste en hablar a los demás de los milagros que Dios ha hecho en tu vida (Marcos 5.19, Juan 4.28-29), sino en hacer que en la vida de los demás ocurran milagros (Hechos 8.5-8).

 

  1. Esta es la manera como un verdadero evangelista anuncia el reino de Dios y el nombre de Jesucristo (v. 12), haciendo patente que se predica no otro sino el auténtico evangelio del reino (1ª. a Corintios 4:18-20), para que la fe de los creyentes no esté fundada en sabiduría humana, sino en las demostraciones del poder de Dios (1ª. a Corintios 2:4-5); para que con Su poder, Dios destruya la sabiduría humana y deseche el entendimiento (1ª. a Corintios 1.18-19). El evangelista de Efesios 4.11, es el mismo que hace milagros en 1ª. a Corintios 12.28. En toda congregación debe haber un evangelista.

 

  1. El instrumento por excelencia para trasmitir el amor de Dios y su pasión por las ovejas dispersas en el mundo es un pastor (Mateo 9.36). Cada pastor toma a su cuidado   la cantidad de ovejas que pueda atender, para transformarlos y renovarlos en su entendimiento (romanos 12.2), aquellos que fueron encontrados en la calle de la amargura por el apóstol, el profeta o el evangelista, quienes no se quedan con ellos, sino que los remiten a los pastores después de haber puesto en ellos a Jesucristo como fundamento (efesios 2.20, 1ª. a corintios 3.10), destruyendo en ellos los argumentos, las altiveces y fortalezas que se oponían al conocimiento de Cristo (2ª. a corintios 10.4-5). 

 

  1. A través del ministro pastor, Jesucristo sana las heridas de las ovejas (Ezequiel 34:1ss). Estas heridas están en el alma de la persona, y se manifiestan sobretodo a través de rencores, fobias, traumas, resentimientos, vicios, adicciones, perversiones, dificultad o imposibilidad para perdonar, actitudes hirientes y ofensivas, entre otros. Los pastores son quienes principalmente ministran liberación y sanidad interior a los cabritos para transformarlos en ovejas. Los pastores de Efesios 4.11, son los que sanan en 1ª. a Corintios 12.28. Un alma no deja de andar perdida cuando la persona repite una oración y empieza a asistir a la iglesia, sino cuando es sanada de sus heridas por Jesucristo  a través de Su ministro que sea buen pastor.

 

  1. No es lo mismo ser pastor que ser consejero. Muchísimos pastores en realidad realizan labor de consejeros, no de pastores. Cuando tú eres “ministrado” por un consejero, quizá te convenzas y cambies de actitud en algunos aspectos; pero este cambio será superficial y temporal, porque las heridas que provocan tus reacciones equivocadas, no sanan con  un consejo, allí se quedan, y tarde que temprano volverán a aflorar. Además, la gloria y la honra serán para las ciencias humanas (1ª. a corintios 1.18-19). En cambio, si te ministra un pastor con el poder que Dios da (1ª. de Pedro 4:11a), será sanada la fuente que determina tus malas actitudes, por lo tanto éstas desaparecerán permanentemente, y entonces sí en verdad, Jesucristo le dará la gloria al Padre (1ª. de Pedro 4.11b).

 

  1. Los pastores que no son asalariados, sino que consideran que las ovejas son suyas, están capacitados por Jesucristo para dar su vida por ellas cuando sea necesario defenderlas de los lobos rapaces (Juan 10:12) que entran también a la iglesia. La congregación que tenga un pastor así, como consecuencia inevitable crecerá en el amor fraterno. Cuando se reúne la iglesia, el buen pastor cuenta a las ovejas, y si le falta alguna(s), va a buscarla(s), la(s) encuentra, la(s) sana y se la trae al redil.

 

  1. Todos llegamos a la iglesia siendo cabritos por lo menos, y algunos siendo lobos. Es necesario que los pastores tengan discernimiento espiritual para conocer muy bien quiénes en su congregación ya fueron transformados en ovejas, quiénes siguen siendo cabritos y quiénes son lobos. A los cabritos los debe separar de las ovejas (Mateo 25:32), para darles un tratamiento especial con el que tal vez algunos lleguen a ser transformados en ovejas.

 

  1. Pero los lobos no cambian, por eso debemos apartarnos de ellos, desecharlos, evitarlos (Romanos 16.17, Tito 3.10, 2ª. a Timoteo 3.1-6), o correrlos definitivamente (Apocalipsis 2.6, 14 y 20), porque esos no quieren arrepentirse (Apocalipsis 2.21). Cuando los pastores no toman estas acciones indispensables, en realidad no están cuidando a la grey, no la están defendiendo, y si omiten hacer esto que Dios manda, no esperen recibir la corona (1ª. de Pedro 5:2-4).

