19.- Ecumenismo

Si de aquello que solo era figura y sombra de las cosas celestiales, a Moisés le fue ordenado que lo hiciera conforme al modelo que se le mostró en el monte (Hebreos 7.44 y 8.5), ¡¡¡cuánto más nosotros!!!, si queremos ser ministros competentes del nuevo pacto, no de la letra de la ley (2ª. a Corintios 3.6), deberíamos obedecer al Señor (Juan 14.15), y edificar la iglesia de Jesucristo conforme al diseño que ÉL nos muestra en el nuevo testamento, porque Jesucristo no es mediador del viejo pacto (Hebreos 12.24), como tampoco es sacerdote levita del pacto antiguo (Hebreos 7.11).

 

Repetimos muchas veces que el Señor viene ¡pronto, ya!; pero eso no sucederá todavía mientras nosotros no hayamos forzado a entrar (Lucas 14.23) a la plenitud de los gentiles (Romanos 11.25) y se halla predicado este evangelio del reino (Mateo 24.14). ¿Está Israel bajo ataque? Es culpa de nosotros los “cristianos”, porque hemos nulificado la obra pacificadora de Jesús en la cruz entre Israel y los demás pueblos (Efesios 2.14-16), al hacer que las iglesias vivan en una mezcla de ambos pactos, siendo que Jesucristo ya abolió el antiguo (Efesios 2.15, Colosenses 2.14, Hebreos 7.18-19 y otras), porque cuando se hace un nuevo testamento, el anterior pierde su validez (Hechos 8.13).

 

Si viviéramos en la locura de la cruz como lo hicieron aquellos ministros competentes de la iglesia primitiva, Dios continuaría hoy y durante todas las generaciones (Efesios 2.7) destruyendo la sabiduría de los sabios y el entendimiento de los entendidos, por las demostraciones de poder (1ª. a Corintios 1.19 y 18, 2.4-5 y 4.20), manifestadas a través de ministros aprobados (Hebreos 2.4). Haciéndolo así, la iglesia cumpliría su misión en este mundo ante los principados y potestades celestiales (Efesios 3.10) que todavía lo gobiernan por la escasez de ministros que militen en el Espíritu (2ª. a Corintios 10.3-5). 

 

ECUMENISMO:

DIFERENTES DOCTRINAS EN

CONVIVENCIA

(Solo para ministros de la iglesia)

 

  1. Ecumenismo: Religión. Tendencia o movimiento que intenta la restauración de la unidad entre todas las iglesias cristianas. (Esta es una definición incompleta).
  2. La palabra Ecuménico viene del griego “oikoumenikos” la cual significa que pertenece a toda la tierra habitada.
  3. El ecumenismo se refiere a toda iniciativa que apunte a una mayor unidad o cooperación religiosa entre las iglesias.

En su sentido más amplio, esta unidad o cooperación puede referirse a una unidad mundial religiosa, por la advocación de un mayor sentido de espiritualidad compartida entre las tres religiones abrahámicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Más comúnmente, sin embargo, el ecumenismo es usado en un significado más específico, en referencia a una cooperación mayor entre las diferentes denominaciones religiosas de una sola de estas confesiones.

  1. Así, se define el ecumenismo cristiano como el movimiento que pretende la re-unión en auténtica unidad de las Iglesias cristianas.
  2. En 1995, Juan Pablo II publica la Carta Encíclica Ut unum sint, en la cual se insta a la unión de las iglesias cristianas mediante la fraternidad y la solidaridad al servicio de la humanidad, lo cual ya no coincide con la definición del inciso a), y lo más importante: No es la unidad mandada por Jesucristo (Efesios 4.1ss).[]

En la práctica, el ecumenismo ha venido a ser el acercamiento, la convivencia, la participación interdenominacional en cursos, congresos, cruzadas y diversos eventos; pero sin que ninguna iglesia deje de ser lo que es doctrinalmente. Cada uno permanece en su propia doctrina, y de esa manera, nunca se va a lograr la verdadera unidad en el espíritu.

