3.- Los Planos de Jesucristo

LOS PLANOS DE EDIFICACIÓN

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Todas las cosas del antiguo pacto (los mandamientos, las ordenanzas, el tabernáculo, las funciones de los levitas, las diversas ofrendas y holocaustos, etc.) no son una realidad, son solo sombras de lo que había de venir (colosenses 2:17). Y sin embargo, se le ordenó a Moisés que hiciera todas esas cosas conforme al modelo que se le había mostrado (Hebreos 8:5).

 

  1. Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

  1. Quien edifique la iglesia a su manera, con sus mejores ideas pero no conforme al modelo establecido por Jesucristo, no piense que va a recibir galardón, pues sus obras, aunque parecieran muy portentosas, se van a quemar (1ª. Corintios 3:12-15), porque en realidad un atleta que está compitiendo así, está descalificado por no luchar de acuerdo a las reglas (2ª. Timoteo 2:5). Inclusive en esta condición está luchando fuera del ring.

 

  1. Al edificar la iglesia de Cristo, en primer lugar debe colocarse la piedra angular, que es Cristo (Efesios 2:20b), porque en la verdadera iglesia de Cristo nadie puede poner otro fundamento (1ª  Corintios 3:10). Existen muchas iglesias que se autodenominan cristianas pero no lo son, pues han puesto por fundamento –quizá sin darse cuenta- algunas sombras de la antigua ley, y siguen escuchando y predicando más a Moisés que a Jesús (Mateo 17:5 y 2ª Corintios 3:15).

 

  1. La piedra angular no se coloca repitiendo una oración (Mateo 6:7a), tampoco enseñándoles a las ovejas una lista con los mandamientos de Jesús. La piedra angular se coloca haciendo lo que el perito arquitecto Pablo: Señales, milagros y prodigios en cada nueva congregación que esté plantando.

 

  1. Al edificar la iglesia de acuerdo con tus mejores ideas, tus mejores planes, etc. no estás poniendo a Jesús como piedra angular, sino a ti mismo (Jeremías 18:15). Jesucristo nos dice en el nuevo testamento cómo quiere ÉL que edifiquemos SU iglesia, para lo cual es necesario seguir los lineamientos del nuevo pacto, deshaciéndonos de las ordenanzas de la ley de Moisés, porque ya está derogada (Efesios 2:15 y colosenses 2:14 y otras).

 

  1. En muchas iglesias los obreros van, bautizan, supuestamente hacen discípulos de Jesús; pero no hacen las demostraciones de poder sobre las cuales debe estar basada la fe de todo creyente (1ª. a Corintios 2.4-5, 1a. a Tesalonicenses 1.5). En realidad solo están haciendo que la gente sea discípulos de ellos mismos, con lo cual la iglesia se está edificando de manera diferente a lo que está marcado en los planos.

 

  1. Además de colocar la piedra angular, también deben colocarse los cimientos. Esto es que la iglesia debe estar sostenida por apóstoles y profetas (Efesios 2:20a). La falta de estos dos ministerios equivale a construir una casa sin cimientos, cualquier terremoto espiritual la va a derrumbar. Existen muchas iglesias en esta situación.

 

  1. Los ministros que realizan la obra de edificar la iglesia, deben haber sido escogidos por Dios, no por sí mismos o por otros hombres. En Antioquía, estando reunidos unos maestros y unos profetas, el Espíritu Santo apartó a Bernabé y a Saulo como apóstoles (Hechos 13:1-2). Este es el método de selección que se debe cumplir para que un ministro realmente sea escogido por Dios. De otra manera, no será Jehová quien edifique la iglesia, y resultarán en vano tantos eventos planeados en la agenda (salmo 127:1).

 

  1. Muchas personas que en la actualidad están desempeñando un ministerio, lo hacen porque de todo buen corazón se apasionaron por el Señor (lo cual humanamente es muy encomiable, desde luego) y consideraron que siendo pocos los obreros, ellos tenían qué participar en la obra. Sin embargo, en muchos de estos casos se trata de conversiones parciales, pues no se ha dado el proceso de cambiar su manera de pensar, de ser transformados por la renovación de su entendimiento (romanos 12:2, efesios 4:23), de llegar a tener la mente de Cristo (1ª. Corintios 2:16), razón por la cual hacen la obra según sus mejores ideas o como les enseñaron gentes venidas de otra nación (Jeremías 10:2).

 

  1. El objetivo de edificar la iglesia es lograr que todos alcancemos la estatura de Cristo (Efesios 4:13), es decir que logremos la madurez espiritual necesaria para recibir la adopción de hijos, la cual se alcanza si es que Cristo verdaderamente nos redime de estar bajo la ley (gálatas 4:5). Mas si nosotros todavía continuamos practicando algunas ordenanzas de la ley de Moisés, es que no hemos sido redimidos de la maldición de la ley (gálatas 3:10-13) y por lo tanto, aunque seamos dueños de la herencia, no podemos recibirla por nuestra condición de niños espirituales (gálatas 4:1), y de esclavitud (Gálatas 4.24-25 y 30).