 

  1. Cuando el  pastor ha terminado su función de sanar el alma de un cabrito, que ya lo transformó en oveja, la pone a disposición de alguno de los maestros, o lo hace saber al presbiterio diciendo: “Esta persona ya está sanada, ya es oveja, y quiere continuar siendo hecha discípulo para Jesús”. La gran comisión se cumple desempeñando cada ministro la parte que le corresponde de todo el proceso de hacer discípulos (Efesios 4.16).

 

  1. Pero como en la realidad cotidiana los ministros conocidos como pastores se dedican más a desempeñar la función de maestro, entonces el pastorado se desempeña con muchas deficiencias. Tanto es así, que inclusive en programas de radio o tv “cristianas” escuchamos a ministros “de Dios” recomendar tratamiento psicológico, desechando la liberación y sanidad interior del alma que Dios podría ministrar a través de un auténtico pastor. Le están robando la gloria  a Dios, y dándosela a los sabios de este mundo (1ª. a Corintios 1:18-20), aunque con sus palabras griten que la gloria es para Dios. Por lo tanto, siendo que la mayoría de los llamados pastores en realidad son maestros asalariados, sucede lo que Jesús dijo que no debiera suceder: Los pastores huyen porque le tienen miedo a los lobos (Juan 10.12).

 

  1. No solamente los pastores, sino cualquier otro ministro que se dedique a la obra de tiempo completo, tienen derecho a un salario para vivir del evangelio, y ese salario consiste en recibir comida y hospedaje (Mateo 10.10-11 y Lucas 10.7). Quienes cobran más de eso, son esclavos de aquellos que les pagan, ponen obstáculos al evangelio de Cristo, se les desvanece la gloria que habrían ganado por la obra, pierden el galardón, abusan de su derecho y ganan menos almas (1ª. a Corintios 9:12-19). Cuán grande es la pérdida espiritual de quienes cobran diezmos o ponen tarifa por ministrar lo que recibieron gratuitamente, por gracia. Este punto se trata ampliamente en el estudio bíblico titulado “28.- Batallas y galardones”.

 

  1. Los maestros están puestos por Dios en la iglesia para concluir la obra de discipular al que ya fue  transformado en oveja, enseñándole primeramente cómo vivir conforme a los pequeños mandamientos de Jesús (Mateo 28:20). Muy equivocadamente la enseñanza a la que más se enfocan en las iglesias es acerca de dogmas, doctrinas, tradiciones, ceremonias, etc. De esa manera, hacen discípulos de hombres, no de Cristo.

 

  1. La conversión de una persona no es cuando repite una oración, aunque empiece a asistir a la iglesia, sino cuando habiendo sido transformada de cabrito en oveja, empieza a ser discipulado. Esta  función de discipular se lleva a buen término al enseñarle a guardar las cosas que Él mandó, para que las obedezca. Esto es esencial para que verdaderamente la nueva vida sea edificada sobre roca (Mateo 7:24-27  y 28:19-20). Esta función se realiza a través del maestro al desarrollar la última parte de la obra de discipulado, después de que el apóstol, los profetas, el evangelista y los pastores hayan realizado su labor correspondiente (Efesios 4.16). Para discipular no se requiere encontrar un buen manual creado por algún gran maestro, sino utilizar el manual de discipulado eficaz que son los cuatro evangelios.

 

  1. Los maestros reciben el don de entender la palabra de Dios con claridad y precisión, para preservar y guardar la sana doctrina, para descubrir los engaños del enemigo (escrito aparte), para detectar dentro de la iglesia, cuáles son las enseñanzas basadas en filosofías y huecas sutilezas, en tradiciones de hombres que se oponen al evangelio de Cristo (Colosenses 2:8), y para exhibir a los judaizantes, balaamitas, nicolaítas, jezabelitas, etc. que lamentablemente abundan en estos tiempos dentro de las iglesias (Tito 1:10-11, Apocalipsis 2:14-15 y 20). También para prevenir contra los peligros que representa la lectura de la ley (Gálatas 3:1-3 y 2ª. a Corintios 3:14-17), la cual contiene algunas ordenanzas que son fascinantes, pero solo producen hijos de esclavitud (Gálatas 4.21-25) que no pueden recibir la herencia (4.30).