En esta circunstancia, el movimiento ecuménico viene a ser otra doctrina de hombres, ya que se opone totalmente a las enseñanzas de Jesús:

  1. Todos conocemos la oración de Jesús (Juan 17:20-26) para que quienes creyéramos en Él llegásemos a ser perfectos en la unidad a fin de que el mundo se diera cuenta de que Jesús fue enviado por el Padre, y creyera.

Teniendo como testigo principal en contra de nosotros el hecho de que el mundo no ha creído, debemos de concluir que los “creyentes” no estamos unidos. Eso es indudable e irrefutable.

  1. La unidad que Jesús anhela está manifestada por el apóstol Pablo en su carta a los Efesios (4:1-6); pero haciendo una comparación de este texto bíblico con la realidad de las iglesias, nos damos cuenta que:
    • Versículo 1: Andamos indignamente porque la vocación a que Jesús llama es la unidad,
    • Versículo 2: Los líderes de las iglesias no son humildes y mansos, pues no se soportan entre sí con paciencia y en amor,
    • Versículo 3: Hemos sido negligentes y apáticos respecto a la falta de unidad en el Espíritu,
    • Versículo 4: Hemos creado un gran número de organizaciones humanas con diferente esperanza de vocación. La iglesia visible al mundo es muchos cuerpos de Cristo,
    • Versículo 5: Todos decimos que Jesús es nuestro Señor, pero tenemos diferente fe y diferentes formas y doctrinas acerca del bautismo y otros puntos. Los mentirosos no pueden heredar el reino de los cielos,
    • Versículo 6: Por lo cual no tenemos un solo Dios y Padre.
  2. Los pasos ecuménicos que las iglesias han dado, son infructuosos, son obras de gentiles que andan en la vanidad de su mente, obras de madera, hojarasca o heno (1ª. a Corintios 3:12), que se van a quemar cuando sean pasadas por fuego.
  3. Quizá hemos querido ser aún mejores que Jesús mismo, reuniéndonos “hermanos” de diferentes denominaciones para cursos y congresos; pero sin tocar las diferencias en asuntos tan importantes como los ya citados de Efesios 4. Nos importa más nuestra muy buena manera de pensar que la enseñanza de Jesucristo sobre este punto, la cual está muy clara (2ª. de Juan 9-11).
  4. La condición actual de la iglesia es a causa de que muchos hombres han entrado encubiertamente convirtiendo en libertinaje la gracia de nuestro Dios, para los cuales está reservada la condenación (Judas 4).
  5. Quienes realizan reuniones “ecuménicas” conforme al punto 4 que antecede, más útil les resultaría que “contendieran ardientemente por la fe que les ha sido dada” (Judas 3), si es que de verdad están convencidos de su doctrina y de su comunión personal con el Espíritu.
  6. En conclusión, si alguien quiere participar en un movimiento ecuménico real que nos lleve a la unidad en el Espíritu, ese alguien necesita empezar por vivir en comunión con el Espíritu, porque humanamente no es posible lograr la unidad. Si no hay acuerdo entre dos personas (dos iglesias), es porque no hay comunión con el Espíritu en una de ellas o en ambas.

La unidad de los creyentes solo será posible cuando hayamos sido glorificados por el Padre con la misma gloria que le dio a Jesús (Juan 17:20). Entonces tendremos una sola fe, un solo bautismo, una sola doctrina, un solo Dios y Padre. En esto debiéramos ocuparnos antes que pretender la unificación por medios humanos, y por el establecimiento de dogmas y doctrinas, que dividen a las iglesias.

Pongo a disposición de usted el estudio completo de la carta a los hebreos titulado “Hebreos del siglo 21”.

 

 

 

 

Ministerio de Enseñanza “Nuevo Pacto”

Hno. Ramón Oliveros Ochoa

Hna. María Auxilio Carrillo Ibarra

Septiembre de 2011