 

  1. Por eso es necesario que en cada iglesia estén funcionando los nueve ministerios (Efesios 4:11 y 1ª. Corintios 12:28-30). Este es el plano que Jesucristo creó para que los santos seamos perfeccionados, y ningún ministro solitario, por más hábil que sea, por más dones y cualidades naturales que tenga, no puede perfeccionar él solo a los santos hasta alcanzar la estatura del varón perfecto.

 

  1. Esta labor de edificación desarrollada en equipo, requiere que los ministros se sometan unos a otros, y no todos a uno como en la gran mayoría de las iglesias es costumbre, porque en el cuerpo de Cristo ningún miembro es más que otro, aunque parezca realizar una función más digna, más noble ó más perfecta que la de otros. La sumisión mutua (Efesios 5:21) es una mezcla indispensable capaz de proporcionar la unidad y consistencia que tanto le hace falta a la iglesia. Las jerarquías de mando no existen entre los discípulos de Jesús (Mateo 20:25-27).

 

  1. Si usted es de los ministros que consideran ya obsoletos algunos de los cinco ministerios de perfeccionamiento (Efesios 4.11), por supuesto que no habrá manera en que sea manifiesto que Jesucristo ya los constituyó allí en su iglesia, porque Dios es respetuoso de nuestras convicciones. No actúa conforme Él quiere cuando nosotros no creemos que pueda hacerlo, o  si no se lo permitimos. Le recomendaría que medite sobre esta situación, pues por seguir tradiciones humanas, filosofías y huecas sutilezas según el mundo (Colosenses 2.8), hemos invalidado el mandamiento de Cristo, igual que los religiosos judíos (Marcos 7.7-9).

 

  1. El poder de Dios es un elemento indispensable para edificar la iglesia correctamente. Una iglesia sin el poder de Dios es la prueba más contundente de que no es Dios quien la está edificando (Salmo 127.1), porque el evangelio del reino no consiste en mucha palabrería, mucha elocuencia, sino en poder (1ª. Corintios 4:20) que se manifieste en hechos reales, señales, milagros, prodigios, etc. El poder de Dios es, además, prueba de salvación (1ª. Corintios 1:18). Si el reino de Dios consiste en poder, y ese poder no existe en su iglesia, entonces ¿qué reino es el que se está predicando?

 

  1. La iglesia primitiva, en su proceso de gestación, tuvo un período de espera a fin de recibir poder de lo alto (hechos 1:8) el día de su alumbramiento. Este período es un paso necesario para los ministros que quieran corregir la edificación que ya hicieron no conforme a los planos de Jesús. Estos son algunos de los elementos que no han estado siendo considerados adecuadamente por muchos obreros que, según ellos, están edificando la iglesia de Dios.

 

  1. A fin de que los ministros puedan ahora edificar correctamente conforme al modelo, es necesario cambiar lo incorrecto. Por supuesto que para derribar y destruir (Jeremías 1:10), se requiere autoridad espiritual verdadera, que capacite a los ministros como obreros competentes del nuevo pacto para corregir lo deficiente (Tito 1:5).

 

  1. Así mismo para empezar de nuevo a edificar, es indispensable que los ministros sean personas que verdaderamente militen en el Espíritu, de manera tal que tengan autoridad para destruir no a las personas, sino las fortalezas, argumentos y altiveces (2ª. Corintios 10:4) que operan en ellas de forma natural  oponiéndose a la reconstrucción.

 

  1. Dura tarea es esta de derribar para volver a edificar; pero seguramente no es tan duro como dar de coces al aguijón construyendo fuera del plano, así que es algo que podremos soportar, más aún considerando que al edificar de acuerdo con el modelo, será Dios quien realmente esté dirigiendo la obra al mando de obreros no improvisados.

 

  1. ¿Cómo dice? ¿Que sustituya algunas de las enseñanzas que he impartido durante tantos años hasta hoy? Si, si, entiendo, es muy duro que a un joven rico se le pida que venda todos sus bienes y reparta a los pobres para hacerse tesoros en el cielo, humanamente se entiende la tristeza. Pero considere usted esto: Si edifica conforme a los planos, todo será mejor y más fácil. Nomás imagínese la gran diferencia que sería contar con el poder de Dios, que Dios testificara junto con usted con señales, milagros, prodigios, etc. (Hebreos 2:4), como debiera ser lo normal en toda congregación (1ª. a Corintios 12.29).

 

  1. Los que servían a las sombras de la ley tuvieron el valor y el denuedo para hacer lo que se les ordenó según el consejo de su Señor (Esdras 10:2-4). Nosotros que decimos servir a Jesús, ¿nos quedaremos en lo mismo?

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Actualizado a febrero de 2014