 

  1. Los que ayudan, los que administran. Atendiendo a la cita de Hechos 6.1ss y sobre todo guiados por el subtítulo de la versión RVR1960, pareciera ser que los diáconos tienen dentro de la iglesia una función limitada exclusivamente a actividades manuales de servicio, ayuda, administración, etc.; pero no es así, porque también esos diáconos estaban llenos del Espíritu Santo, y hacían grandes prodigios y señales entre el pueblo (Hechos 6.8). Así que su diakonia no se limitaba al servicio de las mesas.

 

  1. La palabra griega “διακονιας” significa “ministerio”. Así encontramos que Judas Iscariote tenía  el διακονια de ser apóstol (Hechos 1.17 y 25); que había algunos encargados de la “διακονιας” (distribución) diaria, y acerca de su desempeño como diáconos (ministros) hubo una queja (Hechos 6.1). Por lo tanto, para que los apóstoles pudieran continuar dedicándose a su diakonía de la palabra de poder y no empezar a realizar la  διακονια de las mesas (Hechos 6.2), se buscó a siete varones que ejercieran ese diaconado/ministerio.

 

  1. En Hechos 11.29, los hermanos determinaron enviar una διακονιαν, es decir una ayuda, una ofrenda, un servicio a los santos de Jerusalén. En 12.25 Bernabé y Saulo cumplieron su διακονιαν (ministerio) de haber entregado la ofrenda. En 19.22 los dos de los que le ayudaban, eran διακονουντων (ministros). En 20.24 Pablo expresa que quería terminar su ministerio (διακονιαν). En 21.19 Pablo contó las cosas que Dios había hecho por medio de su διακονιας.

 

  1. En Romanos 11.13 Pablo afirma que honra su διακονιαν. Romanos 12.7 podría estar traducido al español así: O si de ministración διακονιαν, en ministrar διακονια. En Romanos 13.4 el funcionario del gobierno es ministro διακονος de Dios. Cristo Jesús es ministro διακονον de la circuncisión (15.8). En 15.25 y 31 Pablo fue a Jerusalén para ministrar διακονον la ofrenda a los santos. Y Febe era una diaconisa (ministro) en la iglesia de Cencrea (Romanos 16.1). Así que Pablo,  los 12 apóstoles,  Bernabé, Tito, Timoteo, Estéfanas, Febe, los obispos y ancianos de las iglesias (Hechos 20.17 y 28, Tito 1.5 y 7), y los demás apóstoles (1ª. a Corintios 15.7 y Lucas 10.1-12 y 17) , eran diáconos, o sea ministros.

 

  1. El varón Estéfanas y su familia, se han dedicado a ser ministros διακονιαν para los santos, es decir para la congregación (16.15), sin aclarar en este caso cuál es el ministerio específico que desempeñaban. Los corintios son carta de Cristo ministrada διακονηθεισα por Pablo y Timoteo (1.1). Pablo tenía el ministerio διακονιαν  de ser apóstol (2ª. a Corintios 4.1), al igual que Bernabé (Hechos 14.4).

 

  1. Yo le había preguntado al Señor porqué el evangelio de Jesucristo menciona los requisitos que deben cumplir los diáconos; pero en ninguna parte hacía referencia a los requisitos de todos los ministros. Ahora esto queda ampliamente contestado.  Estos son los requisitos con los que todo creyente debe ser probado para saber si efectivamente la palabra profética que se haya dado para constituirlo ministro-obispo-diácono-anciano-presbítero fuese auténtica, porque el Espíritu Santo no puede contradecir ni al Padre, ni al Hijo: 

 

  1. 1ª. a Timoteo 3.1-13, Tito 1.5-9, Hechos 6.3; dándonos cuenta que esta palabra aplica a obispos, ancianos, presbíteros, ministros, diáconos; es decir a hombres y mujeres (v.11 de 1ª. a Timoteo 3) para que pudieran ser constituidos por Jesucristo con algún ministerio (Efesios 4.11 y 1ª. a corintios 12.28-30), a través de palabra profética e imposición de manos del presbiterio (Hechos 13.1-3, 1ª. a Timoteo 1.18 y 4.14, 2ª. a Timoteo 1.6), para que en ese momento reciban el don que requiere ese ministerio.

 

  1. Por último, el don de lenguas es muy propenso de ser simulado por aquellas almas ávidas de llamar la atención, por eso es indispensable que a los cabritos recién llegados a la iglesia se les asigne inmediatamente un pastor que les cure sus emociones, sus heridas, etc., y un profeta que le ayude a descubrir sus secretos. Se requiere que más de un ministro sea apto y competente para discernir los espíritus (1ª. a Corintios 12:10) de manera que no se diga que una persona “está en el Espíritu”, cuando la realidad es que solo está derrochando sus emociones.

 

  1. No obstante los riesgos que representa el ejercicio de cada uno de los ministerios/diaconías, oficios o funciones indispensables para perfeccionar a los santos, es voluntad de Dios que en la iglesia se desarrollen todos. Suprimir algunos, es idolatría por andar en nuestros caminos, por anteponer nuestras brillantes ideas por encima de las de Dios (Jeremías 18:15), es religiosidad, y es también una  enorme deficiencia que no puede llevar a otra parte sino al eterno infantilismo espiritual de una congregación, lo cual no permite que los creyentes puedan recibir la adopción de hijos, y mucho más allá: Los imposibilita para recibir la herencia del reino (Gálatas 4:1-6, 21-25 y 30).

 

  1. Muy pocos son los ministros que reciben todos los dones ministeriales. Esto lo hace Dios así, para que nos necesitemos unos a otros, para que seamos interdependientes (1ª. a Corintios 12.21-22), para que los ministros trabajemos en equipo, sometiéndonos unos a otros. No todos profetizan, no todos hacen milagros o sanidades (1ª. a Corintios 12.29-30); pero sí es necesario que entre todos los ministros que están en la congregación, se manifiesten todos los dones, todos los ministerios.

 

  1. En cuanto a los llamados “misioneros”, este es un ministerio apócrifo inventado por las tradiciones humanas, no existe ni en Efesios 4.11 ni en 1ª. a Corintios 12:28-30. Como yo no conozco de manera suficiente qué es lo que hacen los misioneros –a algunos que dicen serlo les he preguntado pero no me han dicho- no puedo opinar todavía sobre su obra. Si se trata de personas que fueron enviadas para ir a plantar una nueva iglesia a donde nadie ha llegado, entonces estaríamos hablando de que han de ir por lo menos en pareja, un apóstol y un profeta, que pongan a Jesucristo por fundamento, y los tres elementos indispensables para que la piedra angular sea verdaderamente Jesús, y no otra que aparente ser Jesús.

 

  1. Cualquier ministerio  no mencionado en el nuevo testamento directamente por Dios, del cual se diga que sirve para traer crecimiento espiritual a los creyentes o a las congregaciones, es un ministerio apócrifo, es otra brillante idea de quienes levantan altares a la vanidad de sus pensamientos, porque cuando lo auténtico no está presente, algo tienen que inventar los líderes para llenar ese hueco.

 

  1. Esta sorprendente capacidad creativa está ampliamente demostrada en las iglesias; pero más sorprendente resulta la enorme astucia del enemigo que produce ceguera en los líderes, de manera que aunque lean el nuevo pacto, no se dan cuenta de que viven en idolatría. La principal razón por la que no entienden, es porque su entendimiento está embotado,  porque solo están parcialmente convertidos a Cristo  (2ª. a Corintios 3:14-16). Donde hay esclavitud a la ley, no puede haber libertad para el Espíritu (v. 17).

 

  1. Jesucristo constituyó 5 ministros para perfeccionar a los santos, el Padre puso a 9 para ministrar a  la iglesia, y el Espíritu Santo da a cada uno de ellos la manifestación que le es necesaria para desempeñar esa función de servicio. ¿Se les olvidó al Hijo y al Padre constituir algún ministerio? Porque resulta muy interesante darnos cuenta de esto: Siendo que el Padre busca adoradores en espíritu y en verdad, ¿por qué ni el Padre ni el Hijo constituyeron ministros de alabanza y adoración? (Este asunto se trata más ampliamente en el escrito titulado “46.- Ministrar al Señor”).

 

  1. La razón es porque la adoración en espíritu y en verdad no la busca Dios solamente en  algunos, sino absolutamente en todos los ministros. No todos son apóstoles, no todos son profetas; pero todos, sí, absolutamente todos los ministros, debieran ser adoradores en espíritu y en verdad. Muchos ministros “de Dios” prohíben las manifestaciones del Espíritu, porque ellos mismos no están en el Espíritu. En realidad, son hombres naturales que no entienden las cosas del Espíritu, para ellos esas manifestaciones son locura y necedad (1ª. a Corintios 2:14).

 

  1. Lo de que todo ministro debe ser adorador en espíritu y en verdad,  concuerda  con 1ª. a Corintios 14:26 donde el Espíritu Santo da a cada uno de los que se reúnen, diversas manifestaciones espirituales. No dice que solamente a quienes fueran ministros de alabanza y adoración les inspiraría salmos y cánticos espirituales, no dice que solamente al maestro le da doctrina, que solamente a tal le da interpretación. Esto es así –vuelvo a decirlo- para que aprendamos a funcionar como cuerpo, ser miembros los unos de los otros, nadie superior a otros, sometidos unos a otros, soportándonos unos a otros.

 

  1. Me he enterado que en algunas iglesias se hace oración para que Dios ponga a funcionar los 5 ministerios en la congregación. Esa es una oración innecesaria, inútil e ineficaz. ¿Por qué? Porque el Padre y el Hijo ya hicieron lo que les correspondía hacer en ese asunto. Nótese cómo ambos verbos están redactados en tiempo pasado en efesios 4:11 y 1ª. a Corintios 12:28: “Él mismo constituyó” y “Y Dios puso”.

 

  1. Por lo tanto, es contradictorio, es incongruente, que se le esté pidiendo a Dios que haga algo que ya hizo, mientras nosotros mismos no hemos permitido que se manifieste en este mundo natural, porque nos resistimos a funcionar como Dios quiere: Sometiéndonos unos a otros, que no haya uno que  tenga mando absoluto sobre los demás. Esto es algo que no les gusta a los líderes naturales que ejercen un liderazgo unipersonal y dominante, por eso impiden que se desarrollen los otros ministros a los cuales Dios ya puso, a los cuales Jesucristo ya constituyó, allí están, ninguneados por las tradiciones humanas, por los líderes naturales dictadores que no andan en el Espíritu.

 

  1. En cuanto al oficio de apóstol, en base a 1ª. a corintios 9:1 hay quienes consideran que para ser apóstol, es requisito indispensable haber visto al Señor Jesús, y por lo tanto –dicen- solamente hubieron los 12 apóstoles y Pablo. Ninguno más. Lo cual de entrada es una equivocación, puesto que José, por sobrenombre Bernabé (Hechos 4:36), también fue enviado como apóstol al igual que Saulo (Hechos 13:2,  14.4 y 14).

 

  1. Por otra parte, si el requisito para ser apóstol es haber visto al Señor, ya sea de  manera natural o sobrenatural, entonces los más de quinientos (1ª. a Corintios 15:6) también debieron haber sido apóstoles; pero no existe ninguna mención específica a este respecto, aunque sí ha pasado desapercibida para muchos ministros contemporáneos la afirmación de que hubieron otros apóstoles aparte de los doce (1ª. a Corintios 15:5-7, Lucas 10).

 

  1. Sabemos respecto a Matías, que él había andado con el grupo desde los tiempos del bautismo de Juan (Hechos 1:21-26), por lo cual se concluye que ciertamente conoció a Jesús de Nazaret, el hijo de María. Y fue hecho apóstol para que atestiguara junto con los otros once de la resurrección del Señor Jesucristo. Es decir que, de acuerdo con este texto de Hechos, solamente los doce  podían ser testigos de la resurrección del Señor, y los muchos otros a quienes también apareció –incluido Pablo- no podrían atestiguarlo, porque no anduvieron con Jesús.

 

  1. Como consecuencia de ello, nosotros los cristianos de épocas posteriores, que no vimos a Jesús el hombre natural ni al Señor Jesucristo resucitado, habríamos estado siendo falsos testigos al afirmar que Jesús resucitó, pues no nos consta. Menciono lo anterior no para descalificarnos, sino para llegar a la conclusión de que el requisito de haber visto al Señor Jesús, aplicaba solamente a los doce en aquella época y solamente en cuanto a atestiguar, no en lo relativo a que nadie más pudiera ser apóstol. Pero pasado ese tiempo, nosotros hoy podemos testificar de ello por fe, en base a las escrituras, las cuales tenemos por fidedignas porque proceden de la inspiración de Dios, si es que somos  respaldados por el Espíritu (Hechos 1.8 y Hebreos 2.4).

 

  1. Otro argumento de algunos para afirmar que ya no hay apóstoles, y que solamente hubieron aquellos doce de la iglesia primitiva y Pablo, es 1ª. a Corintios 15:8 por la palabra “último”, la cual implicaría –según dicen- que después de él no hubo ningún otro apóstol. Esta interpretación está haciendo a un lado cuatro detalles: El primero es que el tema central que se está tratando desde el versículo 4, no es en relación a quiénes eran apóstoles o cuántos apóstoles hubo, sino a qué personas se apareció Jesucristo resucitado. Concluir que después de Pablo y los doce ya no hubo más, en base a esta palabra “último”, es sacarla de su contexto, que en este caso se refiere a las apariciones.

 

  1. Un segundo detalle es que, habiendo dicho en el versículo 5 que apareció a los doce, más adelante en el v. 7 dice que “después apareció a todos los apóstoles”. Esto significa que aparte de los doce, había otros. Recordemos que los setenta también fueron enviados por Jesús, con las mismas instrucciones (Lucas 10.1-12). Y cuando ellos regresaron, vemos que habían hecho una obra similar a la de los doce (Lucas 10.17-20). Y Jesús se regocijó por lo que habían hecho los setenta (v. 21).

 

  1. El tercer detalle es este: Si el significado del versículo 8 fuera que Pablo es el último de los apóstoles, refiriéndose a que después de él, ya no hubo ni habría nadie con el oficio de apóstol, tendría que decir “el último”; pero démonos cuenta que dice “al último”, lo cual significa esto: “Yo fui el último al que apareció”. Y al decir estas palabras, se está refiriendo a un asunto de tiempo de las apariciones, esto es después que a Cefas y a Jacobo en particular, después que a los doce como grupo, después  que a los más de quinientos, y -muy importante entenderlo- también después que a todos los demás apóstoles.

 

  1. El cuarto detalle es que Bernabé fue escogido como apóstol en el mismo momento que Saulo de Tarso (no antes ni después), y ejerció su ministerio de profeta-apóstol acompañando a Pablo en el primer viaje, y posteriormente cuando se separaron, acompañado por Juan Marcos, quienes fueron a Chipre.

 

  1. Cualquier ministro que en la actualidad realice las señales de apóstol, como son prodigios, milagros, liberaciones, maravillas, sanidades, resurrecciones, etc. (2ª. a Corintios 12:12) está mostrando con evidencias que es apóstol (Marcos 16.17) y puede poner a Jesucristo como fundamento, acompañado de un profeta (Efesios 2.20). En algunas denominaciones, los ministros que no reconocen como apóstol a quien hace las señales, están tomando la misma actitud de aquellos que negaban el apostolado de Pablo (1ª. a Corintios 9.2). Y por el contrario, en muchas otras, reconocen como apóstoles a los que solo traen palabra elocuente; pero están vacíos de poder (1ª. a corintios 4.18-20).

 

  1. ¿Hubo falsos apóstoles en la iglesia primitiva? Por supuesto que sí (2ª. a Corintios 11:4 y 13 y Apocalipsis 2:2); pero también los hubo verdaderos. ¿Hay falsos apóstoles en la actualidad? Por supuesto que  sí, como también ha de haber falsos pastores, falsos profetas, falsos maestros.

 

  1. En octubre de 2011 vino a esta ciudad el “apóstol” Ronny Chávez a “establecer el diseño de la iglesia de Cristo”. Fue muy elocuente, encendió inmediatamente las emociones de los congregantes; pero había allí 4 personas evidentemente enfermas, las cuales fueron llevadas seguramente con la esperanza de un milagro. El apóstol Ronny platicó de algún milagro que había hecho en algún lugar del mundo; pero aquí –teniendo esas 4 oportunidades- no demostró ser auténtico apóstol de Jesucristo (Apocalipsis 2.2). Y fue tan hábil para devorar a la concurrencia, que Pablo se volvería a quedar admirado (2ª. a Corintios 11.20). En cuanto al diseño de la iglesia de Jesucristo, ni siquiera de palabra lo mostró. Posteriormente, yo le mandé un e-mail a Ronny haciéndole notar esto, y no me ha contestado.

 

  1. Otro punto muy importante es este: La naturaleza humana de nosotros los creyentes del siglo XXI, es la misma que la de aquellos de la iglesia primitiva, por lo tanto, tenemos la misma necesidad de ser perfeccionados por los 5 ministerios constituidos por Jesucristo específicamente para que realicen esa función, incluidos los apóstoles.

 

  1. El modelo que Jesucristo presenta en efesios 4:11-16, si solamente fuera para la iglesia de aquellos tiempos, no tendría sentido que Dios lo hubiera incluido en la palabra que Él decidió que quedara plasmada para todas las generaciones futuras. Jesucristo no constituye los ministerios a través de “Dios puso en mi corazón que yo haga tal obra” ó “sentimos un llamado de Dios para . . . .”, sino a través de palabra profética e imposición de manos (véase los casos de Saulo, Bernabé, Timoteo: Hechos 9.17-18 y 13.1-2, 1ª. a Timoteo 1.18 y 4.14, 2ª. a Timoteo 1.6).

 

  1. La congregación que usted dirige o pastorea, ¿es iglesia? Supongo que su respuesta es “sí”. Si verdaderamente es  iglesia, Dios ya puso apóstoles, profetas, evangelistas, etc. Él ya los puso, solo que si no se manifiestan, es porque nosotros no lo permitimos a causa de nuestras estructuras organizacionales, por nuestras tradiciones, por las huecas sutilezas que hemos introducido como normas en la iglesia (colosenses 2.8, Marcos 7.7-9).

 

  1. Todos los que ministran, debieran ministrar no como se acostumbra en muchas iglesias, con elementos de sabiduría humana como la consejería, la terapia profesional, el análisis clínico, las obras de teatro, etc., sino conforme al poder que Dios da, para que verdaderamente Jesucristo pueda glorificar a Dios todavía hoy y por todos los siglos (1ª. de Pedro 4.11).

 

  1. Para los ministros a quienes no les resulta suficiente la palabra de Efesios 4.11 y 1ª. a Corintios 12.28 respecto a apóstoles y profetas, y todavía más específicamente sobre la necesidad de que la iglesia sea edificada por un equipo ministerial completo, les proporciono varias citas más:

 

  1. En Hechos 14.23 dice Jesucristo que Pablo y Bernabé constituyeron ancianos en cada iglesia de la región de Galacia. Es conveniente hacer notar que no dice que hayan constituido un pastor en cada iglesia, sino “ancianos”. Esto significa que constituyeron un equipo ministerial completo en Listra, otro equipo ministerial completo en Iconio,  otro más en Antioquía de Pisidia, etc.

 

  1. Estos equipos ministeriales completos (ancianos-obispos-ministros-diáconos-presbíteros), estaban integrados por al menos un apóstol que continuara haciendo señales, para que la fe de los nuevos creyentes que vinieran después, ya en ausencia de Pablo y Bernabé ó Pablo y Silas, también tuvieran como único fundamento para creer, las nuevas y permanentes demostraciones del poder de Dios (1ª. a Corintios 2.4-5, 1ª. a corintios 4.20, 2ª. a Corintios 3.11 y efesios 2.7, 1a. a Tesalonicenses 1.5, Hebreos 12.27-28). También estaban integrados por un evangelista como Felipe (Hechos 8.5ss), más de 2 profetas (1ª. a Corintios 14.29-31), varios pastores –dependiendo de la cantidad de ovejas que hubiera en cada iglesia-, y por lo menos un maestro, así como también por los que ayudan, los que administran, los que hablan en lenguas y los que interpretan.

 

  1. Otra cita es Hechos 20.17 y 28. En el v. 17 vemos que Pablo hizo llamar no al anciano, no al pastor, sino a “los ancianos” de la iglesia de Éfeso. Más adelante, en el v. 28 a los ancianos que hizo llamar, Pablo los nombra como “obispos que apacientan la iglesia del Señor”. Así que tanto ancianos como obispos, son términos que se utilizan para referirse a las personas que han sido constituidas por Jesucristo con un ministerio cada uno, con una función diferente cada uno; pero todos ellos formando un solo equipo ministerial.

 

  1. Para comprobar que en Éfeso había ancianos/obispos-ministros, lea 1ª. a Timoteo 3.1-2, 3.8 y 5.17 y 5.19.

 

  1. En la iglesia de Jerusalén, además de los 12 apóstoles, había también ancianos (Hechos 15.2, 6 y 22-23). Este grupo de ancianos habrá estado formado por alguno(s) de los otros apóstoles (1ª. a Corintios 15.5-7), algún(os) evangelista(s) como Felipe (Hechos 8.5ss), varios profetas (Hechos 11.27), no solamente Judas -hijo de Sabás- y Silas (Hechos 15.22 y 32); por Santiago, no el apóstol sino el maestro (Stgo. 3.1), Judas el hermano de Jacobo, que no era apóstol (Judas 1.1 y 17); pero indudablemente tendría un ministerio. Y Pedro –teniendo como ministerio/diaconía específico el de apóstol- de sí mismo dice ser parte de los ancianos que están en las iglesias de la dispersión (1ª. de Pedro 5.1), porque al momento de escribir la carta él se encuentra en Babilonia (1ª. de Pedro 5.13). Con este texto comprobamos que “anciano” es una palabra que generaliza a los ministros sin decir una función específica.

 

  1. Además, tenemos constancia escrita de que en otras iglesias también había equipos ministeriales: En Antioquía estaban por lo menos 5 ancianos/ministros edificando el cuerpo de Cristo (Hechos 13.1). En Filipos había Obispos y diáconos, ambos en plural (Filipenses 1.1), uno de los cuales era Epafrodito, apóstol en esa iglesia (2.25 comprobar en la versión griega 1550 Stephanus n.t. que dice “ . . . . apostoulos. . . . “).

 

  1. En Creta, Tito fue dejado con la comisión de establecer ancianos (plural, es decir equipos ministeriales) en cada ciudad, después de haber corregido lo deficiente (Tito 1.5 y 7). ¿Era la iglesia de Cencrea edificada por solo un ministro mujer? ¿O más bien Febe era una diaconisa (ministro) que formaba parte de un equipo ministerial? (Romanos 16.1).

 

  1. Participando en la edificación de las varias iglesias domésticas de Roma, por lo menos estaban los hebreos Andrónico y Junias como apóstoles, convertidos antes que Pablo. Para entender que ellos eran apóstoles, es necesario notar la diferencia que hay al decir “entre los apóstoles” a que dijera “por los apóstoles (Romanos 16.7). En  Colosas, estaba Epafras como un diácono-ministro fiel (Colosenses 1.7), uno de vuestros siervos de Cristo en esa iglesia (4.12).

 

  1. En 1ª. a Timoteo 5.17 encontramos la evidencia de que los ancianos, no todos realizan la misma función, pues está escrito que unos trabajan en predicar y enseñar, lo cual implica que otros realizan obras diferentes a éstas; pero todos los ministros integrantes del equipo edifican una misma congregación.

 

  1. Otra evidencia más: La carta de Santiago fue dirigida a los creyentes que estaban dispersos fuera de Israel. Y a cada lugar de todo el mundo donde haya una iglesia de Cristo, Jesucristo nos dice a través del maestro Santiago (3.1) que cuando alguien enferme, llame a los ancianos de la iglesia. Esta es otra evidencia de que no solamente en Efeso o en Jerusalén, sino en cada iglesia local, ha de existir un equipo de ministros para que edifiquen a la congregación conforme al modelo establecido por Jesucristo (Efesios 4.11-16) y por el Padre (1ª. a Corintios 12.28-30).

 

  1. Tengamos muy en cuenta  que –de acuerdo con el evangelio de Jesucristo- los ministros se someten unos a otros, no todos a uno. No hay jerarquías de mando, ni por razón de ministerio, ni de sexo, ni por personalidad sobresaliente, ni por antigüedad, ni por monto de aportación, ni por tener más unción, ni por herencia familiar, ni por relación conyugal.

 

  1. Estas cosas son espirituales, y el ministro que no las entienda, es porque al permanecer en la carne, las cosas del Espíritu siguen siendo para él locura y necedad (1ª. a Corintios 2.14), porque la lectura del antiguo pacto le ha embotado el entendimiento (2ª. a Corintios 3.13-17).

 

  1.    En el caso de las parejas de esposos, y que ella o ambos son ministros, como por ejemplo lo más común que él es el pastor y ella la pastora, ella no es pastora de su esposo, para suponer que él se le deberá someter a ella; sino que ella es pastora de otras ovejas, y particularmente de mujeres en asuntos femeninos. En la misma situación está el marido pastor, que no es pastor de su esposa. La pareja de pastores puede pastorear a matrimonios en los asuntos matrimoniales y de los hijos; pero no el pastor a solas con una mujer, ni la pastora a solas con un hombre. Obvio. El asunto de que haya mujeres ministros, se trata ampliamente en el estudio temático “29.- Mujeres en la iglesia”.

 

  1. ¿Está suficientemente claro que la iglesia de Cristo debe edificarse por equipos ministeriales, en los que cada ministro es un miembro que ayuda a los otros con la actividad que le es propia? (Efesios 4.16). ¿Está claro que ningún ministro es cabeza? (Efesios 4.15, Colosenses 1.18 y 2.19). ¿Esta claro que trabajar en equipo ministerial no convierte a la iglesia en  un monstruo de 5 o más cabezas? ¿Que la iglesia no debe ser edificada por un ministro que trabaja solo, o con ayudantes que están bajo su mando, como hoy se acostumbra en muchas iglesias? ¿Y que los ancianos deben someterse unos a otros? (Efesios 5.21) ¿Que el mayor no lo es porque manda, sino porque sirve a todos? (Mateo 20.25-27).

 

  1. Además, todos los ministros (apóstol, profeta, evangelista, pastor, maestro, los que sirven, los que administran, los que tienen don de lenguas) necesitan tener cada uno su propio pastor, siempre. Y todos los ministros necesitan que haya profetas, para que les trasmitan la visión de Dios y no se extravíen en sus propios planes (Jeremías 18.15). Y todos los ministros necesitan que haya evangelista, etc. En el Cuerpo de Cristo, todos los ministros se necesitan unos a otros (1ª. a Corintios 12.21-22), el que se crea autosuficiente, está extraviado de la verdad (Santiago 5.19-20), y va rumbo a la muerte, al igual que cuando era “inconverso”.

 

 

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado en Febrero de 2014